Capítulo 99. La primera vez.

Narra Marta.

Camino hacia casa, pensando en si ir a ver a Harry o no, ya que me parece que se ha constipado o algo así y no quiere que vaya a verlo, según él está feo cuando se pone malo, menuda tontería, pero supongo que acabaré por ir a verlo, aunque no quiera, ya que no pienso dejarlo solo por muy cabezón que se ponga.

Un choque y acabo en el suelo, como me suele pasar, aunque hacía ya tiempo que no acababa en el suelo al chocar con alguien por la calle, justo el mismo tiempo que hace que no veo a...

--Andy-susurro al verlo parado frente a mí.

Él me mira a los ojos por un momento, antes de suspirar y agacharse tendiéndome la mano para que me levante.

Estoy casi segura de que es él, pero... parece que ha cambiado... Su pelo ya no está alborotado ni aniñado, parece como si simplemente hubiera dejado de colocarlo tanto y lo llevara de cualquier manera. Sus ojos... ya no brillan, no se iluminan al verme, es como si no me vieran, como si se hubieran apagado para siempre, al igual que su sonrisa, la cual no puedo ver, ya que su cara se mantiene intacta y seria. Se parece mucho a Andy, pero me cuesta mucho creer que realmente es él, porque está claro que su físico es el mismo, casi, pero... ya no parece derrochar esa felicidad por todos y cada uno de sus poros, esa felicidad que antes contagiaba a todo el mundo, sino más bien al revés, parece... destrozado, roto de dolor, triste y hundido y eso es exactamente lo que me transmite.

Se da media vuelta con intenciones de irse, pero le agarro de un brazo para que no se escape y hable conmigo.

--Oye-digo molesta por su comportamiento.

--¿Qué?-pregunta algo borde, mirándome con hostilidad.

--Hola-respondo tratando de ignorar su mal genio.

--Hola-responde sin más.

--¿Cómo estás?-pregunto tratando de sonar amable.

--Vivo.

--Ya lo veo-susurro disgustada por como me habla-¿Cómo te sientes?

Una sonrisa ácida como un limón cruza por su cara, enviándome malas vibraciones, anticipándome que algo malo va a ocurrir, pero de igual manera me encuentro aquí, frente a él, esperando a que me diga lo que está pasando por su mente.

--¿Quieres que te diga la verdad o lo que quieres oír?-pregunta manteniendo esa sonrisa de burla en la cara.

--La verdad-respondo en bajo.

¿Por qué me trata así? Pensé que iba a estar bien sin mí, que estaría... como si yo nunca hubiera pasado por su vida, que dejaría de... quererme y él estaría bien, feliz, queriendo a una persona que pudiera corresponderlo. Cosa que no parece, pero que tampoco me hace entender la forma en la que me trata.

--¿Cómo mierdas quieres que me sienta?-pregunta con dureza-¿Cómo quieres que me sienta si... después de abrirte mi corazón y decirte lo que sentía por ti dejaste de hablarme, empezaste a ignorarme y ni siquiera me mirabas? Dime, ¿cómo esperas que me sienta?

--Pensé que estarías mejor sin mí-respondo en voz baja.

--¿Mejor sin ti?-pregunta con el mayor sarcasmo que puede haber en este mundo, antes de soltar una carcajada de la misma manera-¿Cómo voy a estar mejor si parece que te doy asco?-pregunta escupiendo las palabras-Si parece que te da asco estar cerca de alguien que te quiere, que tiene sentimientos por ti, pero claro, como no soy tan jodidamente perfecto como tu estúpido Harry, soy alguien repulsivo que no merece que le quieran, es eso ¿verdad?-pregunta... de una forma en la que realmente no esperaba verlo nunca, ya que... me asusta verlo así.

Siempre pensé que era agradable y bueno como todo el mundo, pero... parece que Ane tenía razón cuando me dijo que lo mataría del dolor al ignorarlo, solo pensando que así se encontraría mejor, sin mí.

--Me preguntaste como una idiota sin querías que dejáramos de ser amigos y fuiste tú la que se alejó, huyendo de mí, como si te fuera a contagiar algo-sigue con su discurso acerca de sus sentimientos rotos, mientras noto como parece tener un nudo en la garganta, ya que noto su voz algo ahogada-¿Pues sabes como me siento? Me siento como un enorme gilipollas que pensó que tenía alguna probabilidad con una niña como tú, pero está claro que el idiota de Andrew no merece ser querido, solo porque es feo ¿cierto? Pues mira, seré feo, pero aparte soy el único idiota que seguiría queriendo a una niñata como tú a pesar de todo y también soy el estúpido que te ama muchísimo más que tu querido Harry. Pero eso a ti no te importa ¿verdad?-dice lo último en voz baja.

Se da media vuelta dispuesto a marcharse, pero de nuevo le detengo, rogando porque las palabras vuelvan a mi boca, ya que me he quedado realmente muda al oírle hablar de esa manera, tan... destrozada y dolida.

Hago que se dé la vuelta, dejándome ver como sus ojos sueltan lágrimas como si no tuviera fin, cuando debería ser yo la que llorase por sus palabras, pero parece que le ha dolido a él más verme que a mí que me reproche todo el dolor que le he causado.

Caigo en su muñeca y en como falta la pulsera, nuestra pulsera, la de nuestra ficha de puzzle, la que se unía y la que yo sigo llevando, pero él... no la tiene.

--Andy, ¿dónde está tu pulsera?-pregunto en voz baja.

--¿Para qué la quiero si no significa nada?-dice aún con dureza pese a que llore como nunca.

--Sí que significa algo-respondo con voz quebrada-Significa que tú y yo vamos a ser amigos para siempre, que vamos a estar juntos, como las fichas de un puzzle.

--No, esta vez no es así, lo siento-dice zafándose de mi agarre para seguir su camino.

Me pongo delante de él para detenerlo, cosa que de extraña manera consigo, pero no por mi tamaño, sino porque parece que una parte de él quiere permanecer conmigo, aunque le duela que no podrá tenerme.

Ane tenía razón, a él le basta con saber que yo estoy bien, con saber que soy feliz aunque él no cause siempre me sonrisa, y yo, solo por creer que era lo mejor para él, me he alejado, he roto nuestra amistad, he dejado que una pieza se perdiera y ahora el puzzle queda incompleto.

--¿Por qué no me dijiste que querías que hablásemos?-pregunto en voz baja.

--Si me acercaba a ti... pensé que te sentirías obligada a quererme de alguna manera, que me cogerías más asco y repulsión, que no querrías verme más si tan solo trataba de ser tu amigo, pero es que yo no sé ser tu amigo, nunca fuiste solo mi amiga, a mis ojos siempre fuiste algo más, y ya... no sé ni como hablarte sin darte a entender que estoy enamorado de ti, sin que te sientas incómoda conmigo...

--Pensaba que era lo mejor para ti-admito.

--Si yo ahora te arrancara el corazón ¿podrías vivir?-pregunta en voz baja, a lo que yo niego con la cabeza lentamente-¿Entonces cómo quieres que yo viva sin ti? Eres... de lo poco que me mantiene a flote en la vida y... te vas, así como así. ¿Y piensas que eso es lo mejor?

--Lo siento...-digo como última esperanza.

--El daño ya está hecho-susurra antes de rodearme y seguir hacia delante en su camino.

Debería simplemente dejarlo ir, dejar que se vaya, que cure su corazón roto, pero ¿perder a un amigo por algo así? No, quizás no sería justo, ni para mí ni para él, aunque sería lo más razonable, ¿pero con qué lógica? ¿Qué ganaría yo dejándole ir? Perdería un amigo y rompería su vida, quizás solo hasta que me olvide y encuentre a otra persona, quizás no me pueda olvidar y viva el resto de su vida anhelándome y pensando en justo este momento en el que se fue de mi lado.

Cuando apenas ya ni le veo por la calle reacciono y decido en apenas un segundo que no vale la pena perder un amigo por esto, que quizás él pueda aprender a quererme como a una amiga y podamos estar juntos, por lo que salgo corriendo tras él, tratando de alcanzarlo y cuando al fin lo hago y pienso que no se detendrá porque le gire otra vez, él lo hace, como si tuviera yo más fuerza que él, como si le pudiera, aunque quizás así sea, pero de manera mental y no física.

Antes de que pueda pensarlo más tiempo y me arrepienta de lo que voy a hacer, le doy lo último que quizás se espere, que quizás yo misma me espero de mí misma, y lo último que espero le asegure que no le tengo asco, ni miedo, que merece ser querido por alguien, aunque puede que esa no sea yo aunque así él lo vea.

Junto mis labios a los suyos, tratando de que no se vaya y se quede aquí, que siga conmigo, de que termine de rellenar el puzzle con su ficha.

Él pasa sus manos por mi cadera, pegándome a él y tratando de que el beso sea para siempre y que pueda sentir esto a cada momento, pero tanto él como yo sabemos que no podría ser.

Deja su frente pegada a la mía una vez se separa de mí y coge mi cara entre sus manos, con restos de lágrimas aún en sus mejillas y una pequeña y torcida sonrisa en sus labios.

--Quédate a mi lado-le pido.

--Haces conmigo lo que se te viene en gana-dice con esa pequeña sonrisa.

Besa mi frente con cuidado y acto seguido me abraza con fuerza, dejándome apretada contra su pecho, el cual se mueve de manera irregular, podría decir que hasta le tiemblan las piernas, cosa que me hace sonreír divertida.

Ahora solo queda rezar porque nadie haya sacado una foto de esto y Harry se ponga histérico y todo arreglado.

En realidad creo que he actuado mal, debería de haberle dejado marchar, ahora solo sufrirá conmigo, estando a mi lado y viendo como nunca podré quererle, pero espero, que si de verdad me quiere, se conforme con verme feliz como su amiga.

Narra Niall.

--No hace falta que vengas, irlandés-oigo que dice con voz realmente apagada y enferma.
--Voy a ir, quieras o no, voy a cuidarte y no hay más que hablar.
--Te lo voy a contagiar-dice con voz quejica.
--No tiene porqué, no pienses en negativo. En diez minutos estoy allí-digo antes de colgar, sin dejar que me interrumpa más.

Salgo de casa lo más rápido que puedo, cogiendo las llaves del coche y metiéndome en éste con rapidez, antes de arrancar y salir pitando de casa.
¿Qué la cuesta decirme que puedo ir a verla? Si sabe que lo voy a hacer de igual manera, solo quiero cuidarla, no es nada malo. Es estar con ella, abrazarla y si me contagio, pues bueno, ya me curaré, ni que fuera algo de vida o muerte.
Espera... ¿Y si es por eso que no quiere que la vaya a ver? ¿Porque está... muy enferma? ¿Pero mucho... mucho como para poder... morir...? No... no puede ser, me lo habría dicho ¿verdad? Además... ella está sana, desde siempre, nunca ha parecido enferma, no... no puede estar tan grave, porque.... porque ella no puede irse de mi lado, no, no puede, no puede dejarme solo...
Sin darme cuenta piso a más el acelerador hasta llegar a su casa, donde dejo aparcado el coche como pillo y salgo corriendo a su casa, pensando en que se puede ir de mi lado en cualquier momento.
Llamo al timbre repetidas veces y con velocidad, rezando porque no sea nada grave, hasta que Anne me abre la puerta, mirándome con diversión y algo de ternura.

--Es solo gripe-me dice antes de nada con una sonrisa llena de diversión-Lo único que puede pasar es que te lo pegue, pero si te quieres arriesgar, ya sabes dónde está-dice riendo entre dientes.

Siento un peso salir de mí con fuerza, casi doliendo, pero me deja mucho más tranquilo, al confirmarme que es solo gripe y que no la pasa nada más, solo se encuentra mal y ya está.
De igual manera entro en la casa y subo de inmediato a su habitación, llamando antes a la puerta para entrar.

--Pasa-oigo que dice en apenas un susurro, un susurro que me parte de lado a lado.

Abro la puerta despacio y paso a la misma velocidad, cerrando la puerta tras de mí. 
Ella está tumbada en la cama, acurrucada entre las sábanas, con los ojos cerrados con fuerza y las lágrimas cayendo de sus preciosos ojos sin saber porqué.
De dos grandes pasos me coloco a su lado y me arrodillo, quedando a una altura cerca de la suya, sintiéndome destrozado por verla de esta manera.

--Cariño, no llores-susurro pasando el dorso de mi mano por su mejilla para apartarlas.

Su piel está muy caliente y sus lágrimas cayendo una tras otra sin cesar. Abre sus ojos dolorida, confundida de verme al principio, pero acto seguido frunce el ceño de nuevo.

--Te he dicho que no vinieras-murmura enfadada.
--Y yo te he dicho que iba a venir a cuidarte-digo antes de dejar un beso en su frente.
--No quiero que me veas así-dice cabreada metiendo su cabeza bajo las mantas-estoy lamentable.
--Estás preciosa-digo tirando de las mantas para que saque la cabeza fuera.
--Mentiroso-dice sin dejar de llorar, pero enfadada.
--¿Por qué lloras?-pregunto preocupado-Si quieres... puedo irme, pero me quedo abajo con tu madre, ¿vale?-digo tratando de negociar con ella.
--No lloro porque quiera que te vayas. En realidad quiero que te quedes, es egoísta por mi parte...-susurra.
--¿Entonces por qué lloras?-pregunto algo divertido.
--Tengo gripe, mis músculos se debilitan, caen solas las lágrimas, yo no hago nada-dice con algo de humor-Y con eso te digo... creo que he ido a hacer pis como hace cinco minutos y necesito ir otra vez o que consigas empapadores-dice desarropándose.

Río entre dientes y antes de que diga nada la cojo en brazos para que no tenga que levantarse y así evitar caídas por si se siente mareada.
Bajo su ropa y hago que se siente para que haga pis, mientras tanto yo me quedo con una rodilla apoyada en el suelo enfrente de ella, esperando a que termine para ayudarla de nuevo.
Me recuerda... al día que nos conocimos... Cuando iba borracha perdida, besó a Harry y después tuve que llevarla a casa y con ello ayudarla a hacer pis, acto seguido me pidió que me quedara con ella.
Ahora no está borracha, pero sí mareada, también puede que vomite como aquella noche, pero no se ha besado con Harry por lo menos, algo es algo. Esta vez no lleva ese vestido largo hasta los pies que tanto me gusta, sino que va con un pijama veraniego, lo que hace que esta vez no tenga más remedio que verla, pero otra diferencia entre entonces y ahora es que ahora la tengo ya vista y en ese momento me asustaba hasta lo que viera.

--Sí, la situación es para descojonarse-dice ella irrumpiendo en mis pensamientos, con una sonrisa débil, pero divertida.
--No me río por eso-digo rodando los ojos antes de ponerme en pie para ayudarla a volver a la cama.
--No, seguro que no te ríes de tener que ayudar a tu novia a mear porque no controla casi la vejiga, claro-dice divertida, aún lágrimas cayendo de sus ojos, aunque parece que no puede evitarlo.

Ella se coloca la ropa mientras yo la sujeto ya que se ve un poco inestable. La muevo hasta el lavabo donde ella se lava las manos, con mi pecho pegado a su espalda y mis manos cogiendo su cintura para que no se caiga.

--Me hace gracia que esta sea la segunda vez que lo haga-respondo mirándola en el espejo.

Nuestros ojos se encuentran en él y ella me mira extrañada, como si no supiera de lo que hablo. Aunque se lo grité cuando estaba enfadado en aquel momento, ella no debe de recordarlo, no me extraña, estaba bebida hasta las trancas y después con la resaca, como para acordarse.

--¿Cómo que segunda vez?-pregunta extrañada.

Río entre dientes mientras la cojo en brazos y la llevo a la cama de nuevo, dejándola sentada y tapándola con la manta, antes de sentarme en el suelo frente a ella.

--Vamos, dime ¿cómo que segunda vez?-insiste confundida.
--Nada, nada-digo tratando de no estallar a reír.
--Niall...-me dice en tono amenazante-no me cabrees que te toso en la cara y te estás levantando cada diez minutos a mear tú también-me advierte.

Río entre dientes antes de responder, ya que la veo capaz de hacerme cualquier cosa para que me pegue la gripe.

--La noche del día en el que nos conocimos, ibas tan borracha que cuando intentabas hacer pis te caías, así que te ayudé-digo resumiendo.
--Dime que no es cierto-dice en un gemido lastimero, escondiéndose entre las sábanas de nuevo.
--Es la realidad, cielo-respondo divertido.
--Oh Dios...-dice avergonzada-¿Y por qué tienes que acordarte de algo así?-pregunta molesta, aún debajo de las sábanas.
--Porque fue la primera vez que te vi en persona, la primera vez que hablé contigo, la primera vez que bailé contigo, la primera vez que fuiste descalza para que no pareciera tan bajito-digo divertido-la primera vez que estuve en tu casa, que vi a tu madre, que me vomitaste encima, que Harry te protegió de mí, que te dije que te quería, que me pediste que me quedara contigo...
--Espera-dice cortando mi lista de primeras veces, sacando la cabeza de entre las sábanas-Repite lo último-me pide.
--Que fue la primera vez que me pediste que me quedara contigo-repito sin más.
--No... Antes de eso.
--Que fue la primera vez que Harry te protegió de mí, como iba a besarte en el baile...
--¡No! ¡Justo entre medias!-exclama.
--No me acuerdo de en qué orden lo he dicho-respondo divertido.
--Has dicho... que fue la primera vez que me dijiste que me querías-dice sonriente.

Mi cara se pone roja de un golpe al ver que tiene mayor capacidad de retentiva y que me presta más atención de lo que había supuesto, ya que no debí de recordarla algo tan penoso como que la dije que la quería cuando iba borracha.

--Me acuerdo de eso-dice con una sonrisa de oreja a oreja.
--¿Qué?-pregunto confundido.
--Que me acuerdo, así... como algo borroso, no sé, supongo que las cosas importantes no se olvidan-dice sonriente.
--Eso...está bien, supongo-respondo sin saber qué más decir-¿Te encuentras mejor?-pregunto al darme cuenta de que por sus mejillas ya no corren más lágrimas.
--Sí, algo sí, supongo que el medicamento empieza a hacer efecto-dice acurrucándose en la cama-¿Te puedo pedir algo?-pregunta con cara de niña buena.
--Uy..., miedo me da-digo divertido-Sabes que me puedes pedir lo que sea que yo te lo consigo, cueste lo que cueste-digo acariciando su mejilla con cuidado.
--Tienes que... arriesgar tu vida-dice como si fuera lo más peligroso del mundo-y tumbarte aquí conmigo-dice removiéndose a un lado, dejando hueco para mí.
--Lo acepto, pero si me pongo malito yo, me vienes a cuidar-respondo divertido, levantándome del suelo.
--Eso está hecho-dice sonriente.

Saco las cosas que tengo en los bolsillos para que no se caigan en la cama, y lo voy poniendo sobre la mesilla de noche, dejando un total de: la cartera, el móvil, las llaves de casa, las del coche, un paquete de pañuelos a medio abrir, un chicle y un preservativo.
Esto último hace que ella me mire con diversión y que yo sienta mi cara enrojecer mientras sonrío negando con la cabeza, viendo que no tiene remedio.

--Dejemos esto más escondido por si entra tu madre-propongo.
--Será lo mejor-responde divertida.

Trato de abrir el cajón que hay en la mesilla, pero ella lo cierra con fuerza, sin dejarme abrirlo, cosa que me extraña notablemente.

--Ahí no, guárdalo en el otro-me pide nerviosa.
--¿Por qué?-pregunto alzando una ceja, divertido-¿Qué escondes?-pregunto tratando de abrir el cajón.
--No, Niall, enserio, me cabreo-me advierte.
--¿Tienes cosas de chica mala? Como tengas un vibrador me sentiré ofendido-digo divertido.

"Forcejeo" con ella, por así decirlo, ya que ella apenas tiene fuerzas y acabo por apartarla, dejando campo libre para mí para ver qué hay en el cajón que no quiere que vea. Me imagino infinidad de cosas, pero ninguna tiene nada que ver con lo que veo al abrir dicho cajón.
"Prueba de embarazo negativa" pone en un papel, haciendo que mi corazón por mi momento tenga una chispa de ilusión, al ver que ella pensó que podía estar embarazada y podríamos tener un pequeño, cosa que no pienso de primeras, pero... no me importaría, para nada. Pero esa chispa de ilusión se apaga de golpe y es sustituida por la traición y el dolor cuando veo "Afiliación genética con: Harry Styles - Negativa"
Saco los papeles de esos análisis con cuidado del cajón y los pongo sobre mi regazo. Ella simplemente ha dejado de pedirme que no lo haga y se ha quedado callada, sentada a un lado de la cama.
Miro los papeles una y otra vez, de arriba abajo, sin comprender prácticamente nada de lo que dicen, entre los nervios, el dolor y que está escrito con lenguaje de médico, como para entenderlo, pero me entero de lo suficiente como para saber que Ane se acostó con Harry y pensó que estaba embarazada, pero no de mí, sino de él.
Dejo los papeles con fuerza sobre la mesilla y me levanto de la cama de un golpe, para acto seguido darme la vuelta y ver como ella llora, pero esta vez no porque sus músculos no lo controlen, sino porque he descubierto de qué iba todo ese rollo que tienen desde que se conocieron.

--¿Quiero que me lo expliques o simplemente debería largarme de aquí y no volver a verte?-pregunto lo más tranquilo que puedo.
--Niall...-dice ella con voz rota, debido a lo sensible que está por el malestar general y los medicamentos-Por favor... déjame... déjame explicártelo... No es lo que parece.
--Pues a mí me parece que te has estado follando a Harry y en una de esas pensaste que te había hecho un bombo, ¿o acaso me equivoco?-digo con dureza.
--Solo... solo fue una vez... Fue en la fiesta de Louis... bebimos y... un chico estaba fumando marihuana y...
--Oh, estabais borrachos y drogados, genial-digo tratando de controlarme y no ponerme a gritar y a romper lo que pille de la ira.
--Niall... por favor-me pide completamente rota-Yo no quería... no eramos nosotros... era el alcohol, te lo juro... yo te quiero-dice entre lágrimas.
--Seguro-digo dando media vuelta con intenciones de salir de allí lo antes posible.
--¡No Niall! ¡Por favor! ¡No te vayas!

Y de nuevo, la súplica está ahí, al igual que cuando nos conocimos, de nuevo me pide que me quede con ella, que no me vaya, que no la deje, que quiere que esté a su lado.
Resoplo con frustración, deteniendo mi paso, pero quedando de espaldas a ella.
Quizás.... quizás me esté diciendo la verdad y ella no se dio apenas cuenta, estaban... demasiado bebidos como para saber lo que hacían... Puede que ni siquiera lo recuerden y solo sepan que lo hicieron por como se encontraron a la mañana siguiente, puede que ni siquiera llegaran a hacerlo pero lo piensen por ese mismo motivo.
Decido quedarme con la última opción y evitar enfadarme con ella, porque aunque me duela en lo más profundo que haya tenido una noche loca con Harry, más me duele pensar en tener que dejarla y en que no volveré a verla, en que llorará por mí, arrepentida porque en realidad no quiso hacer tal cosa.
Suspiro pensando en que soy el mayor calzonazos que puede haber en la historia y me doy media vuelta, para ver como ella llora como en la vida nadie ha llorado, ahogándose en sus propias lágrimas y peor que todo eso; su vejiga ha optado por no aguantar más ante tanta presión y simplemente ha reventado. La pobre se ha hecho pis encima sin darse siquiera cuenta, debido a lo débil que está.
Me acerco a ella de nuevo, sentándome en el borde de la cama y simplemente paso una mano por su pelo para que sepa que no me voy a ir, que me voy a quedar con ella y que.... la perdono, supongo...
Huevón. Calzonazos. Imbécil. Me repite mi mente una y otra vez, pero no puedo enfadarme con ella, mucho menos viéndola de esta manera tan lastimera.

--Ya, tranquila-digo en voz baja-estoy aquí, cielo, estoy aquí...
--No te vas a ir...-murmura entre jadeos.
--No, no me voy a ir a ningún lado. Pero tú deberías ir a darte un baño, mi vida-digo riendo entre dientes.

Ella me mira extrañada, con las cejas fruncidas, sin saber a lo que me refiero. Lo que yo diga, ni siquiera se ha dado cuenta de que se le ha escapado.
Señalo con un dedo la mancha que se ve por toda la manta que la cubre justo en la cintura y ella se pone roja de inmediato, lo más roja que en mi vida haya podido verla, casi asusta el color que su cara adquiere por la vergüenza de su percance, pero yo tan solo río en bajo antes de levantarme de nuevo de la cama.
La destapo con cuidado, viendo la que ha liado ella sola sin haberse dado cuenta y de nuevo la cojo.

--No, Niall, bájame, esto ya es bastante humillante-me pide en voz baja.
--Calla anda, calla, que si no fuera un novio huevón ahora estaría haciendo esto tu madre-digo divertido.
--Como se lo cuentes a alguien puedes morir de forma dolorosa-me advierte apoyando su cabeza en mi hombro en lo que llegamos al baño.
--No se lo voy a decir a nadie, no soy tan mala persona-digo rodando los ojos-Además, no sé para quién sería más vergonzoso, si para ti que te has hecho pis encima con dieciocho años o para mí que tengo una novia con problemas de incontinencia.
--Sabes perfectamente que es por la gripe-me reprocha.
--Ya, ya-digo divertido.

Hago que se siente sobre la tapa del inodoro mientras yo lleno la bañera, ya que si se pone de pie acabará por resbalar.
Me muevo hasta ella una vez ajustado el agua caliente y fría para que al llenarse esté templada, y me coloco frente a ella, quien me mira avergonzada mordiendo su labio inferior, antes de agachar la cabeza como una niña pequeña.
Río por lo bajo mientras me dispongo a quitar su ropa, empezando por la camiseta y siguiendo hasta que acaba sin nada, aún abochornada.

--Lo siento-oigo que dice mientras echo a lavar su ropa mojada.
--¿Qué sientes?-pregunto extrañado, cerrando los grifos ya que está la bañera suficientemente llena.
--Haberme... acostado con Harry y... hacerme pis encima-dice en bajo.
--Da lo mismo-digo en un suspiro-Pero no volveré a salir de una fiesta sabiendo que está Harry cerca ¿te parece?
--Me parece-responde con una pequeña sonrisa.

La cojo en mis brazos con cuidado antes de dejarla en la bañera sentada, exactamente como una cría, solo que en versión grande y seguro que si la gravo con algo sería porno, pero vamos, sino es por eso, igualito a una niña pequeña.

--¿Puedes tú sola con ello mientras yo apaño la cama?-pregunto alcanzándola el jabón, una esponja y el champú.
--Niall, deja de hacerme sentir más penosa-me pide en bajo-Deja lo de la cama, ahora lo hago yo ¿quieres?
--No te hago sentir más penosa, te ayudo-respondo simplemente-¿Entonces puedes tú sola o me quedo aquí?
--Puedo yo sola-me responde en un murmullo sin mirarme a los ojos.
--Oye-digo moviendo su cara con mi mano izquierda para que me mire-¿Te acuerdas de cuando fuiste a mi casa la primera vez, que mi familia se puso a sacar todos mis defectos y tú dijiste que me querías así, con mis defectos incluidos?-pregunto en bajo, mirándola a los ojos. Ella asiente despacio con la cabeza-Pues yo te quiero a ti así, con tu muelle flojo cuando coges gripe ¿vale?

Beso sus labios de manera corta antes de levantarme del suelo y salir del baño, dejando que ella se duche sola, aunque espero que me llame para que la ayude a levantarse, porque sino podríamos tener un grave accidente.
Quito las sábanas de su cama y las bajo a la cocina hechas un gurruño para poder echarlas a lavar, cuando me encuentro con Anne, mirándome algo extrañada.

--¿Quieres saberlo?-pregunta extrañada.
--Me parece que no-respondo divertido.

Ella se aleja de la cocina, manteniendo sus manos en alto en señal de rendición mientras yo echo a lavar las cosas.
Creo que ella tardará un rato en bañarse, así que mientras tanto... iré a hacer una visita al vecino, o sea sé, a Harry, porque de esta no se libra sin un rapapolvo.
Subo a la habitación de nuevo tratando de no hacer ruido y cojo los papeles de los análisis antes de salir de casa, en dirección a la de Harry.
A ver qué excusa me pone...
Llamo al timbre, lo que provoca gritos dentro de la casa.

--¡QUE TE VAYAS A TU CUARTO!-se oye la voz aguda de Louis, bastante cabreada.
--¡NO QUIERO!-responde el que supongo que es Harry, con voz congestionada y algo afónica.
--¡NO TE LO REPITO MÁS VECES HARRY STYLES, MUEVE TU CULO A LA HABITACIÓN!
--¡SI HABLAMOS DE CULOS HABLEMOS DEL TUYO!

Y la puerta se abre, dejándome ver a un Harry con el mismo aspecto, exacto que Ane; cara de no haber dormido, piel más pálida de lo usual, lágrimas cayendo sin control alguno, cara de malestar y cansancio, pero al contrario que Ane, Hazza está de pie, frente a mí y no en cama, como quizás debería y como le está ordenando Louis aún a gritos, pero éste hace como si lo ignorara.
Parece que Harry se ha contagiado de Ane.

--¿Qué hay Niall?-pregunta con una pequeña sonrisa.

No le digo nada, tan solo le muestro los papeles de los análisis, haciendo que su sonrisa se borre y que ponga una de culpabilidad y de echarse a llorar. Creo que debí de haber esperado a echárselo en cara cuando se encontrara mejor, porque ahora con lo sensible que está no creo que pueda ni gritarle de enfado.

--Niall... te lo puedo explicar-se apresura a decir con voz rota-No es lo que parece... nosotros solo... bebimos y... había un chico con un porro y...

Por lo menos la coartada es la misma, cosa que me asegura de que es verdad, o al menos eso quiero creer.

--Está bien, Harry-digo sin más.
--Lo siento-dice echándose a llorar.
--No, espera Harry, no llores-trato de calmarlo-O mejor, llora cerca del baño-digo empujándole dentro de casa para que no haya más escapes provocados por la debilidad de la gripe.
--¿Qué?-pregunta él extrañado.
--Ane también está con la gripe, los músculos se debilitan tanto que no controlas nada, absolutamente nada, si encima haces fuerzas para llorar, la puedes liar parda-le advierto.
--Pero... ¿no estás enfadado conmigo?-pregunta confundido.
--No... Bueno, sí lo estoy, pero... no importa-digo resoplando-Pero no os dejaré solos a los dos juntos habiendo alcohol de por medio ¿entendido?

Él asiente con la cabeza como un niño bueno, restregando su nariz para apartarse las lágrimas y los mocos, supongo. Suspiro por la lastimita que me da verlo tan vulnerable, ya que al fin y al cabo es mi amigo, y simplemente le abrazo con fuerza, sabiendo que acabaremos todos malos, pero bueno, esperemos estar recuperados para cuando las chicas terminen las clases, ya que tenemos una pequeña sorpresa para ellas y no me gustaría que se arruinara.