Narra Marta.
Termino el último de los ejercicios que tenía para hoy y apenas son las cuatro, más que genial, ya tengo toda la tarde libre para que mis amigas estén con sus novios ignorándome y el mío propio, no quieran ni verme, bien todo, más tiempo para comerse el coco con gilipolleces.
Me dejo caer en la cama, resoplo mirando al techo tratando de no pensar en nada, pero me es imposible, demasiado imposible, mi cabeza siempre tiene que andar pensando algo, en este caso pensando en alguien, en Harry.
¿Cuál se supone que es su problema? ya no sé hace cuánto que no le veo, que no le escucho, que no habla conmigo, sé más de él por las cuentas de updates que por mí misma, que se supone que soy su novia, pero solo se supone, como siempre.
El timbre de mi casa suena, lo que hace que una pequeña parte de mí se esperance y emocione pensando que es Harry, pero otra me contradice y opina que no será él, ¿por qué iba a serlo? ¿porque es mi novio? sí, claro, como si tuviera algo que ver, al menos según su punto de vista.
Oigo voces abajo, alguien está hablando, reconozco la voz de mi madre, pero no sé de quién es la otra masculina que habla con ella, no es Harry ni ninguno de los chicos, eso más que seguro, por lo que tampoco me preocupo demasiado.
Unos toques en la puerta de mi habitación hacen que me levante de mi cama y me acerque a abrir la puerta.
--¿Qué pasa?-pregunto a mi madre, la cual me mira algo confundida.
--Hay un chico ahí abajo que dice que quiere verte-dice extrañada-habla con acento... yo diría que escocés, ¿le conoces de algo?
--¿Escocés? ¿Es moreno y con ojos castaños?-pregunto algo sorprendida.
--Sí, sí lo es-responde en voz baja para que no nos oigan desde abajo-dice que se llama Andrew y que es amigo tuyo, pero a mí no me suena.
--Sí, sí es amigo mío-me apresuro a decir sonriente.
Salgo de mi cuarto por completo y bajo las escaleras rápidamente para ver a Andy con las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros azul marino algo holgados, mirando el hall de mi casa con sus preciosos ojos castaños y su pelo revoltoso, con una sudadera verde como la hierba que se ve a través de una chaqueta más gruesa color negro.
Su mirada se encuentra con la mía, haciendo que su sonrisa se ensanche notablemente.
--Hola-dice algo vergonzoso.
--Hola-respondo divertida-¿Qué haces aquí? ¿Pasa algo?
--No, no, no pasa nada-dice nervioso-es solo que... como has dicho que si quería que saliéramos solo te avisara pues... aquí estoy-dice sonriente-¿Estás ocupada o algo? No hace falta que sea hoy si no puedes... o no te apetece-dice algo triste.
--No, está bien, debería salir un rato y...-dejar de pensar un puñetero segundo en lo que estará haciendo Harry-despejarme-digo sonriente.
--Entonces, vamos-responde de la misma manera.
Echo una mirada hacia mi madre, que está en lo alto de las escaleras, mirando a mi amigo con algo de desconfianza y recelo, pero yo tan solo ruedo los ojos antes de coger una chaqueta y salir por la puerta.
--¿A dónde vamos?-pregunto una vez fuera.
--No lo sé, llevo aquí solo unos días ¿recuerdas?-dice divertido-no sé muchos lugares a los que ir-admite avergonzado.
--Puedo hacerte una visita guiada por Londres-me ofrezco amable.
--Estaría bien-responde con un asentimiento de cabeza.
Acabamos por recorrernos todo Londres, desde los lugares más famosos y populares, como el Big Ben, el London Eye, El Palacio de Buckingham, con sus graciosos soldados y demás lugares a los que los turistas suelen venir y fotografiar, hasta lugares poco conocidos de Londres pero que a mí me encantan y que no dudo en enseñar a mi amigo.
Un par de horas después, incluidas las risas, las bromas y las fotos, volvemos a casa, ya anocheciendo después de una buena tarde.
Con un ligero aire, mi piel se pone de gallina pese a mi chaqueta, lo que hace que Andy de improviso me meta en su gran abrigo y caminemos juntos, pisándonos el uno al otro, pero más calentitos, por lo menos yo.
Un tropiezo hace que caigamos al suelo como era de esperar, sin hacerme demasiado daño, pero con su cuerpo sobre el mío, aprisionándome ligeramente, pero lo suficiente como para no sentirme incómoda o agobiada.
--Lo siento, lo siento-se apresura a decir preocupado, aún sobre mí.
--No te preocupes, tranquilo-digo medio riendo.
Sus labios también se curvan en una sonrisa, antes de dirigirse a mi mejilla, con intención de besarla amigablemente, por lo que no pongo oposición, pero de repente dejo de notar su peso junto a mí, cosa que me extraña, aunque me extraña más aún ver que Harry es el causante de todo ello.
--¿¡QUIÉN ERES TÚ Y QUÉ MIERDAS HACES CON MI NOVIA?!-grita lleno de enfado, poniendo el cuerpo de Andrew con brusquedad contra un árbol, con tanta fuerza que hasta a mí me duele.
--Yo... yo solo... no sabía que tenía novio-se trata de excusar con nerviosismo.
--¡SÍ CLARO! ¡Y YO SOY GILIPOLLAS!-responde Harry con sus manos agarrando el cuello de su sudadera-Es mi novia, mía, ¿lo captas?-dice en voz más baja, pero increíblemente más amenazante.
--¡HARRY!-grito acercándome a ellos-¡DÉJALE!-le exijo.
--Marta ve a casa con los chicos-me ordena sin mirarme a la cara.
--No, Harry, tú no me mandas-le respondo muy segura.
--Marta, hazlo-me exige.
--No hasta que le sueltes.
Él gira su cabeza para mirarme, haciendo que más de la mitad de la rabia se esfume de un plumazo y afloje sus manos de la chaqueta de Andrew, quien se la coloca y le mira con una mezcla de miedo y enfado.
--¿Estás bien?-pregunto asustada.
--Sí, no me ha tocado, tranquila-dice Harry muy seguro.
--Le preguntaba al chico que ha sido zarandeado por un psicópata sin motivo-digo sarcástica antes de mirar a Andy, que trata de disimular una sonrisa por el corte que le acabo de dar a Harry.
--Sí, no te preocupes-responde sonriente-pero creo que debería irme ya-habla mirando a Harry.
--Sí, yo también lo creo-comenta Harry mirándole con enfado, a lo que yo ruedo los ojos.
--Esta bien, me lo he pasado genial hoy, mañana si quieres podemos ir más lejos-le propongo.
--Eso sería genial-responde él-mañana nos vemos-dice antes de besar mi mejilla con cariño-y... controla un poco tu rabia macho, vas a acabar en la cárcel-comenta con humor mirando a Harry, el cual está sujeto por Louis y Zayn para que no le ataque de nuevo.
Andrew se aleja con la manos en los bolsillos hasta el punto que no le diferencio entre la oscuridad de la tarde y a la distancia a la que va.
Es entonces cuando me giro hacia Harry y veo como está más tranquilo, algo más pálido de lo normal, pero más tranquilo aunque no deje de mirar con el ceño fruncido el lugar por el que se acaba de ir mi amigo.
--¿Pero tú eres gilipollas o qué te pasa?-le suelto cabreada-Me ignoras durante días y ahora eres tú el que viene aquí y pega a mis amigos, vete al médico Harry, se te ha descolocado algo en la cabeza.
--¿Yo? ¿Yo he sido quien te ha ignorado? Por favor, mira tu móvil y dime cuántas llamadas mías tienes-dice muy seguro, tratando de mantener la calma.
Hago lo que me dice y saco el móvil de mis vaqueros, acto seguido entro en el registro de llamadas para ver que esta vacío de llamadas perdidas, como desde que salí de casa.
--¿Qué quieres que mire? ¿Que no te importo lo suficiente para llamarme?-pregunto con un cabreo fuera de lo normal, pero dolida, tratando de no llorar.
--¿Perdona?-pregunta alucinado-¡Llevo tratando de llamarte desde hace horas y no me lo coges!
--¡Eres un completo falso! ¿¡No ves que no hay llamadas?!-grito enseñandole la pantalla del móvil.
Él lo mira sorprendido, antes de que sus ojos prendan en llamas del enfado, apriete sus puños a ambos lados del cuerpo y la mandíbula con fuerza.
--Ha sido él-murmura-¡Ha sido él!-exclama al borde de un ataque.
--¿Pero de qué mierdas me hablas?-pregunto tratando de no pegarle un guantazo que se merece.
--¡Ese... imbécil ha borrado mis llamadas y mis mensajes!-exclama señalando el lugar por el que se ha ido Andy.
--Oh, perfecto, ahora ves cosas que no existen-digo cruzando mis brazos.
--¿¡Pero no lo ves que ha sido él?!-grita exasperado.
--¿¡Por qué iba a haber sido él?!-grito de la misma forma.
--¡Porque le gustas y quiere separarte de mí!
--¡Oh Dios, eres tan infantil Harry, y tan estúpidamente celoso!-estallo-¡Si te preocuparas más de mí y me hicieras un mínimo de caso sabrías que es mi amigo! ¡Solo mi amigo! ¡Y también sabrías que le he enseñado la ciudad porque es nuevo aquí!
--¡OH! ¡PERDONA PORQUE ME DEN BAJONES DEPRESIVO-ANORÉXICOS! ¡LA PRÓXIMA VEZ TE AVISO PARA QUE TE ORGANICES Y PUEDAS FOLLÁRTELO A GUSTO!
--¿Qué?-pregunto con un hilo de voz.
¿Acaba de decir...bajones depresivo-anoréxicos? no, eso... eso no puede ser, Harry no es así... ¿verdad?
--¡Que la próxima vez quedas con él y te lo follas si tanto quieres!-dice cabreado.
--¡MIRA HARRY, ME IMPORTA UNA JODIDA MIERDA TUS ESTÚPIDOS CELOS SIN SENTIDO!-grito más fuerte que él, haciendo que el sonido retumbe en las calles y que algunas personas que pasean me miren, pero que ahora mismo me da igual que lo hagan.
Para fortuna mía, él se calla y deja de gritar, dejándome terminar la frase y poder respirar antes de hablar de nuevo tratando de no gritar y no montar más espectáculo del que ya es, ya que los chicos están a un lado sin saber qué hacer o qué decir.
--¿Qué significa que te dan bajones depresivo-anoréxicos?-pregunto lo más tranquila que puedo, sintiendo una fuerte presión en el pecho.
Él me mira algo sorprendido, creo que del enfado ni siquiera se ha dado cuenta de que lo ha dicho, pero ahora puedo ver en sus ojos como se arrepiente de haberlo mencionado, ya que retira su mirada de la mía y la dirige al suelo, mordiéndose el labio inferior.
Una parte de mí quiere abrazarlo fuertemente y que me cuente todo, que confíe en mí y me diga que solo es una tontería, que no va enserio, pero otra quiere darle un puñetazo por haber sido un tremendo idiota con Andy solo por ponerse celoso e inventarse cosas como que mi nuevo amigo se ha puesto a borrarme las llamadas y mensajes que se supone que él me ha mandado.
Harry no dice nada más y se da media vuelta hasta meterse entre los chicos, como si fuera un fuerte y ellos le protegieran, cosa que parece que es así, ya que Zayn y Liam se ponen rígidos como estatuas y parecen ocultarle de mí en su espalda mientras que Louis le pone bajo su brazo y Niall le dice algo en voz baja.
--¿Me vas a explicar lo que significa o no?-pregunto al borde del llanto porque se aparte de mí.
Su mirada se encuentra con la mía entre la protección de sus amigos, pero la aparta con rapidez. ¿Qué coño significa eso y qué es lo que me oculta con tanto miedo? ¿Qué es lo que los cinco me ocultan? ya que parece que los chicos saben de qué va la cosa, pero parece que no quieren que yo lo sepa.
Parece que se van los cinco en comanda, sin decir nada más, dejándome sola en medio de la calle aún con la chaqueta de Andy, la cual tendré que devolverle mañana, si es que le veo de nuevo después de la amenaza de Harry.
--Harry...-digo en voz baja, llamándole y suplicándole con vuelva a mi lado y me explique todo, que me diga qué es lo que le pasa y que me abrace, que me bese y que me diga que siente lo que le ha hecho a Andrew, que esté aquí, junto a mí...
Pero parece que mi llamada no es lo suficientemente alta, o que no quiere hacerme caso, ya que camina a paso lento entre los chicos, quienes le consuelan por algún motivo que yo no sé y que puede que sea el mismo motivo que no me quieren contar.
--¡HARRY!-grito esta vez, caminando tras ellos.
Esta vez mi voz sí que es lo suficientemente fuerte, ya que se detiene en la acera y se gira a mirarme extrañado, pero con lágrimas en los ojos.
¿Qué mierdas está pasando? ¿Por qué llora? ¿Por qué no me cuenta el motivo del que llore? yo siempre he estado ahí, para él, sin importar nada más, solo él y yo, pero parece que las cosas han cambiado sin yo haberme si quiera enterado.
Los chicos parece que le hablan o le discuten algo, le intentan convencer o algo por el estilo, pero él tan solo parece negar con la cabeza mientras se quita las lágrimas y parece decirles que está bien. Los cuatro se apartan, quitándole esa protección que ellos le dan y comienza a caminar hacia mí, con paso no demasiado decidido, pero igualmente lo hace, con la mirada de los chicos quietos en la acera, observando como se mueve hacia mí.
Sus miradas se clavan en mí cuando él está cerca, haciéndome sentir desconcertada; Louis me mira con un profundo enfado, Liam con una marcada decepción, Zayn con algo de tristeza, y Niall, como siempre, alegre y contento, aunque en el fondo parece preocupado.
Harry llega hasta mí y se queda quieto, mirando al suelo y con las manos en los bolsillos de los pantalones.
--¿Qué?-pregunta simplemente.
--¿Cómo que qué?-pregunto con un nudo en la garganta.
--Me has llamado ¿no?-dice atreviéndose a mirarme a los ojos-¿Por qué qué lo has hecho?
--Porque... quiero estar contigo y que me expliques todo-respondo con voz temblorosa.
Él resopla mirando el suelo.
Me encantaría poder entrar en su cabeza y saber qué es lo que le pasa, por qué se comporta de esta manera tan extraña, por qué no me ha llamado y encima dice que el culpable ha sido Andrew, que el pobre solo se ha llevado un golpe y un susto por culpa de Harry.
Echa una mirada a ambos lados de la calle para percatarse de que hay gente cerca de nosotros y puede que bastantes haciendo fotos, por lo que frunce el ceño y yo solo cojo su mano antes de arrastrarlo hasta llegar a mi casa, en la que creo que no hay nadie y me alegro de ello, ya que si tengo que gritar a Harry que es un idiota por hacer daño a mi amigo, no vendrá alguien a preguntar el porqué.
Hago que suba hasta mi cuarto y que entre, donde me quedo de brazos cruzados esperando que me dé una explicación de su ataque de celos y de sus palabras que provocan un fuerte nudo en mi pecho.
Él solo abre la boca alucinado mirando mi cuarto. Es entonces cuando mi miedo y mi enfado desaparecen y son reemplazados por el nerviosismo y la vergüenza, ya que Harry nunca ha venido a mi cuarto y es un poco obvio que por todas, absolutamente todas las partes hay algún póster de ellos, lo que es embarazoso para mí y creo que algo incómodo para él.
--Eh...-trato de excusarme, pero no encuentro ninguna razón lógica para esto.
--¿Cómo puedes dormir aquí?-pregunta extrañado mirando las paredes, el techo, el armario, en fin, todo lo que hay en mi cuarto de ellos, que es mucho, según mi madre demasiado.
--Pues bien-admito con algo de humor-Pero estamos aquí para hablar de otra cosa.
--¿Y cuando te cambias?-insiste él-O sea, ¿eres capaz de desnudarte frente a tantos ojos observándote?-pregunta alucinado-aunque claro, quizás te hayan llevado a hacer otras cosas menos inocentes estos pósters-murmura observándolos.
--¡HARRY!-me quejo avergonzada, a lo que él no puede evitar reír.
--Y será verdad-murmura divertido.
--Para de decir tonterías y explícame a qué ha venido eso de ahí abajo.
Él suspira antes de dejarse caer en mi cama, sobre un edredón de One Direction y que él observa algo incómodo de estar poniendo el culo en la cara de alguno de sus compañeros, creo que Zayn, aunque solo sea de manera impresa.
Juguetea con sus dedos nervioso, sin decirme nada.
--Harry...-le pido-dímelo, ¿qué te pasa?
Él alza su mirada y sonríe tímidamente antes de alcanzar mi mano con una de las suyas y tirar con fuerza hasta que quedo sentada en su regazo. Suspira observándome sin saber qué decir, acaricia mi mejilla con cuidado antes de besarla, pero sigue sin decirme nada de nada.
--Harry-insisto-solo quiero entenderlo.
Él suspira, mirándome a los ojos a la corta distancia en la que nos encontramos uno del otro. Tan solo deja caer su cabeza en mi hombro, escondiendo su cara en mi cuello. Alzo mi mano hasta acariciar sus rizos, enredando mis dedos entre ellos para que pueda contarme qué le ocurre.
Desde que le conozco, de manera personal me refiero, me he dado cuenta de que no es el Harry Styles que sale en la televisión, ni mucho menos, es realmente sensible y no con la mejor autoestima que una persona puede tener, me atrevo a admitir, por lo que no sé el motivo de que me haya ignorado durante los últimos días, ni el porqué de esos celos hacia Andrew, pero estoy segura de que tiene algo que ver con la inseguridad que suele sentir, que suele sentir hacia que yo le deje. Enorme estupidez, no le dejaría ni aunque me pagaran por ello, ni aunque... no sé, no se me ocurre nada lo suficientemente valioso para mí como para tan siquiera poder plantearme compararlo con Harry.
--Lo siento-murmura él finalmente-no quise hacer daño a... tu amigo-dice con un fondo de enfado.
--Tranquilo, supuse que no querías hacerlo-respondo aún acariciando despacio su pelo-Ahora me vas a explicar qué significa eso de... bajones depresivo-anoréxicos-pido en voz baja.
Se toma unos segundos en silencio, aún con su cara en mi cuello, sin responderme, antes de separarse de mí, mirarme con una pequeña sonrisa y coger mi mano con la suya despacio.
--No es nada, olvídalo-dice acariciando mi mano.
--Si no hubiera sido nada no lo hubieras gritado-respondo muy segura.
Aparta la mirada de mis ojos y la sonrisa se borra de su rostro. Mira hacia el suelo antes de suspirar y responderme, o al menos de soltarme alguna excusa, aunque espero que no sea así.
--Sabes que tengo una autoestima de mierda ¿verdad?-dice forzando una sonrisa para que no sea tan duro de hablarlo.
--Sí-admito con un nudo en la garganta, esperando que me diga que no significa lo que pienso, aunque creo que no va a ser el caso.
--Con la baja autoestima llegan los complejos y esas cosas-dice en bajo.
--Sí-repito de nuevo, ya que creo que es lo único que puedo decir en estos momentos.
--Pues eso me pasa-admite en un susurro-No es tan malo como parece-se apresura a decir para no preocuparme-en realidad estoy... más o menos bien... supongo.
--¿Con eso quieres decir que tienes problemas con la comida?-pregunto temiendo la respuesta.
--Sí, se podría decir, pero no te preocupes, no es tan malo como la gente lo pinta, lo prometo.
--Harry, sí que es tan malo con la gente lo dice, quizás hasta peor que eso-digo preocupada, tratando de buscar sus ojos y que me mire, pero tiene la cabeza gacha, mirando al suelo-quizás deberías... no sé, ir al médico.
--Me encuentro bien-me asegura con la cabeza aún agachada.
--No me refiero al médico de cabecera, Hazza... Me refiero a un psicólogo.
--¿Qué?-pregunta alzando la mirada hasta que sus ojos se encuentran con los míos, para poder observar como está más cabreado de lo que esperaba-¿¡Me estás diciendo que vaya con los locos?!-pregunta alzando la voz, levantándose de la cama, haciendo que yo también lo haga.
--No es para los locos-trato de hacerle comprender, pero creo que se lo ha tomado demasiado a mal.
--¡Sí! ¡Sí que lo es y lo sabes!-me dice muy convencido-¡Yo no estoy loco! ¡Estoy perfectamente!
--No lo estás-digo en bajo, tratando de tranquilizarlo-Y no es para la gente que está loca, esos son los psiquiatras, y ni siquiera en esos sitios van gente que esté totalmente loca. Necesitas ir.
--No pienso ir a un loquero-dice sin gritar ya, mirándome serio y muy seguro.
--Harry, por favor-le pido acercándome un paso que él retrocede negando con la cabeza.
--No necesito ir allí-dice muy seguro.
--Pero Harry, es solo por ayudarte-le explico dolida-Sabes que no está bien que pienses de esa manera, que tengas ese problema con las mujeres, que no comas, que pienses de ti mismo de esa manera, que... te cortes.
Él me mira a los ojos, sabiendo que tengo razón, pero rápido retira la mirada hacia el suelo, con el ceño fruncido, parece que pensando en lo que debe o no debe hacer.
Aprovecho para acercarme a él de forma lenta, me siento aliviada cuando no retrocede, tan solo se queda quieto, por lo que camino hasta quedarme a su lado. Le observo, observo su pelo castaño cayendo hacia abajo, su cara pálida, sus facciones algo duras y ahora dolidas, sus ojos verdes a través de sus rizos, bajo un ceño fruncido, pero a pesar de todo, le sigo viendo tan hermoso como desde el momento en el que le vi por primera vez y tanto como seguro que cuando nació.
Me atrevo a pegarme a él, quedando mi torso pegado al suyo y opto por apoyar mi cabeza en su pecho, con mis manos rodeándolo y abrazándolo con fuerza, a lo que él responde a los pocos segundos, abrazándome de la misma manera, apoyando su barbilla sobre mi cabeza.
No dice nada más, hasta que suspira y de nuevo oigo su grave voz.
--¿Vendrás conmigo?-pregunta asustado.
--Iría hasta el fin del mundo solo por ti...
Sus miradas se clavan en mí cuando él está cerca, haciéndome sentir desconcertada; Louis me mira con un profundo enfado, Liam con una marcada decepción, Zayn con algo de tristeza, y Niall, como siempre, alegre y contento, aunque en el fondo parece preocupado.
Harry llega hasta mí y se queda quieto, mirando al suelo y con las manos en los bolsillos de los pantalones.
--¿Qué?-pregunta simplemente.
--¿Cómo que qué?-pregunto con un nudo en la garganta.
--Me has llamado ¿no?-dice atreviéndose a mirarme a los ojos-¿Por qué qué lo has hecho?
--Porque... quiero estar contigo y que me expliques todo-respondo con voz temblorosa.
Él resopla mirando el suelo.
Me encantaría poder entrar en su cabeza y saber qué es lo que le pasa, por qué se comporta de esta manera tan extraña, por qué no me ha llamado y encima dice que el culpable ha sido Andrew, que el pobre solo se ha llevado un golpe y un susto por culpa de Harry.
Echa una mirada a ambos lados de la calle para percatarse de que hay gente cerca de nosotros y puede que bastantes haciendo fotos, por lo que frunce el ceño y yo solo cojo su mano antes de arrastrarlo hasta llegar a mi casa, en la que creo que no hay nadie y me alegro de ello, ya que si tengo que gritar a Harry que es un idiota por hacer daño a mi amigo, no vendrá alguien a preguntar el porqué.
Hago que suba hasta mi cuarto y que entre, donde me quedo de brazos cruzados esperando que me dé una explicación de su ataque de celos y de sus palabras que provocan un fuerte nudo en mi pecho.
Él solo abre la boca alucinado mirando mi cuarto. Es entonces cuando mi miedo y mi enfado desaparecen y son reemplazados por el nerviosismo y la vergüenza, ya que Harry nunca ha venido a mi cuarto y es un poco obvio que por todas, absolutamente todas las partes hay algún póster de ellos, lo que es embarazoso para mí y creo que algo incómodo para él.
--Eh...-trato de excusarme, pero no encuentro ninguna razón lógica para esto.
--¿Cómo puedes dormir aquí?-pregunta extrañado mirando las paredes, el techo, el armario, en fin, todo lo que hay en mi cuarto de ellos, que es mucho, según mi madre demasiado.
--Pues bien-admito con algo de humor-Pero estamos aquí para hablar de otra cosa.
--¿Y cuando te cambias?-insiste él-O sea, ¿eres capaz de desnudarte frente a tantos ojos observándote?-pregunta alucinado-aunque claro, quizás te hayan llevado a hacer otras cosas menos inocentes estos pósters-murmura observándolos.
--¡HARRY!-me quejo avergonzada, a lo que él no puede evitar reír.
--Y será verdad-murmura divertido.
--Para de decir tonterías y explícame a qué ha venido eso de ahí abajo.
Él suspira antes de dejarse caer en mi cama, sobre un edredón de One Direction y que él observa algo incómodo de estar poniendo el culo en la cara de alguno de sus compañeros, creo que Zayn, aunque solo sea de manera impresa.
Juguetea con sus dedos nervioso, sin decirme nada.
--Harry...-le pido-dímelo, ¿qué te pasa?
Él alza su mirada y sonríe tímidamente antes de alcanzar mi mano con una de las suyas y tirar con fuerza hasta que quedo sentada en su regazo. Suspira observándome sin saber qué decir, acaricia mi mejilla con cuidado antes de besarla, pero sigue sin decirme nada de nada.
--Harry-insisto-solo quiero entenderlo.
Él suspira, mirándome a los ojos a la corta distancia en la que nos encontramos uno del otro. Tan solo deja caer su cabeza en mi hombro, escondiendo su cara en mi cuello. Alzo mi mano hasta acariciar sus rizos, enredando mis dedos entre ellos para que pueda contarme qué le ocurre.
Desde que le conozco, de manera personal me refiero, me he dado cuenta de que no es el Harry Styles que sale en la televisión, ni mucho menos, es realmente sensible y no con la mejor autoestima que una persona puede tener, me atrevo a admitir, por lo que no sé el motivo de que me haya ignorado durante los últimos días, ni el porqué de esos celos hacia Andrew, pero estoy segura de que tiene algo que ver con la inseguridad que suele sentir, que suele sentir hacia que yo le deje. Enorme estupidez, no le dejaría ni aunque me pagaran por ello, ni aunque... no sé, no se me ocurre nada lo suficientemente valioso para mí como para tan siquiera poder plantearme compararlo con Harry.
--Lo siento-murmura él finalmente-no quise hacer daño a... tu amigo-dice con un fondo de enfado.
--Tranquilo, supuse que no querías hacerlo-respondo aún acariciando despacio su pelo-Ahora me vas a explicar qué significa eso de... bajones depresivo-anoréxicos-pido en voz baja.
Se toma unos segundos en silencio, aún con su cara en mi cuello, sin responderme, antes de separarse de mí, mirarme con una pequeña sonrisa y coger mi mano con la suya despacio.
--No es nada, olvídalo-dice acariciando mi mano.
--Si no hubiera sido nada no lo hubieras gritado-respondo muy segura.
Aparta la mirada de mis ojos y la sonrisa se borra de su rostro. Mira hacia el suelo antes de suspirar y responderme, o al menos de soltarme alguna excusa, aunque espero que no sea así.
--Sabes que tengo una autoestima de mierda ¿verdad?-dice forzando una sonrisa para que no sea tan duro de hablarlo.
--Sí-admito con un nudo en la garganta, esperando que me diga que no significa lo que pienso, aunque creo que no va a ser el caso.
--Con la baja autoestima llegan los complejos y esas cosas-dice en bajo.
--Sí-repito de nuevo, ya que creo que es lo único que puedo decir en estos momentos.
--Pues eso me pasa-admite en un susurro-No es tan malo como parece-se apresura a decir para no preocuparme-en realidad estoy... más o menos bien... supongo.
--¿Con eso quieres decir que tienes problemas con la comida?-pregunto temiendo la respuesta.
--Sí, se podría decir, pero no te preocupes, no es tan malo como la gente lo pinta, lo prometo.
--Harry, sí que es tan malo con la gente lo dice, quizás hasta peor que eso-digo preocupada, tratando de buscar sus ojos y que me mire, pero tiene la cabeza gacha, mirando al suelo-quizás deberías... no sé, ir al médico.
--Me encuentro bien-me asegura con la cabeza aún agachada.
--No me refiero al médico de cabecera, Hazza... Me refiero a un psicólogo.
--¿Qué?-pregunta alzando la mirada hasta que sus ojos se encuentran con los míos, para poder observar como está más cabreado de lo que esperaba-¿¡Me estás diciendo que vaya con los locos?!-pregunta alzando la voz, levantándose de la cama, haciendo que yo también lo haga.
--No es para los locos-trato de hacerle comprender, pero creo que se lo ha tomado demasiado a mal.
--¡Sí! ¡Sí que lo es y lo sabes!-me dice muy convencido-¡Yo no estoy loco! ¡Estoy perfectamente!
--No lo estás-digo en bajo, tratando de tranquilizarlo-Y no es para la gente que está loca, esos son los psiquiatras, y ni siquiera en esos sitios van gente que esté totalmente loca. Necesitas ir.
--No pienso ir a un loquero-dice sin gritar ya, mirándome serio y muy seguro.
--Harry, por favor-le pido acercándome un paso que él retrocede negando con la cabeza.
--No necesito ir allí-dice muy seguro.
--Pero Harry, es solo por ayudarte-le explico dolida-Sabes que no está bien que pienses de esa manera, que tengas ese problema con las mujeres, que no comas, que pienses de ti mismo de esa manera, que... te cortes.
Él me mira a los ojos, sabiendo que tengo razón, pero rápido retira la mirada hacia el suelo, con el ceño fruncido, parece que pensando en lo que debe o no debe hacer.
Aprovecho para acercarme a él de forma lenta, me siento aliviada cuando no retrocede, tan solo se queda quieto, por lo que camino hasta quedarme a su lado. Le observo, observo su pelo castaño cayendo hacia abajo, su cara pálida, sus facciones algo duras y ahora dolidas, sus ojos verdes a través de sus rizos, bajo un ceño fruncido, pero a pesar de todo, le sigo viendo tan hermoso como desde el momento en el que le vi por primera vez y tanto como seguro que cuando nació.
Me atrevo a pegarme a él, quedando mi torso pegado al suyo y opto por apoyar mi cabeza en su pecho, con mis manos rodeándolo y abrazándolo con fuerza, a lo que él responde a los pocos segundos, abrazándome de la misma manera, apoyando su barbilla sobre mi cabeza.
No dice nada más, hasta que suspira y de nuevo oigo su grave voz.
--¿Vendrás conmigo?-pregunta asustado.
--Iría hasta el fin del mundo solo por ti...
Narra Liam.
--¿Se lo dices tú o se lo digo yo?-pregunto a Ale, aún en el coche, frente a la casa de mis padres.
Ella me mira con algo de miedo en los ojos, sin saber qué hacer, qué decir o cómo comportarse, solo para caerles bien, algo que es obvio que ya hace, sé que mi madre opina que Ale es una buena chica y a mi padre no le he oído decir lo contrario, por lo que supongo que es una buena señal también, pero aunque se lo haya dicho como cien mil millones de veces a la pobre Ale, ella sigue nerviosa y asustada, solo por el hecho de que vamos a decirles dos grandes noticias, antes de poder decirlo a todo el universo, ya que creo que es bastante obvio que prefiero que mi familia se entere por mí que por las noticias.
--Todo va a salir bien-digo antes de besar su frente con cuidado.
--¿Y si se enfadan?-pregunta preocupada.
--No lo harán, soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera-digo algo divertido, esperando que ella se tranquilice, pero no cumplo mi propósito, ya que ella tan solo suspira y baja la mirada afligida y aún asustada.
--Alejandra-susurro cogiendo su mano con cuidado-ellos me quieren a mí y por lo tanto también a ti, eres de la familia y no se van a enfadar porque nos casemos, ni tampoco porque vayamos a tener un pequeño, es más, seguro que les hace ilusión. Mi madre tiene un instinto maternal muy fuerte y siempre se entristece en mis cumpleaños porque dice que ya no soy su pequeño, aunque eso tampoco sea cierto, siempre seré su pequeño, pero un nuevo bebé te apuesto a que la encantará, es más, verás como tenemos que quitárselo de las manos en cuanto nazca-digo divertido.
Ella me mira a los ojos, con una pequeña sonrisa, acariciando despacio su tripa, antes de suspirar y asentir con la cabeza, decidida a que nada malo pasará y a que todo irá de perlas, cosa de la que estoy más que seguro.
Beso su mejilla antes de salir del coche y me acerco a su puerta para abrirla y que ella salga, cosa que hace sin pensarlo.
Coge mi mano con fuerza y nos disponemos a atravesar el jardín de casa, es entonces cuando la puerta de mi casa se abre y sale mi madre, sonriente, aunque la sonrisa se borra de su cara conforme avanzamos, haciendo que note a Alejandra ponerse nerviosa, mientras yo tan solo miro a mi madre extrañado. A ella Ale siempre la ha caído bien, la avisé de que vendría con ella, ¿a qué viene entonces que se ponga de esa manera? Mi madre abre la boca por completo, como si acabara de ver lo más alucinante del universo y tan solo viene hacia nosotros corriendo, supongo que a darme un enorme abrazo como hace siempre, pero me sorprendo cuando se para en seco y mira a Alejandra de arriba abajo.
--¿Enserio?-pregunta con ojos llorosos y una enorme sonrisa.
Ale me mira confundida, esperando a que la diga de qué va todo esto, pero yo tan solo la puedo mirar de la misma manera sin saber qué tuerca se le ha movido a mi madre esta vez para que actúe como lo está haciendo.
Mi madre abre la chaqueta de Alejandra, dejando ver un jersey de punto azul marino, donde debajo lleva una camiseta, pero mi madre ignora eso y tan solo pone las manos en la tripa de ella, antes de que una sonrisa aún más grande que la anterior se produzca en su boca al mismo tiempo que caen un par de pequeñas lágrimas.
--¡Sí! ¡Sí! ¡Lo sabía!-exclama triunfante-¡Mis corazonadas siempre llevan razón!-dice entusiasmada-Tres meses ¿verdad?-pregunta a Ale, quien se ha quedado tan pasmada como yo.
--Pero...-trato de decir-¿Cómo... cómo lo... cómo lo has sabido?-pregunto flipando.
--No lo sé, las madres lo sabemos todo. Pronto me comprenderás-dice mirando a Ale con una gran sonrisa.
Tan solo dejo caer una pequeña risa antes de colocar bajo mi brazo a Ale y besar su cabeza con cuidado.
--Venid, vamos a casa, Nicola y Ruth están aquí, ya veréis cómo se van a poner cuando las diga que tenía razón-dice mi madre entusiasmada antes de echar a andar rápidamente hacia casa.
Miro a Ale divertido y ella me mira algo sorprendida, pero feliz al fin y al cabo.
Se pone de puntillas y besa cortamente mis labios, con una de sus manos en su barriguita, justo en el momento en el que sale mi madre de nuevo.
--¡Vamos!-dice divertida desde la puerta de casa.
No puedo evitar sonreír y caminar junto a Ale hacia casa, pensando en que mi madre montará en cinco segundos una fiesta para celebrarlo.
Cada día me sorprende más, solamente lo saben unas... no sé, ocho personas, contando a los chicos y a las chicas, más Ale y yo diez, los médicos no cuentan, por lo que solo lo sabíamos diez personas y ella solo por una corazonada, ha sabido que esperamos un bebé. Mi madre es alucinante, creo que todas las madres lo son, son capaces de saber cuándo te vas a escapar de casa, cuando te vas a ir de fiesta, cuando vas o no a beber y solo ellas son capaces de darse cuenta, no tu padre, no tus tíos, no tus abuelos, no, solo ellas, solo las madres tienen ese don, y como la mía misma ha dicho, pronto Ale adquirirá ese don maternal.
Ella me mira con algo de miedo en los ojos, sin saber qué hacer, qué decir o cómo comportarse, solo para caerles bien, algo que es obvio que ya hace, sé que mi madre opina que Ale es una buena chica y a mi padre no le he oído decir lo contrario, por lo que supongo que es una buena señal también, pero aunque se lo haya dicho como cien mil millones de veces a la pobre Ale, ella sigue nerviosa y asustada, solo por el hecho de que vamos a decirles dos grandes noticias, antes de poder decirlo a todo el universo, ya que creo que es bastante obvio que prefiero que mi familia se entere por mí que por las noticias.
--Todo va a salir bien-digo antes de besar su frente con cuidado.
--¿Y si se enfadan?-pregunta preocupada.
--No lo harán, soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera-digo algo divertido, esperando que ella se tranquilice, pero no cumplo mi propósito, ya que ella tan solo suspira y baja la mirada afligida y aún asustada.
--Alejandra-susurro cogiendo su mano con cuidado-ellos me quieren a mí y por lo tanto también a ti, eres de la familia y no se van a enfadar porque nos casemos, ni tampoco porque vayamos a tener un pequeño, es más, seguro que les hace ilusión. Mi madre tiene un instinto maternal muy fuerte y siempre se entristece en mis cumpleaños porque dice que ya no soy su pequeño, aunque eso tampoco sea cierto, siempre seré su pequeño, pero un nuevo bebé te apuesto a que la encantará, es más, verás como tenemos que quitárselo de las manos en cuanto nazca-digo divertido.
Ella me mira a los ojos, con una pequeña sonrisa, acariciando despacio su tripa, antes de suspirar y asentir con la cabeza, decidida a que nada malo pasará y a que todo irá de perlas, cosa de la que estoy más que seguro.
Beso su mejilla antes de salir del coche y me acerco a su puerta para abrirla y que ella salga, cosa que hace sin pensarlo.
Coge mi mano con fuerza y nos disponemos a atravesar el jardín de casa, es entonces cuando la puerta de mi casa se abre y sale mi madre, sonriente, aunque la sonrisa se borra de su cara conforme avanzamos, haciendo que note a Alejandra ponerse nerviosa, mientras yo tan solo miro a mi madre extrañado. A ella Ale siempre la ha caído bien, la avisé de que vendría con ella, ¿a qué viene entonces que se ponga de esa manera? Mi madre abre la boca por completo, como si acabara de ver lo más alucinante del universo y tan solo viene hacia nosotros corriendo, supongo que a darme un enorme abrazo como hace siempre, pero me sorprendo cuando se para en seco y mira a Alejandra de arriba abajo.
--¿Enserio?-pregunta con ojos llorosos y una enorme sonrisa.
Ale me mira confundida, esperando a que la diga de qué va todo esto, pero yo tan solo la puedo mirar de la misma manera sin saber qué tuerca se le ha movido a mi madre esta vez para que actúe como lo está haciendo.
Mi madre abre la chaqueta de Alejandra, dejando ver un jersey de punto azul marino, donde debajo lleva una camiseta, pero mi madre ignora eso y tan solo pone las manos en la tripa de ella, antes de que una sonrisa aún más grande que la anterior se produzca en su boca al mismo tiempo que caen un par de pequeñas lágrimas.
--¡Sí! ¡Sí! ¡Lo sabía!-exclama triunfante-¡Mis corazonadas siempre llevan razón!-dice entusiasmada-Tres meses ¿verdad?-pregunta a Ale, quien se ha quedado tan pasmada como yo.
--Pero...-trato de decir-¿Cómo... cómo lo... cómo lo has sabido?-pregunto flipando.
--No lo sé, las madres lo sabemos todo. Pronto me comprenderás-dice mirando a Ale con una gran sonrisa.
Tan solo dejo caer una pequeña risa antes de colocar bajo mi brazo a Ale y besar su cabeza con cuidado.
--Venid, vamos a casa, Nicola y Ruth están aquí, ya veréis cómo se van a poner cuando las diga que tenía razón-dice mi madre entusiasmada antes de echar a andar rápidamente hacia casa.
Miro a Ale divertido y ella me mira algo sorprendida, pero feliz al fin y al cabo.
Se pone de puntillas y besa cortamente mis labios, con una de sus manos en su barriguita, justo en el momento en el que sale mi madre de nuevo.
--¡Vamos!-dice divertida desde la puerta de casa.
No puedo evitar sonreír y caminar junto a Ale hacia casa, pensando en que mi madre montará en cinco segundos una fiesta para celebrarlo.
Cada día me sorprende más, solamente lo saben unas... no sé, ocho personas, contando a los chicos y a las chicas, más Ale y yo diez, los médicos no cuentan, por lo que solo lo sabíamos diez personas y ella solo por una corazonada, ha sabido que esperamos un bebé. Mi madre es alucinante, creo que todas las madres lo son, son capaces de saber cuándo te vas a escapar de casa, cuando te vas a ir de fiesta, cuando vas o no a beber y solo ellas son capaces de darse cuenta, no tu padre, no tus tíos, no tus abuelos, no, solo ellas, solo las madres tienen ese don, y como la mía misma ha dicho, pronto Ale adquirirá ese don maternal.