Narra Marta.
El sonido de una secretaria ordenando folios y unos cuantos pies moviéndose de un lado al otro es lo único que se escucha en esta insulsa sala de espera, en la que, afortunadamente, no hay mucha gente y creo que eso ayuda a Harry a que esté más tranquilo, solo lo creo, ya que mira al suelo con las manos entrelazadas y los brazos apoyados en sus rodillas. Creo que no me ha mirado desde hace horas y me empieza a preocupar.
Pongo mi mano sobre su hombro y lo aprieto con cuidado, tratando de animarlo. Afortunadamente él responde a mi gesto de cariño y alza su mano derecha hasta alcanzar a la mía y cogerla, colocándola sobre su rodilla, esta vez entrelazando mi mano y la suya.
--Todo va a ir bien-susurro tratando de encontrar sus ojos.
--Seguro...-responde él en un murmullo.
Antes de que pueda decirle algo más, un chico de quizás mi edad, se acerca hasta nosotros dando pequeños saltitos, con una sonrisa de oreja a oreja. Su pelo es castaño, con tonos cobrizos, ojos acaramelados y mejillas sonrosadas, sonrisa blanca y brillante.
--¡Hola!-dice sonriente ese chico.
--Hola-respondo igual de sonriente.
--¿Cómo te llamas?
--Marta.
--¿Y tú?-pregunta mirando a Harry.
Éste alza la mirada del suelo, le mira indiferente y resopla frustrado antes de bajar la cabeza de nuevo.
--Harry-murmura.
--¿Y tú?-me pregunta de nuevo.
--Eh... Marta-respondo algo confundida porque me lo haya preguntado dos veces.
--¿Queréis ser mis amigos?-pregunta emocionado.
Vale, vale, lo pillo, no está muy en sus cabales, está un pelín... ido, pero eso no quiere decir que no sea agradable, aunque me da miedo que por solo decir que soy su amiga me vaya a hacer algo, o por el contrario, por no decirle que soy su amiga me dañe, por lo que solo me mantengo callada, mirándole a los ojos y viendo como se impacienta.
--¿Queréis ser mis amigos?-pregunta de nuevo.
--Alex-se oye una voz dulce-Ven aquí, no molestes a esos chicos.
--Pero es que quiero que sean mis amigos-responde quejica él, mirando hacia su derecha.
Me inclino para ver a quién mira y darme cuenta de que hay una mujer adulta, mirándolo dulcemente, con los mismos ojos y el mismo color de pelo que él, supongo que será su madre.
--Ellos son tus amigos-responde amablemente la mujer, mirándome suplicante porque no le tome en cuenta a su hijo que no está bien del todo.
--¿De verdad?-pregunta Alex de nuevo, lleno de ilusión, apartándose un paso de nosotros.
--Claro que sí, cielo.
--¡Genial!-exclama ilusionado antes de volverse corriendo a la silla que hay al lado de su madre.
Ellos dos entablan una conversación que no soy capaz de oír, sonrientes ambos, aunque se puede ver el dolor de la mujer, mirándolo preocupada por el problema que tiene su hijo, que debe de ser que algo en su cabeza no funciona del todo bien y no le permite desarrollarse a la misma velocidad que su cuerpo, ya que físicamente tiene los dieciséis, mentalmente yo calculo que unos cinco.
Desvío la mirada de ellos y me paro a ver a Harry, que parece hundirse por momentos.
--Voy a acabar como él-murmura.
--No, no es lo mismo-respondo muy segura en el mismo tono que él.
--Sí, acabaré loco perdido, con coletitas y lazos en la cabeza, usando camisas hawaianas horteras, con un tu-tú de bailarina rosa y botas militares, bailando como una niña de seis años y comiendo con cubiertos de plástico para no matar a nadie-dice en bajo.
No puedo evitar rodar los ojos ante tanta exageración por su parte. Lo que él tiene es una pequeña... depresión o algo así, no tiene ningún trastorno que vaya a hacer que se le vaya la pinza tanto como él supone.
--Alexander Potter-habla un enfermero en la puerta de una de las consultas, con una pequeña sonrisa intentando animar a la madre-te toca.
--¡Bien!-responde el muchacho pegando una salto de la silla.
Se mete corriendo en la sala con un par de juguetes en las manos y haciendo sonidos como si volaran, con su madre tras él, quien saluda al enfermero, supongo que ya se conocen de alguna consulta anterior, antes de merterse en la sala con su hijo.
--Encima se creerá el hermano de Harry Potter-habla con algo de humor Harry, ganándose un codazo en las costillas por mi parte.
--No seas cruel-le regaño.
--Es la verdad, si estuviera tan chiflado como él, yo lo pensaría-responde esbozando una pequeña sonrisa, aún sin mirarme.
La vergüenza se apodera de su cuerpo. Piensa que está loco y que le voy a dejar, casi segura de que lo piensa, algo realmente estúpido, no está loco y aunque lo estuviera a mí no me importaría, lo querría de igual manera, pero ese tampoco es el caso, el caso es que se siente tan abochornado que no quiere ni mirarme directamente a los ojos, pensando en que le voy a juzgar, algo realmente estúpido.
--Harry Styles-habla el mismo enfermero que ha indicado a Alex donde debe ir.
Harry no dice nada, se mantiene con la cabeza gacha y parece que tratando de hacerse tan pequeño como para que no le vean.
--Harry Styles-repite el médico, mirando algo extrañado por la sala, en la que solo nos encontramos nosotros dos y dos hombres adultos.
--Harry...-susurro preocupada.
No quiero obligarle a que lo haga, aunque quizás deba hacerlo solo por su bien, pero tampoco tengo fuerzas como para hacer tal cosa, quiero que lo haga por sí solo, sintiéndose lo más a gusto que pueda ser posible.
Acaricio su mano con cuidado, animándole a que haga lo que crea conveniente para sí mismo. Él tan solo suspira antes de alzar la cabeza hacia el enfermero y elevar la mano que no está cogiendo la mía.
--Yo-dice en voz no muy alta.
--La doctora le espera-dice sonriente el amable enfermero.
Hazza de nuevo agacha la cabeza sin tener muy claro si debe o no ir.
--¿Prefieres entrar solo?-le propongo tratando de hacerle esto lo menos duro posible.
--¿Qué?-pregunta mirándome por vez primera, con los ojos abiertos como platos, llenos de dolor y amenazando con soltar lágrimas-No, no me dejes solo-me pide-por favor...
--No lo haré-le aseguro apretando su mano con fuerza.
Él suspira asintiendo como la cabeza antes de levantarse de la silla y yo junto a él. Le abrazo con fuerza haciendo que él esconda su cara en mi cuello y note como su respiración es irregular debido al miedo que tiene que le puedan diagnosticar algo grave, cosa que no creo... ni espero...
Él se separa de mí, manteniendo esa mirada asustada sobre mis ojos antes de coger mi cara entre sus manos y besarme en los labios con dulzura, al mismo tiempo en el que se nota ese miedo. Finaliza el beso y deja su frente pegada a la mía, mirando mis labios aún sujetando mis mejillas entre sus grandes manos.
--Todo va a ir bien-susurro.
Asiente de nuevo con la cabeza, antes de apartar sus manos de mi cara y coger con una de sus manos una de las mías, con fuerza, con temor, con vergüenza, mientras caminamos juntos hasta la consulta que nos indica el amable y conmovido enfermero de ojos oscuros como la noche.
Al entrar me doy cuenta de que es un sitio espeluznante; paredes blancas, techo blanco, suelo blanco, sin muebles, sin armarios, sin estanterías, tan solo es un sitio... blanco y vacío. Lo único que hay en este lugar es una mesa de metal, aparentemente taladrada al suelo para que no se mueva al igual que dos sillas vacías a un lado de ésta y otra al otro lado, ocupada por una mujer de unos treinta y tantos años; pelo castaño, largo y liso hasta la mitad de la espalda, ojos grandes, castaños, ocultos tras unas gafas de color negro, nariz pequeña y respingona y una amplia sonrisa de dientes blancos y brillantes pese a estar en este siniestro lugar en el que hasta las ventanas están cerradas y con seguros. Esto no es una consulta de psicólogo, esto es una consulta de psiquiatra en toda regla...
--Sácame de aquí-oigo susurrar a Harry molesto.
--Hola-habla amable la mujer, levantándose de su asiento-Me llamo Allysia Hudson, podéis llamarme Ally-se presenta teniéndonos la mano, primero a mí y luego a Harry.
Se la estrecho educadamente y sonriendo lo justo y necesario, mientras que Harry lo hace de mala gana antes de sentarse de la misma manera en la silla, colocando sus brazos sobre la mesa, ya que con el apretón de manos me he visto obligada a soltarle.
La mujer me indica con un brazo que tome asiento en la silla libre junto a Harry.
--Está bien-dice Ally colocándose en la silla frente a nosotros-¿Cómo te llamas?-pregunta mirándome sonriente.
--Oh, yo no soy quién... está... mal-respondo incómoda.
Ella parpadea atónita antes de dirigir la mirada a Harry, quien parece molesto, mirando por las ventanas cerradas.
--Lo siento, pensé que eras tú-se disculpa-Entonces... ¿cuál es tu nombre?-pregunta mirando esta vez a Harry, pero éste no corresponde al contacto visual.
--Estoy más que seguro de que lo tienes apuntado por alguna parte-responde borde.
--Harry-le regaño.
--¿Qué? Es cierto-se excusa él.
--Bueno...-habla de nuevo Ally-la verdad es que no me gusta eso de tener el historial completo de mis pacientes en cada sesión, prefiero hablar con ellos y descubrir su historia y su problema, claro está-habla amablemente-Entonces te llamas Harry-comenta ella divertida.
--Sí-responde seco.
--¿Y tienes apellido?-pregunta divertida.
Harry resopla malhumorado antes de responder.
--Harry Edward Styles-responde.
--Está bien, ¿cuántos años tienes?
--Dieciocho.
--Bien, bien, esto es un buen paso-habla contenta la médica.
--¿Saber mi nombre y mi edad es un buen paso?-pregunta irónico Harry, haciendo que le mire con mala cara por estarse comportando de esta manera tan insoportable.
Sé que es duro para él estar aquí, contándole su vida y sus problemas a esta desconocida, pero eso le ayudará y debe de entenderlo, aunque creo que nos llevará tiempo que se acostumbre a que esto no es tan malo como lo ve.
--Sí, claro que lo es-responde ignorando su comportamiento-hay muchas personas que vienen aquí tan mal que no quieren ni decir su nombre, por lo que es algo muy bueno esto.
--Si tú lo dices-murmura él en respuesta.
--Bueno, prosigamos. Dime el motivo por el que crees que estás aquí.
--¿De verdad la gusta este trabajo?-le sale por la tangente Harry, mirándola por primera vez desde que estamos aquí.
La pregunta parece pillarla desprevenida, ya que sus ojos se abren de golpe y se queda anonadada sin decir nada, antes de responder amable como cada palabra que parece salir de su boca.
--Sí, claro que me gusta-responde ella sonriente.
--¿Y por qué le gusta hablar con chalados?
--¡Harry!-exclamo molesta.
--Bueno, me gusta curar la mente de las personas-responde medio riendo ella.
--¿Y no te molesta hacer como que te importan todas las personas que pasan por aquí?-pregunta desafiante de nuevo.
--Harry, por favor, deja de ser tan grosero-le pido ya enfadada.
--Es la verdad-responde indiferente.
--No, no te preocupes esto...-habla Ally.
--Marta-respondo ya que no conoce aún mi nombre.
--No te preocupes, Marta, es normal que esté a la defensiva, puedo suponer que es la primera vez que venís aquí, ¿cierto?
--Sí-admito tratando de sonar agradable para contrarrestar el mar humor de Harry.
--Y creo que será la última-murmura Hazza.
--Verás Harry-habla ella sin hacer caso a sus comentarios-la gente que pasa por aquí me importa de verdad, no finjo que lo hago, es mi trabajo y me gusta, me preocupo por quienes están aquí y por sus problemas.
--Seguramente...
--Te voy a contar una historia-comenta ella de nuevo, ignorando por enésima vez a Harry y sus comentarios groseros-Hace unos años, perdí un hijo-suelta como si tal cosa-me dolió mucho, no físicamente, sino moralmente, me dolió abortarlo ya que yo lo quería, pero simplemente algo salió mal y se fue.
>>Estuve mucho tiempo destrozada por completo, pensando en que ya nada tenía sentido, no quería comer, no quería beber, no venía a trabajar, no hablaba con nadie, prácticamente no quería vivir. Mi marido estaba preocupado, era normal que me sintiera así, al menos durante un tiempo, pero parecía que el tiempo se alargaba y alargaba y no había final para el destrozo que sentía.
>>Por algún extraño motivo, volví al trabajo, supongo que pensaría que así estaría mejor, me distraería y esas cosas, pero no funcionaba del todo. Los días seguían pasando y yo me seguía hundiendo por segundos, hasta que llegó él.
>>Era un niño pequeño que venía acompañado de la mano de una tutora legal, una tutora de un orfanato, el niño se puede deducir que era huérfano. El caso es que el niño no hablaba con nadie, tenía los tres años y no quería o no podía hablar con nadie. La mujer me explicó que había ido al médico y que les habían dicho que estaba bien, ni sordo ni aparentemente mudo, sino que tenía que ser alguna clase de problema tipo mental, por lo que le trajeron aquí.
>>Estuvo consultas y consultas sin hablarme, sin hablar con su tutora, sin hacer nada que no fuera estarse sentado en la silla mirando la ventana, exactamente como haces tú-comenta haciendo que Harry deje de mirar la ventana molesto-No avanzábamos, yo pensé que quizás si debía de tener problemas auditivos, ya que le preguntaba infinidad de cosas, desde su nombre hasta su color favorito, pero no decía palabra, por lo que supuse que debía de intentar otra cosa.
>>Se me ocurrió que la tutora se quedara fuera de la consulta, solo para experimentar, y adivina qué ocurrió-dice sonriente-Le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Michael, de forma automática pero sin mirarme a los ojos, entonces supe que el problema era que no se sentía a gusto en su hogar de acogida, en su orfanato vamos. Antes de que pudiera preguntarle nada más, él me preguntó que si yo era su mamá, claramente le respondí que no, él me preguntó que dónde estaban sus padres, y solo pude responderle que no lo sabía, ya que era la verdad.
>>El pobre niño se echó a llorar y por alguna razón yo lloré junto a él. Menuda tontería ¿cierto? Solo era un niño pequeño que lloraba porque no estaban sus padres con él, no le conocía, pero lloré por él y por la lástima que me daba.
--¿A dónde quiere llegar con todo esto?-pregunta Harry interrumpiendo la triste historia-Eso es tan solo ser una persona con empatía, no que en realidad te importe lo que le pasara.
--Adopté a ese niño, Harry-responde ella-Lo adopté porque me importaba y porque no quería verlo llorar más, porque necesitaba alguien a quien cuidar y mimar y él alguien que lo cuidase y quisiese.
La sala se queda en completo silencio ante ese hecho. Me parece increíble que lo hiciera, aparte de ser algo precioso, admito que lo es y también que no todo el mundo sería capaz de hacer tal cosa por alguien a quien no conoce.
--Como puedes ver, me importan mis pacientes, me paso horas pensando en cómo ayudarles con su problema, hay veces en los que apenas puedo dormir pensando en qué estarán pensando o como se estarán sintiendo, por lo que me importan de verdad, tú también me importas-dice sonriente.
--Está bien-habla Harry con un pasotismo muy fuera de él-pongamos que te importo, ¿cómo sé yo que lo que te cuente no acabará en alguna revista?
--¿Perdona?-pregunta ella confusa-¿Por qué iba a acabar en una revista?
--Soy cantante, Harry Styles, de la boyband One Direction-explica él-no sería raro que acabaran mis cosas por ahí publicadas sin mi permiso.
--Oh, no sabía que fueras... famoso, no tengo demasiado tiempo para ver la televisión, lo siento-se disculpa ella sonriente-pero de igual manera, famoso o no, tengo prohibido desvelar información sobre cualquier paciente, así que tranquilo, puedes contarme lo que creas conveniente.
--Está bien-responde Hazza-¿Qué quieres saber?
--El motivo por el que te encuentras aquí-responde ella tajante, manteniendo la amabilidad.
--¿De verdad lo quieres saber?-pregunta él sorprendido.
--Por supuesto.
--Bueno, supongo que tengo una autoestima de mierda, que nadie me quiere, que mi madre me abandonó cuando era un niño y no sé porqué, que tengo una hermana que supongo que ignora mi existencia, que no quiero disgustar a la gente y aún así muchos me odian, que he recurrido al suicidio y como ve, no lo he conseguido, que tengo una fama que no sé ni como la tengo, al igual que el talento que se supone que poseo, tengo cuatro amigos, casi hermanos, que no sé cómo me soportan y una novia que es demasiado buena para mí y con la que, me encanta, pero encanta follar porque según ella no he tenido el cariño maternal femenino suficiente en mi infancia, y creo que tiene razón-dice él del tirón-¿Suficiente sobre mi vida?
Ally frunce el ceño, analizando supongo todo lo que acaba de decir Harry de un tirón mientras yo siento una presión oprimirme el pecho al oír todas las cosas que piensa, sobre sí mismo y sobre el resto de quienes le rodeamos y realmente queremos, aunque parece que eso él, no lo ve.
--Formalmente hablando, te sientes mal contigo mismo, con una baja autoestima y abandonado por parte de tu familia, al mismo tiempo que posees una necesidad sexual algo descontrolada por no tener una madre que te cuide-resume ella de forma lo más delicada posible.
--Sí, supongo que sí-responde él.
--Harry, ¿amas a otra mujer aparte que a tu novia?-pregunta ella con el ceño algo fruncido por la preocupación.
--¿Qué?-pregunta confuso-¿Por qué dice eso?-pregunta cabreado.
--Está bien, creo que en la siguiente sesión deberías entrar tú solo-recomienda mirándome algo dolida-así podrás hablar tranquilamente y sin presiones...
¿Qué significa eso? ¿Está diciendo que Harry me engaña con otra? o que al menos quiere a otra aparte de a mí, no eso no puede ser, Harry me quiere solo a mí... ¿verdad?
Le miro asustada, pero no soy capaz de encontrar su mirada, ya que mira a la psicóloga y asiente con la cabeza con cara de completa seriedad. Eso quiere decir que la quiere contar algo que yo no sé, que él no quiere que sepa, eso quiere decir... que quiere a otra...
Él se separa de mí, manteniendo esa mirada asustada sobre mis ojos antes de coger mi cara entre sus manos y besarme en los labios con dulzura, al mismo tiempo en el que se nota ese miedo. Finaliza el beso y deja su frente pegada a la mía, mirando mis labios aún sujetando mis mejillas entre sus grandes manos.
--Todo va a ir bien-susurro.
Asiente de nuevo con la cabeza, antes de apartar sus manos de mi cara y coger con una de sus manos una de las mías, con fuerza, con temor, con vergüenza, mientras caminamos juntos hasta la consulta que nos indica el amable y conmovido enfermero de ojos oscuros como la noche.
Al entrar me doy cuenta de que es un sitio espeluznante; paredes blancas, techo blanco, suelo blanco, sin muebles, sin armarios, sin estanterías, tan solo es un sitio... blanco y vacío. Lo único que hay en este lugar es una mesa de metal, aparentemente taladrada al suelo para que no se mueva al igual que dos sillas vacías a un lado de ésta y otra al otro lado, ocupada por una mujer de unos treinta y tantos años; pelo castaño, largo y liso hasta la mitad de la espalda, ojos grandes, castaños, ocultos tras unas gafas de color negro, nariz pequeña y respingona y una amplia sonrisa de dientes blancos y brillantes pese a estar en este siniestro lugar en el que hasta las ventanas están cerradas y con seguros. Esto no es una consulta de psicólogo, esto es una consulta de psiquiatra en toda regla...
--Sácame de aquí-oigo susurrar a Harry molesto.
--Hola-habla amable la mujer, levantándose de su asiento-Me llamo Allysia Hudson, podéis llamarme Ally-se presenta teniéndonos la mano, primero a mí y luego a Harry.
Se la estrecho educadamente y sonriendo lo justo y necesario, mientras que Harry lo hace de mala gana antes de sentarse de la misma manera en la silla, colocando sus brazos sobre la mesa, ya que con el apretón de manos me he visto obligada a soltarle.
La mujer me indica con un brazo que tome asiento en la silla libre junto a Harry.
--Está bien-dice Ally colocándose en la silla frente a nosotros-¿Cómo te llamas?-pregunta mirándome sonriente.
--Oh, yo no soy quién... está... mal-respondo incómoda.
Ella parpadea atónita antes de dirigir la mirada a Harry, quien parece molesto, mirando por las ventanas cerradas.
--Lo siento, pensé que eras tú-se disculpa-Entonces... ¿cuál es tu nombre?-pregunta mirando esta vez a Harry, pero éste no corresponde al contacto visual.
--Estoy más que seguro de que lo tienes apuntado por alguna parte-responde borde.
--Harry-le regaño.
--¿Qué? Es cierto-se excusa él.
--Bueno...-habla de nuevo Ally-la verdad es que no me gusta eso de tener el historial completo de mis pacientes en cada sesión, prefiero hablar con ellos y descubrir su historia y su problema, claro está-habla amablemente-Entonces te llamas Harry-comenta ella divertida.
--Sí-responde seco.
--¿Y tienes apellido?-pregunta divertida.
Harry resopla malhumorado antes de responder.
--Harry Edward Styles-responde.
--Está bien, ¿cuántos años tienes?
--Dieciocho.
--Bien, bien, esto es un buen paso-habla contenta la médica.
--¿Saber mi nombre y mi edad es un buen paso?-pregunta irónico Harry, haciendo que le mire con mala cara por estarse comportando de esta manera tan insoportable.
Sé que es duro para él estar aquí, contándole su vida y sus problemas a esta desconocida, pero eso le ayudará y debe de entenderlo, aunque creo que nos llevará tiempo que se acostumbre a que esto no es tan malo como lo ve.
--Sí, claro que lo es-responde ignorando su comportamiento-hay muchas personas que vienen aquí tan mal que no quieren ni decir su nombre, por lo que es algo muy bueno esto.
--Si tú lo dices-murmura él en respuesta.
--Bueno, prosigamos. Dime el motivo por el que crees que estás aquí.
--¿De verdad la gusta este trabajo?-le sale por la tangente Harry, mirándola por primera vez desde que estamos aquí.
La pregunta parece pillarla desprevenida, ya que sus ojos se abren de golpe y se queda anonadada sin decir nada, antes de responder amable como cada palabra que parece salir de su boca.
--Sí, claro que me gusta-responde ella sonriente.
--¿Y por qué le gusta hablar con chalados?
--¡Harry!-exclamo molesta.
--Bueno, me gusta curar la mente de las personas-responde medio riendo ella.
--¿Y no te molesta hacer como que te importan todas las personas que pasan por aquí?-pregunta desafiante de nuevo.
--Harry, por favor, deja de ser tan grosero-le pido ya enfadada.
--Es la verdad-responde indiferente.
--No, no te preocupes esto...-habla Ally.
--Marta-respondo ya que no conoce aún mi nombre.
--No te preocupes, Marta, es normal que esté a la defensiva, puedo suponer que es la primera vez que venís aquí, ¿cierto?
--Sí-admito tratando de sonar agradable para contrarrestar el mar humor de Harry.
--Y creo que será la última-murmura Hazza.
--Verás Harry-habla ella sin hacer caso a sus comentarios-la gente que pasa por aquí me importa de verdad, no finjo que lo hago, es mi trabajo y me gusta, me preocupo por quienes están aquí y por sus problemas.
--Seguramente...
--Te voy a contar una historia-comenta ella de nuevo, ignorando por enésima vez a Harry y sus comentarios groseros-Hace unos años, perdí un hijo-suelta como si tal cosa-me dolió mucho, no físicamente, sino moralmente, me dolió abortarlo ya que yo lo quería, pero simplemente algo salió mal y se fue.
>>Estuve mucho tiempo destrozada por completo, pensando en que ya nada tenía sentido, no quería comer, no quería beber, no venía a trabajar, no hablaba con nadie, prácticamente no quería vivir. Mi marido estaba preocupado, era normal que me sintiera así, al menos durante un tiempo, pero parecía que el tiempo se alargaba y alargaba y no había final para el destrozo que sentía.
>>Por algún extraño motivo, volví al trabajo, supongo que pensaría que así estaría mejor, me distraería y esas cosas, pero no funcionaba del todo. Los días seguían pasando y yo me seguía hundiendo por segundos, hasta que llegó él.
>>Era un niño pequeño que venía acompañado de la mano de una tutora legal, una tutora de un orfanato, el niño se puede deducir que era huérfano. El caso es que el niño no hablaba con nadie, tenía los tres años y no quería o no podía hablar con nadie. La mujer me explicó que había ido al médico y que les habían dicho que estaba bien, ni sordo ni aparentemente mudo, sino que tenía que ser alguna clase de problema tipo mental, por lo que le trajeron aquí.
>>Estuvo consultas y consultas sin hablarme, sin hablar con su tutora, sin hacer nada que no fuera estarse sentado en la silla mirando la ventana, exactamente como haces tú-comenta haciendo que Harry deje de mirar la ventana molesto-No avanzábamos, yo pensé que quizás si debía de tener problemas auditivos, ya que le preguntaba infinidad de cosas, desde su nombre hasta su color favorito, pero no decía palabra, por lo que supuse que debía de intentar otra cosa.
>>Se me ocurrió que la tutora se quedara fuera de la consulta, solo para experimentar, y adivina qué ocurrió-dice sonriente-Le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Michael, de forma automática pero sin mirarme a los ojos, entonces supe que el problema era que no se sentía a gusto en su hogar de acogida, en su orfanato vamos. Antes de que pudiera preguntarle nada más, él me preguntó que si yo era su mamá, claramente le respondí que no, él me preguntó que dónde estaban sus padres, y solo pude responderle que no lo sabía, ya que era la verdad.
>>El pobre niño se echó a llorar y por alguna razón yo lloré junto a él. Menuda tontería ¿cierto? Solo era un niño pequeño que lloraba porque no estaban sus padres con él, no le conocía, pero lloré por él y por la lástima que me daba.
--¿A dónde quiere llegar con todo esto?-pregunta Harry interrumpiendo la triste historia-Eso es tan solo ser una persona con empatía, no que en realidad te importe lo que le pasara.
--Adopté a ese niño, Harry-responde ella-Lo adopté porque me importaba y porque no quería verlo llorar más, porque necesitaba alguien a quien cuidar y mimar y él alguien que lo cuidase y quisiese.
La sala se queda en completo silencio ante ese hecho. Me parece increíble que lo hiciera, aparte de ser algo precioso, admito que lo es y también que no todo el mundo sería capaz de hacer tal cosa por alguien a quien no conoce.
--Como puedes ver, me importan mis pacientes, me paso horas pensando en cómo ayudarles con su problema, hay veces en los que apenas puedo dormir pensando en qué estarán pensando o como se estarán sintiendo, por lo que me importan de verdad, tú también me importas-dice sonriente.
--Está bien-habla Harry con un pasotismo muy fuera de él-pongamos que te importo, ¿cómo sé yo que lo que te cuente no acabará en alguna revista?
--¿Perdona?-pregunta ella confusa-¿Por qué iba a acabar en una revista?
--Soy cantante, Harry Styles, de la boyband One Direction-explica él-no sería raro que acabaran mis cosas por ahí publicadas sin mi permiso.
--Oh, no sabía que fueras... famoso, no tengo demasiado tiempo para ver la televisión, lo siento-se disculpa ella sonriente-pero de igual manera, famoso o no, tengo prohibido desvelar información sobre cualquier paciente, así que tranquilo, puedes contarme lo que creas conveniente.
--Está bien-responde Hazza-¿Qué quieres saber?
--El motivo por el que te encuentras aquí-responde ella tajante, manteniendo la amabilidad.
--¿De verdad lo quieres saber?-pregunta él sorprendido.
--Por supuesto.
--Bueno, supongo que tengo una autoestima de mierda, que nadie me quiere, que mi madre me abandonó cuando era un niño y no sé porqué, que tengo una hermana que supongo que ignora mi existencia, que no quiero disgustar a la gente y aún así muchos me odian, que he recurrido al suicidio y como ve, no lo he conseguido, que tengo una fama que no sé ni como la tengo, al igual que el talento que se supone que poseo, tengo cuatro amigos, casi hermanos, que no sé cómo me soportan y una novia que es demasiado buena para mí y con la que, me encanta, pero encanta follar porque según ella no he tenido el cariño maternal femenino suficiente en mi infancia, y creo que tiene razón-dice él del tirón-¿Suficiente sobre mi vida?
Ally frunce el ceño, analizando supongo todo lo que acaba de decir Harry de un tirón mientras yo siento una presión oprimirme el pecho al oír todas las cosas que piensa, sobre sí mismo y sobre el resto de quienes le rodeamos y realmente queremos, aunque parece que eso él, no lo ve.
--Formalmente hablando, te sientes mal contigo mismo, con una baja autoestima y abandonado por parte de tu familia, al mismo tiempo que posees una necesidad sexual algo descontrolada por no tener una madre que te cuide-resume ella de forma lo más delicada posible.
--Sí, supongo que sí-responde él.
--Harry, ¿amas a otra mujer aparte que a tu novia?-pregunta ella con el ceño algo fruncido por la preocupación.
--¿Qué?-pregunta confuso-¿Por qué dice eso?-pregunta cabreado.
--Está bien, creo que en la siguiente sesión deberías entrar tú solo-recomienda mirándome algo dolida-así podrás hablar tranquilamente y sin presiones...
¿Qué significa eso? ¿Está diciendo que Harry me engaña con otra? o que al menos quiere a otra aparte de a mí, no eso no puede ser, Harry me quiere solo a mí... ¿verdad?
Le miro asustada, pero no soy capaz de encontrar su mirada, ya que mira a la psicóloga y asiente con la cabeza con cara de completa seriedad. Eso quiere decir que la quiere contar algo que yo no sé, que él no quiere que sepa, eso quiere decir... que quiere a otra...
Narra Louis.
Acabo en la puerta de su casa, totalmente empapado, creo que si estrujo mis calzoncillos saldría agua como para llenar una botella.
Tampoco es algo tan grave, solo... solo fue un simple beso, no fue nada del otro mundo, no hubo contacto...excesivo, no hubo sexo, solo... solo fue un beso, no creo que sea tan malo, tan horrible, tan de hijo de puta hacer algo así ¿verdad? Me siento mal conmigo mismo por hacerlo, pero no tanto como para considerarme una mala persona, aunque supongo que no tengo una mente femenina y que no puedo ver las cosas de la misma manera de la que lo hace ella, por lo que tan solo me queda venir aquí y tratar de disculparme otra vez, aunque la verdad es que aún siento sus dedos sobre mi mejilla por tal leche que me ha metido, pero supongo que no ha sido nada que no mereciera.
Suspiro mirando la casa, notando como la tromba de agua sigue cayendo sobre mí y pensando en qué hará ella cuando me vea, esperando a que me perdone, ya que nos vamos a tener que volver a proseguir con la gira dentro de nada y no quiero irme sabiendo que ella está cabreada conmigo por algo tan tonto como un beso que no significó demasiado para mí.
Llamo al timbre de su casa mientras dejo caer un suspiro y espero frente a esa puerta color blanco a que me abra, cosa que hace pasado apenas un minuto, lo cual me alegra, al igual que ver que no parece cabreada, tan solo... algo molesta conmigo, pero nada fuera de lo que no me esperase.
--¿Me dejas explicarme?-pregunto con una pequeña sonrisa tratando de que su cabreo disminuya lentamente.
Ella me mira, clavando sus ojos negros azabache en los míos, dudando de si querer oír cómo ocurrió y en qué contexto, para tratar de justificar mi inocencia y que tampoco quiera matar a Elena. Baja la mirada y suspira antes de asentir con la cabeza, apartándose a un lado para dejarme pasar, cosa que hago de inmediato para dejar de sentir como el agua se desliza por todos los rincones de mi piel, dejándome helado por completo.
--Mira, estábamos en el cine ¿vale? No sé cómo, no sé porqué, pero al acabar de verla juntamos nuestros labios, solo eso, juntarlos, ni sentimientos, ni toqueteo, ni siquiera hubo lengua, solo eso-la aseguro.
Ella mira al suelo con sus cejas fruncidas, antes de dejar salir un suspiro de sus rosados labios antes de apretarlos en una línea y simplemente asentir con la cabeza ligeramente, algo que no sé como interpretar.
--Te creo-dice sin más.
--¿De... verdad?-pregunto perplejo-No pensé que lo fueras hacer, más aún sabiendo como...
--Lu-me interrumpe una voz masculina.
Alzo la mirada apartándola de Lucía para ver a un chico en lo alto de las escaleras, mirándonos con una mezcla de ternura y arrepentimiento, supongo por habernos interrumpido, pero lo peor no es que sea un chico, sino que es él, el mismo chaval que estaba apunto de enrollarse con Marta en medio de la calle, el mismo que hizo que Harry se rompiera por dentro, ya que creo que todos pudimos notar en su mirada destrozada como se sintió al ver a otro hombre con ella, y ahora que Harry consiguió alejarla de ella con esa pequeña amenaza que le soltó, va buscando otra chica a la que hacer romper con su novio, en este caso, va detrás de Lucía para separarla de mí y quitármela, hacer que ella rompa conmigo.
Me parece que este chaval no sabe cuándo parar, no sabe informarse de si las chicas a por las que va tienen pareja o no, pero creo que le va a quedar bastante claro.
--¿Otra vez tú?-pregunto sintiendo como un enorme cabreo se apodera de mi cuerpo mientras camino hacia él.
Él abre los ojos sorprendido, supongo que él a mí no me recuerda, pero apuesto a que sí se acuerda de lo que estaba dispuesto a hacer.
--No sé qué puto problema tienes con las chicas que ya están cogidas, pero te diré una cosa; a la mía ni se la mira, ¿lo captas?-digo al llegar junto a él.
--No he hecho nada-se defiende él muy seguro.
--Sí claro, tú nunca haces nada, pero siempre estás en el jodido medio de todos los problemas-digo en una especia de gruñido.
--No es mi culpa querer caer bien a la gente-dice con una sonrisa autosuficiente.
--El puto problema no es que quieras caer bien a la gente, sino estar con tías y tontear con ellas sin saber si ya están con alguien y te lo diré muy claro: ella ya está con alguien.
--Sé que está contigo, imbécil-me responde encarándose a mí, con los dientes apretados-y no sé qué jodido problema tenéis en este barrio, pero solo estaba hablando con ella, y si no confías en tu novia lo suficiente como para estar con otro chico que no seas tú, es tu problema, el mío no, porque como cualquier otra persona en el mundo tengo derecho a tener amigos, amigas o lo que me dé la gana ¿captas?
Antes de que siga con su charla de gilipollas monumental le suelto un puñetazo que hace que se tambalee, pero que no caiga al suelo como yo suponía que lo haría. Parece más fuerte de lo que creía bajo esa cara de niñato buenecito, pero hay que tener muchas pelotas para querer tener algo con mi chica.
Él se limpia con la muñeca la sangre que sale por su labio, antes de acercarse a mí y devolverme el golpe, solo que yo sí que caigo al suelo.
Y parecía inocente el jodido enclenque.
Me levanto rápido del suelo antes de ir a por él de nuevo, solo que en vez de pegarle otra vez tan solo le advierto para dejárselo muy claro, por lo que pego mi frente a la suya con brusquedad, ya que tiene una altura casi como la mía. Sus ojos castaños se clavan en los mismos con la misma fiereza que yo hago.
--Ten mucho cuidado con lo que juegas-le advierto-puede ser que acabes perdiendo.
--Y tú ten cuidado con el caso que haces con tu novia, puede ser que la encuentras en la cama de otro.
Acaba de superar mi límite, juro que lo acaba de superar, por lo que me dispongo a darle el golpe de su vida, sin importarme una mierda el que me denuncie, el que vaya a la televisión con el cuento para hundirme o qué, solo siento como la ira fluye por mis venas a toda velocidad.
Me dispongo a cogerle del cuello y estampar su cabeza contra la pared, cuando noto una pequeñas manos posarse en mi pecho, haciendo que baje la mirada para ver a Lucía al borde del llanto.
--No Louis, no le hagas daño, él no ha hecho nada-me pide con un hilo de voz.
Creo que ella ha estado gritando durante todo este tiempo que paremos, pero ni él ni yo hemos estado concentrados en otra cosa que no sea matarnos.
¿Por qué mierda se tiene que defender de mí y no lo hizo cuando fue Harry? No es que quiera que hagan daño a Harry, pero podía haber cerrado esa bocaza que tiene y haberse ahorrado el golpe que le he dado y los que posiblemente aún le dé, pero simplemente veo a Lucía, veo su temor de que le haga daño y no me queda otra cosa que hacer que suspirar y alejarme de él, temiendo que ella por separarnos se ponga en medio y se lleve algún golpe que no merece.
--Andrew-habla ella en voz baja, mirándome con sus ojitos afligidos y sus manos aún apoyadas en mi pecho, sabiendo que si ella está en medio no puedo hacerle daño-creo que deberías marcharte.
--Tienes suerte de estar con ella-escupe él con rabia-no la malgastes.
Veo como baja las escaleras a paso tranquilo hasta llegar abajo, oigo como la puerta se abre, permitiéndome oír el sonido de la lluvia, antes de cerrarse, con él espero que ya fuera.
Suspiro notando como mi enfado se va yendo de mi cuerpo lentamente, con el pequeño cuerpo de Lucía pegado a mí, notando como el agua que aún tengo en mi cuerpo va saliendo por la parte baja de mis vaqueros y está acabando en la moqueta de su casa.
Noto su cálida y pequeña mano pasar por mi mejilla, provocando que me queje dolorido, ya que ese cabrón debe de haberme dado pero bien y como acabará saliendo un estúpido moratón por su culpa.
Oigo un suspiro salir por su parte, haciendo que enfoque directamente a sus ojos y ver algo de decepción.
¿Enserio se decepciona? Solo estaba defendiendo que es mi novia y que ese imbécil que parece tener como hobbie quitar novias de otros, solo quería aprovecharse de ella, igual que quería, o quiere hacer con Marta. Pedazo de cabrón que se ha ido a meter en nuestras vidas así de la noche a la mañana.
Noto sus manos moverse ahora cuidadosamente hasta la cremallera de mi sudadera, desabrochándola despacio y dejándola caer en el suelo, mostrando mi camiseta azul marino igual de mojada, pegándose a mi torso.
--¿Qué haces?-pregunto confundido.
--Te vas a resfriar-se limita ella a decir sin mirarme a los ojos, pasando a ser mi camiseta la que quita.
Sus manos acariciando mi cuerpo hacen que los restos de enfado que aún había en mi cuerpo se vayan de un plumazo, siendo sustituidos por el calor que comienzo a sentir debido a su delicioso roce.
Cojo sus muñecas y hago que las lleve a mi cuello antes de besarla sin previo aviso.
Pese a que pensé que me apartaría, que se enfadaría por besarla cuando está enfadada, o cualquiera de esas cosas aparentemente normales, ella tan solo se pega a mi cuerpo mientras los besos se tornan claramente más ardientes.
Se sube a mi cintura, rodeándola con sus piernas, mientras yo me dedico a quitar su camiseta con nerviosismo.
--¿Estas enfadada?-pregunto entre besos.
--¿Por besarte con otra o por pegar a un chico inocente?-pregunta ella con una pequeña sonrisa antes de capturar mis labios en los suyos de nuevo.
No puedo evitar sonreír en sus labios mientras me muevo por la casa hasta llegar a su cuarto, donde está puesta mi cara por todas partes y donde me cuesta un poco concentrarme en lo que hago, pero lo único que tengo que hacer es dejarme llevar por Lucía, quien justo en el momento en el que entramos en su habitación muerde mi labio y me hace soltar un quejido, ya que amo cuando hace eso y ella lo sabe perfectamente, su sonrisa divertida lo demuestra.
Acabo por tumbarme en la cama y ella sobre mí. Acaricia mi pecho lentamente hasta llegar al borde de mis vaqueros, los cuales desabrocha y aparta de mi cuerpo rápidamente.
El que dijo que las peleas donde mejor acaban es en la cama, debería de tener un premio Nobel de investigación científica, porque es uno de los mejores hallazgos humanos que se han hecho hasta el momento.
Bajo sus vaqueros con lentitud, sabiendo que ella odia que lo haga, porque la hace impacientarse, pero en vez de gruñirme como suele hacer, solo levanta su cabeza asustada, apartándose de mis labios y mirando hacia el infinito y más allá.
--¿Qué pas...?-trato de preguntar, pero tapa mi boca con una mano.
--Acaban de llegar mis padres-dice en un susurro, pero sin moverse de encima de mí.
Oh mierda, oh mierda, sus padres, ¿no podía ser otra persona?, aunque claro, ¿quién más iba a estar entrando en su casa?
Está claro que como nos vean así me matan, estoy más que seguro, y también más que seguro que la regañarán a ella, que la castigarán o lo que sea y eso no lo quiero, ya que nos vamos de nuevo en apenas una semana y quiero estar junto a ella hasta el último momento, cosa que no será posible si está retenida en casa por orden de sus padres.
--¡Lulu!-exclama una voz femenina desde abajo, la que supongo que es su madre-¡He encontrado una cosa monísima para ti!-la asegura aún desde el piso de abajo.
--¡Eso es genial, mamá!-responde ella.
--¿De quién es esta chaqueta que hay aquí tirada?-pregunta el que creo que es su padre, refiriéndose a mi sudadera mojada.
--Es de Louis, me la ha prestado-explica ella manteniendo el tono de voz para que se la oiga bien.
--¿Y por qué la dejas tirada en el pasillo?-pregunta confundido él.
--Se me habrá caído-explica ella levantándose de encima de mí y tirando de mi brazo para que haga lo mismo-la iba a meter en la secadora-sigue diciendo mientras me empuja hasta meterme en su armario-se me habrá caído-dice sin más-dándome el resto de mi ropa antes de dejarme encerrado en el armario.
--¿Por qué estás tan rara?-pregunta su padre de nuevo, abriendo la puerta sin más.
--¿Rara? ¿Yo? qué cosas tienes papá-responde ella algo nerviosa.
--Hace frío para ir así por la casa-dice él.
Y en el peor momento a alguien se le ocurre llamarme, haciendo que busque desesperado entre mi ropa para dar con mi móvil y hacer que deje de sonar, aunque creo que es demasiado tarde y su padre ya ha oído.
--¿Qué?-susurro molesto.
--Salimos el sábado que viene, a las cinco de la mañana-me informa el que creo que es Niall mientras parece comer algo.
--¿No tenía otro puto momento en el que decírmelo?-pregunto molesto.
--Encima que te aviso, desagradecido...-comenta con humor.
La puerta del armario se abre de golpe al igual que esos ojos negro azabache que son iguales a los de Lucía, solo que esta vez están en una cara masculina. Cuelgo dejando a Niall parloteando sobre algo y me quedo mirándole, sin saber qué hacer para no joderlo más.
--Hagamos como que no he visto nada para que a tu madre no la dé un ataque-comenta ese hombre de unos cuarenta con un tono de entre sorprendido y divertido.
Veo a Lucía asentir con la cabeza, con la cara roja de vergüenza sin saber muy bien donde meterse.
--Soy Benjamin-dice el hombre tendiéndome la mano a modo de saludo-el padre de Lucía-dice sonriente.
--Louis-digo correspondiendo al saludo tratando de que mi ropa no se caiga de entre mis brazos.
El hombre me mira extrañado antes de fijarse en uno de los pósters que hay puestos en la parte de la puerta interna del armario. Se queda mirándolo fijamente, acto seguido me mira a mí con la misma fijación, de nuevo al póster y por último a su hija.
--Te debo cincuenta libras-dice él sin más apartándose del armario.
--Lo sé-responde ella divertida.
--Voy abajo con tu madre a frenarla de que venga aquí-dice dirigiéndose a la puerta-un placer Louis-dice mirándome divertido antes de salir.
Miro a Lucía alucinada, pero ella tan solo ríe por lo bajo, supongo que por mi cara, antes de acercarse a mí y coger mi mano para que salga de allí y esté de nuevo con ella.
--¿Por qué te debe cincuenta libras?-pregunto curioso.
--Oh-dice ella sorprendida por mi pregunta-Le dije que acabarías siendo mi novio, eso que decimos todas las directioners-comenta divertida-él se rió de mí y me cabreé y le dije que apostara lo que quisiera a que lo conseguiría, él dijo que cincuenta libras, así que me las debe-dice con humor.
Río por lo bajo antes de hacer que nuestros labios se unan, no con el mismo calor que hace unos momentos, ya que no veo bien hacerlo con sus padres al otro lado de la puerta, pero sí con ternura, que supongo que eso no hará que su madre se cabree, ya que veo que su padre se lo ha tomado muy bien, a pesar de que estuviera casi desnudo en el armario de su hija.
--¿Quién llamaba?-pregunta ella una vez finalizado el beso.
--Niall-respondo sin más.
--¿Para...?-pregunta ella incitando a que la responda.
--Para decirme a qué hora salimos-respondo como si tal cosa.
--¿Y cuándo es eso?-insiste ella.
--A las cinco-respondo divertido.
--¿¡De la mañana?!-exclama ella con los ojos como platos-están locos.
--Quizás-respondo divertido-Creo que debería irme antes de que entre tu madre-digo acariciando su mejilla con lentitud.
--Se van a ir de nuevo, me imagino-responde ella pegándose a mí-no tardarán en hacerlo-dice antes de dejar un beso en mi pecho-y te vas a ir mucho tiempo.
--Solo un mes-respondo divertido-tenemos que volver para la boda de Ale y Liam.
--Un mes sin Boo Bear-dice en un suspiro, dolida, triste.
--Oye-digo alzando su cara con mi dedo índice-aún nos queda hasta el viernes que viene-digo antes de juntar nuestros labios por enésima vez.
Eso hace que ella sonría antes de hacerme mover hasta la cama.
Solo es un mes, no es tanto tiempo, se pasará volando y podremos estar aquí, aunque sea solo durante unos días y después ya por ahí hasta finales de mayo, nos queda poco para terminar el tour, para que llegue el verano, el calorcito, la playa, y... poder estar más tiempo con ella.
Tampoco es algo tan grave, solo... solo fue un simple beso, no fue nada del otro mundo, no hubo contacto...excesivo, no hubo sexo, solo... solo fue un beso, no creo que sea tan malo, tan horrible, tan de hijo de puta hacer algo así ¿verdad? Me siento mal conmigo mismo por hacerlo, pero no tanto como para considerarme una mala persona, aunque supongo que no tengo una mente femenina y que no puedo ver las cosas de la misma manera de la que lo hace ella, por lo que tan solo me queda venir aquí y tratar de disculparme otra vez, aunque la verdad es que aún siento sus dedos sobre mi mejilla por tal leche que me ha metido, pero supongo que no ha sido nada que no mereciera.
Suspiro mirando la casa, notando como la tromba de agua sigue cayendo sobre mí y pensando en qué hará ella cuando me vea, esperando a que me perdone, ya que nos vamos a tener que volver a proseguir con la gira dentro de nada y no quiero irme sabiendo que ella está cabreada conmigo por algo tan tonto como un beso que no significó demasiado para mí.
Llamo al timbre de su casa mientras dejo caer un suspiro y espero frente a esa puerta color blanco a que me abra, cosa que hace pasado apenas un minuto, lo cual me alegra, al igual que ver que no parece cabreada, tan solo... algo molesta conmigo, pero nada fuera de lo que no me esperase.
--¿Me dejas explicarme?-pregunto con una pequeña sonrisa tratando de que su cabreo disminuya lentamente.
Ella me mira, clavando sus ojos negros azabache en los míos, dudando de si querer oír cómo ocurrió y en qué contexto, para tratar de justificar mi inocencia y que tampoco quiera matar a Elena. Baja la mirada y suspira antes de asentir con la cabeza, apartándose a un lado para dejarme pasar, cosa que hago de inmediato para dejar de sentir como el agua se desliza por todos los rincones de mi piel, dejándome helado por completo.
--Mira, estábamos en el cine ¿vale? No sé cómo, no sé porqué, pero al acabar de verla juntamos nuestros labios, solo eso, juntarlos, ni sentimientos, ni toqueteo, ni siquiera hubo lengua, solo eso-la aseguro.
Ella mira al suelo con sus cejas fruncidas, antes de dejar salir un suspiro de sus rosados labios antes de apretarlos en una línea y simplemente asentir con la cabeza ligeramente, algo que no sé como interpretar.
--Te creo-dice sin más.
--¿De... verdad?-pregunto perplejo-No pensé que lo fueras hacer, más aún sabiendo como...
--Lu-me interrumpe una voz masculina.
Alzo la mirada apartándola de Lucía para ver a un chico en lo alto de las escaleras, mirándonos con una mezcla de ternura y arrepentimiento, supongo por habernos interrumpido, pero lo peor no es que sea un chico, sino que es él, el mismo chaval que estaba apunto de enrollarse con Marta en medio de la calle, el mismo que hizo que Harry se rompiera por dentro, ya que creo que todos pudimos notar en su mirada destrozada como se sintió al ver a otro hombre con ella, y ahora que Harry consiguió alejarla de ella con esa pequeña amenaza que le soltó, va buscando otra chica a la que hacer romper con su novio, en este caso, va detrás de Lucía para separarla de mí y quitármela, hacer que ella rompa conmigo.
Me parece que este chaval no sabe cuándo parar, no sabe informarse de si las chicas a por las que va tienen pareja o no, pero creo que le va a quedar bastante claro.
--¿Otra vez tú?-pregunto sintiendo como un enorme cabreo se apodera de mi cuerpo mientras camino hacia él.
Él abre los ojos sorprendido, supongo que él a mí no me recuerda, pero apuesto a que sí se acuerda de lo que estaba dispuesto a hacer.
--No sé qué puto problema tienes con las chicas que ya están cogidas, pero te diré una cosa; a la mía ni se la mira, ¿lo captas?-digo al llegar junto a él.
--No he hecho nada-se defiende él muy seguro.
--Sí claro, tú nunca haces nada, pero siempre estás en el jodido medio de todos los problemas-digo en una especia de gruñido.
--No es mi culpa querer caer bien a la gente-dice con una sonrisa autosuficiente.
--El puto problema no es que quieras caer bien a la gente, sino estar con tías y tontear con ellas sin saber si ya están con alguien y te lo diré muy claro: ella ya está con alguien.
--Sé que está contigo, imbécil-me responde encarándose a mí, con los dientes apretados-y no sé qué jodido problema tenéis en este barrio, pero solo estaba hablando con ella, y si no confías en tu novia lo suficiente como para estar con otro chico que no seas tú, es tu problema, el mío no, porque como cualquier otra persona en el mundo tengo derecho a tener amigos, amigas o lo que me dé la gana ¿captas?
Antes de que siga con su charla de gilipollas monumental le suelto un puñetazo que hace que se tambalee, pero que no caiga al suelo como yo suponía que lo haría. Parece más fuerte de lo que creía bajo esa cara de niñato buenecito, pero hay que tener muchas pelotas para querer tener algo con mi chica.
Él se limpia con la muñeca la sangre que sale por su labio, antes de acercarse a mí y devolverme el golpe, solo que yo sí que caigo al suelo.
Y parecía inocente el jodido enclenque.
Me levanto rápido del suelo antes de ir a por él de nuevo, solo que en vez de pegarle otra vez tan solo le advierto para dejárselo muy claro, por lo que pego mi frente a la suya con brusquedad, ya que tiene una altura casi como la mía. Sus ojos castaños se clavan en los mismos con la misma fiereza que yo hago.
--Ten mucho cuidado con lo que juegas-le advierto-puede ser que acabes perdiendo.
--Y tú ten cuidado con el caso que haces con tu novia, puede ser que la encuentras en la cama de otro.
Acaba de superar mi límite, juro que lo acaba de superar, por lo que me dispongo a darle el golpe de su vida, sin importarme una mierda el que me denuncie, el que vaya a la televisión con el cuento para hundirme o qué, solo siento como la ira fluye por mis venas a toda velocidad.
Me dispongo a cogerle del cuello y estampar su cabeza contra la pared, cuando noto una pequeñas manos posarse en mi pecho, haciendo que baje la mirada para ver a Lucía al borde del llanto.
--No Louis, no le hagas daño, él no ha hecho nada-me pide con un hilo de voz.
Creo que ella ha estado gritando durante todo este tiempo que paremos, pero ni él ni yo hemos estado concentrados en otra cosa que no sea matarnos.
¿Por qué mierda se tiene que defender de mí y no lo hizo cuando fue Harry? No es que quiera que hagan daño a Harry, pero podía haber cerrado esa bocaza que tiene y haberse ahorrado el golpe que le he dado y los que posiblemente aún le dé, pero simplemente veo a Lucía, veo su temor de que le haga daño y no me queda otra cosa que hacer que suspirar y alejarme de él, temiendo que ella por separarnos se ponga en medio y se lleve algún golpe que no merece.
--Andrew-habla ella en voz baja, mirándome con sus ojitos afligidos y sus manos aún apoyadas en mi pecho, sabiendo que si ella está en medio no puedo hacerle daño-creo que deberías marcharte.
--Tienes suerte de estar con ella-escupe él con rabia-no la malgastes.
Veo como baja las escaleras a paso tranquilo hasta llegar abajo, oigo como la puerta se abre, permitiéndome oír el sonido de la lluvia, antes de cerrarse, con él espero que ya fuera.
Suspiro notando como mi enfado se va yendo de mi cuerpo lentamente, con el pequeño cuerpo de Lucía pegado a mí, notando como el agua que aún tengo en mi cuerpo va saliendo por la parte baja de mis vaqueros y está acabando en la moqueta de su casa.
Noto su cálida y pequeña mano pasar por mi mejilla, provocando que me queje dolorido, ya que ese cabrón debe de haberme dado pero bien y como acabará saliendo un estúpido moratón por su culpa.
Oigo un suspiro salir por su parte, haciendo que enfoque directamente a sus ojos y ver algo de decepción.
¿Enserio se decepciona? Solo estaba defendiendo que es mi novia y que ese imbécil que parece tener como hobbie quitar novias de otros, solo quería aprovecharse de ella, igual que quería, o quiere hacer con Marta. Pedazo de cabrón que se ha ido a meter en nuestras vidas así de la noche a la mañana.
Noto sus manos moverse ahora cuidadosamente hasta la cremallera de mi sudadera, desabrochándola despacio y dejándola caer en el suelo, mostrando mi camiseta azul marino igual de mojada, pegándose a mi torso.
--¿Qué haces?-pregunto confundido.
--Te vas a resfriar-se limita ella a decir sin mirarme a los ojos, pasando a ser mi camiseta la que quita.
Sus manos acariciando mi cuerpo hacen que los restos de enfado que aún había en mi cuerpo se vayan de un plumazo, siendo sustituidos por el calor que comienzo a sentir debido a su delicioso roce.
Cojo sus muñecas y hago que las lleve a mi cuello antes de besarla sin previo aviso.
Pese a que pensé que me apartaría, que se enfadaría por besarla cuando está enfadada, o cualquiera de esas cosas aparentemente normales, ella tan solo se pega a mi cuerpo mientras los besos se tornan claramente más ardientes.
Se sube a mi cintura, rodeándola con sus piernas, mientras yo me dedico a quitar su camiseta con nerviosismo.
--¿Estas enfadada?-pregunto entre besos.
--¿Por besarte con otra o por pegar a un chico inocente?-pregunta ella con una pequeña sonrisa antes de capturar mis labios en los suyos de nuevo.
No puedo evitar sonreír en sus labios mientras me muevo por la casa hasta llegar a su cuarto, donde está puesta mi cara por todas partes y donde me cuesta un poco concentrarme en lo que hago, pero lo único que tengo que hacer es dejarme llevar por Lucía, quien justo en el momento en el que entramos en su habitación muerde mi labio y me hace soltar un quejido, ya que amo cuando hace eso y ella lo sabe perfectamente, su sonrisa divertida lo demuestra.
Acabo por tumbarme en la cama y ella sobre mí. Acaricia mi pecho lentamente hasta llegar al borde de mis vaqueros, los cuales desabrocha y aparta de mi cuerpo rápidamente.
El que dijo que las peleas donde mejor acaban es en la cama, debería de tener un premio Nobel de investigación científica, porque es uno de los mejores hallazgos humanos que se han hecho hasta el momento.
Bajo sus vaqueros con lentitud, sabiendo que ella odia que lo haga, porque la hace impacientarse, pero en vez de gruñirme como suele hacer, solo levanta su cabeza asustada, apartándose de mis labios y mirando hacia el infinito y más allá.
--¿Qué pas...?-trato de preguntar, pero tapa mi boca con una mano.
--Acaban de llegar mis padres-dice en un susurro, pero sin moverse de encima de mí.
Oh mierda, oh mierda, sus padres, ¿no podía ser otra persona?, aunque claro, ¿quién más iba a estar entrando en su casa?
Está claro que como nos vean así me matan, estoy más que seguro, y también más que seguro que la regañarán a ella, que la castigarán o lo que sea y eso no lo quiero, ya que nos vamos de nuevo en apenas una semana y quiero estar junto a ella hasta el último momento, cosa que no será posible si está retenida en casa por orden de sus padres.
--¡Lulu!-exclama una voz femenina desde abajo, la que supongo que es su madre-¡He encontrado una cosa monísima para ti!-la asegura aún desde el piso de abajo.
--¡Eso es genial, mamá!-responde ella.
--¿De quién es esta chaqueta que hay aquí tirada?-pregunta el que creo que es su padre, refiriéndose a mi sudadera mojada.
--Es de Louis, me la ha prestado-explica ella manteniendo el tono de voz para que se la oiga bien.
--¿Y por qué la dejas tirada en el pasillo?-pregunta confundido él.
--Se me habrá caído-explica ella levantándose de encima de mí y tirando de mi brazo para que haga lo mismo-la iba a meter en la secadora-sigue diciendo mientras me empuja hasta meterme en su armario-se me habrá caído-dice sin más-dándome el resto de mi ropa antes de dejarme encerrado en el armario.
--¿Por qué estás tan rara?-pregunta su padre de nuevo, abriendo la puerta sin más.
--¿Rara? ¿Yo? qué cosas tienes papá-responde ella algo nerviosa.
--Hace frío para ir así por la casa-dice él.
Y en el peor momento a alguien se le ocurre llamarme, haciendo que busque desesperado entre mi ropa para dar con mi móvil y hacer que deje de sonar, aunque creo que es demasiado tarde y su padre ya ha oído.
--¿Qué?-susurro molesto.
--Salimos el sábado que viene, a las cinco de la mañana-me informa el que creo que es Niall mientras parece comer algo.
--¿No tenía otro puto momento en el que decírmelo?-pregunto molesto.
--Encima que te aviso, desagradecido...-comenta con humor.
La puerta del armario se abre de golpe al igual que esos ojos negro azabache que son iguales a los de Lucía, solo que esta vez están en una cara masculina. Cuelgo dejando a Niall parloteando sobre algo y me quedo mirándole, sin saber qué hacer para no joderlo más.
--Hagamos como que no he visto nada para que a tu madre no la dé un ataque-comenta ese hombre de unos cuarenta con un tono de entre sorprendido y divertido.
Veo a Lucía asentir con la cabeza, con la cara roja de vergüenza sin saber muy bien donde meterse.
--Soy Benjamin-dice el hombre tendiéndome la mano a modo de saludo-el padre de Lucía-dice sonriente.
--Louis-digo correspondiendo al saludo tratando de que mi ropa no se caiga de entre mis brazos.
El hombre me mira extrañado antes de fijarse en uno de los pósters que hay puestos en la parte de la puerta interna del armario. Se queda mirándolo fijamente, acto seguido me mira a mí con la misma fijación, de nuevo al póster y por último a su hija.
--Te debo cincuenta libras-dice él sin más apartándose del armario.
--Lo sé-responde ella divertida.
--Voy abajo con tu madre a frenarla de que venga aquí-dice dirigiéndose a la puerta-un placer Louis-dice mirándome divertido antes de salir.
Miro a Lucía alucinada, pero ella tan solo ríe por lo bajo, supongo que por mi cara, antes de acercarse a mí y coger mi mano para que salga de allí y esté de nuevo con ella.
--¿Por qué te debe cincuenta libras?-pregunto curioso.
--Oh-dice ella sorprendida por mi pregunta-Le dije que acabarías siendo mi novio, eso que decimos todas las directioners-comenta divertida-él se rió de mí y me cabreé y le dije que apostara lo que quisiera a que lo conseguiría, él dijo que cincuenta libras, así que me las debe-dice con humor.
Río por lo bajo antes de hacer que nuestros labios se unan, no con el mismo calor que hace unos momentos, ya que no veo bien hacerlo con sus padres al otro lado de la puerta, pero sí con ternura, que supongo que eso no hará que su madre se cabree, ya que veo que su padre se lo ha tomado muy bien, a pesar de que estuviera casi desnudo en el armario de su hija.
--¿Quién llamaba?-pregunta ella una vez finalizado el beso.
--Niall-respondo sin más.
--¿Para...?-pregunta ella incitando a que la responda.
--Para decirme a qué hora salimos-respondo como si tal cosa.
--¿Y cuándo es eso?-insiste ella.
--A las cinco-respondo divertido.
--¿¡De la mañana?!-exclama ella con los ojos como platos-están locos.
--Quizás-respondo divertido-Creo que debería irme antes de que entre tu madre-digo acariciando su mejilla con lentitud.
--Se van a ir de nuevo, me imagino-responde ella pegándose a mí-no tardarán en hacerlo-dice antes de dejar un beso en mi pecho-y te vas a ir mucho tiempo.
--Solo un mes-respondo divertido-tenemos que volver para la boda de Ale y Liam.
--Un mes sin Boo Bear-dice en un suspiro, dolida, triste.
--Oye-digo alzando su cara con mi dedo índice-aún nos queda hasta el viernes que viene-digo antes de juntar nuestros labios por enésima vez.
Eso hace que ella sonría antes de hacerme mover hasta la cama.
Solo es un mes, no es tanto tiempo, se pasará volando y podremos estar aquí, aunque sea solo durante unos días y después ya por ahí hasta finales de mayo, nos queda poco para terminar el tour, para que llegue el verano, el calorcito, la playa, y... poder estar más tiempo con ella.