Narra Zayn.
Tan solo abrazo a Louis, sintiéndome un tremendo idiota por haber hecho que María se encierre en mi cuarto y que aún no haya salido desde el medio día, que aún no haya comido, ya que he revisado una y otra vez y parece que hay exactamente la misma comida que cuando me fui, que aún no me haya contestado, y solo por mi estúpida idea de convencerla por las malas de que tiene un problema con hacerlo después de que el infeliz de Jason (a quien aún no he dado un buen merecido, pero por lo que he oído Ale ya se ocupó de eso) la violara con tanta bestialidad.
Los brazos de Louis, algo dudosos, me rodean con cuidado, a lo que yo solo respondo escondiendo mi cara en mi cuello mientras dejo que las lágrimas salgan lentamente.
--Zayn, me estás empezando a asustar de verdad-me informa en voz baja mi amigo, sonando más tranquilo de lo que creo que se siente-¿Me quieres decir dónde está mi hermana y qué la pasa para que te pongas así?
Salgo de su abrazo, limpiándome las lágrimas con las mangas de mi chaqueta, aunque por mucho que quite una y otra, parecen salir dos más por cada una que limpio.
Miro su cara, preocupada por lo que la pueda ocurrir a su hermana y extrañada por mi reacción, mientras noto como mi cuerpo tiembla asustado, pensando en que María nunca saldrá de ahí y mucho menos querrá hablarme de nuevo.
--Ella...yo...-trato de explicarme, con la respiración tan sumamente entrecortada que apenas puedo decir dos palabras seguidas.
--¡¿Ella y tú qué?!-exclama nervioso-Dime que no es cierto o te puedo matar-me advierte asustado.
Pese a mi miedo por mi novia y a que no quiera verme de muevo, me extraño ante lo que dice Louis y por lo tanto alzo una ceja extrañado, mirándole como si se le acabara de ir la pinza.
--¿Qué no es cierto?-pregunto confuso.
--Oh no... oh no...- murmura más pálido de lo que normalmente es-oh no, no, no, por favor, no...
--¿Qué hablas?
Los papeles cambian por completo, ahora es él el asustado y yo el confundido que trata de entenderlo, mientras parece que Louis palidece más y más a cada segundo, murmurando un "oh, no" continuamente que hace que me empiece a poner más que nervioso.
--¿¡Oh no, qué?!-exclamo.
--T...tú...y...y... ella-dice con un nudo en la garganta-o sea... ella ¿en...enserio?-pregunta asustado.
--¿Enserio...qué?
--Pero ella...entonces ella es...está...
--Encerrada-confirmo.
--¿Encerrada?-pregunta volviendo a su cara de confusión-¿Cómo que encerrada?
--Sí... está en su cuarto y no me abre-admito aún confundido de que casi le haya dado un desmayo así por las buenas.
--¿Entonces no está embarazada?
--¿¡Qué está cómo?!-exclamo notando como los ojos están a punto de salirseme de las cuencas-¿¡Cómo que embarazada?!-exijo saber.
--Oh...¿no lo está?-pregunta con algo de humor.
--¡Eres idiota Louis!-grito dándole un ligero empujón en los hombros-¿¡Quieres que muera de un infarto o qué?!
--¿¡Quieres que muera yo por tu estúpida forma de hablarme en sílabas?!-me responde de la misma manera-Ahora ¿me explicas el porqué de que esté encerrada?
De nuevo la presión tan fuerte que siento sobre mi pecho vuelve a mí, haciendo que quiera llorar y que por algún motivo hago sin apenas darme cuenta, a lo que suspiro y restriego mis ojos. No por tratar de parecer duro y esas cosas frente a Louis, ya que es obvio que no lo soy, no al menos si María está de por medio, es por el simple hecho de que si dejo que salgan las primeras lágrimas el resto vendrán de golpe y no acabaré de llorar hasta que pueda hablar con ella y disculparme todas las veces que sean necesarias para que me perdone por haber sido tan brusco e idiota con ella, solo por hacerla ver que siente miedo, pero no quería que sintiera miedo de mí, yo solo...traté de ayudarla.
--Soy un mal novio-susurro pasando mi mano derecha por el ojo del mismo lado, esperando que las lágrimas se queden quietas y no salgan más.
--¿Por qué dices eso? En mi vida había visto a mi hermana tan contenta-responde confundido.
--Es que... ella...-comienzo a decir pero mi amigo me interrumpe.
--Como digas otra vez "Ella.. yo.." te mato-me advierte.
Resoplo antes de apartarme hacia un lado, dejando paso para que Louis entre en casa y no se quede en la puerta toda la noche, helándose de frío. Se lee la confusión en sus ojos antes de caminar hacia dentro, a lo que yo cierro la puerta despacio, mientras pienso qué palabras escoger para contarle a Louis lo ocurrido.
Me muevo despacio hacia el salón, tratando de ganar más tiempo y esperando a que Louis me siga, cosa que hace de inmediato, y a bastante velocidad, ansioso por mi explicación al porqué su hermana está en su cuarto, encerrada, sin salir, solo por mi culpa.
Jugueteo con mis dedos, nervioso, sentado en el sofá con mi... ¿cuñado? Sí, supongo que podría llamarle de alguna manera cuñado.
--¿Y bien?-pregunta con los nervios a flor de piel.
--Sabes... que... bueno... que ella... después de lo que... él-comienzo a hablar, en un tono algo bajo, mirando mis manos sin querer levantar la mirada solo por no querer encontrar la de Louis-pues... no ha querido... eh... querido... bueno.. ya sabes-comento algo nervioso, notando como la sangre sube a mis mejillas de golpe al tener que comentarle a mi amigo que su hermana, es decir, mi novia, no ha querido hacerlo conmigo.
--Follar, comprendo-corta de forma tajante y bestia tan solo como puede hacer él-¿puedes ir más rápido antes de que mi corazón se pare de nervios?-pide.
--Sí... eso...-confirmo aún sin mirarle-pues... yo...yo... supuse que era porque tenía... miedo, de que yo la hiciera algo parecido.
--Ajá-responde él, tratando de forzarme a que me explique de forma más clara y directa o al menos más rápida.
--Entonces.. pues... no sabía si era una buena idea... tan solo lo dije y...-comienzo a decir de nuevo, pero soy interrumpido por Louis por enésima vez.
--¿Qué mierdas te pasa, Zayn? ¿Quieres que te mate por no ir al grano?-pregunta algo duro, pero solo por el miedo que siente hacia que su hermana se encuentre mal.
Tomo una gran bocanada de aire, ya sin jugar con mis dedos para tratar de tranquilizarme, tan solo mirando la moqueta de color azul marino que hay colocada en el salón de mi casa.
Cojo fuerzas de donde no las hay y valentía de donde pensé que no tenía, antes de soltar una frase que resuma todo de la manera más directa y resumida que pueda ser para no tener que repetirla.
--Traté de hacerlo con ella, solo para demostrarla que sentía miedo, ya que no quería admitirlo, ella se asustó, lloró, me gritó que me alejara y después subió a su cuarto. No la he visto desde entonces.
Mi voz ha sonado lo suficientemente alto como para que mi amigo me haya escuchado, pero él no parece responder, no sé si porque no me ha oído, no se lo cree o no quiere creérselo, pero no habla, lo que me obliga a alzar mi mirada para ver su cara, con la boca ligeramente abierta por la sorpresa y mirándome con ojos expectantes.
Supongo que ahora verá el momento en el que me grite y me diga que soy un imbécil por hacerle algo así a su hermana, por lo que vuelvo mi cabeza a mirar a la moqueta azul marino y cierro mis ojos, esperando a los gritos histéricos de Louis, pero de manera extraña, no llegan, tan solo se oye un suspiro que parecía haber tenido retenido por años.
Antes de que pueda tan si quiera mirarlo a los ojos de nuevo siento su mano apretar mi hombro con cariño, como si me apoyara en esto, como... como si no estuviera enfadado conmigo.
Levanto mi cabeza algo asustado de lo que me vaya a hacer o decir Louis, cuando tan solo veo su cara, ya con un color más normal, ya que supongo que su palidez ha sido obra tan solo de los nervios. Sus ojos celeste me miran algo dolidos y afligidos, pero en sus labios se curva una pequeña sonrisa de cariño.
--Está bien-dice como en un suspiro-no... no es algo tan malo-dice por tratar de animarme.
--¿Por qué... no me estás gritando?-pregunto algo confundido.
--No porque no lo merezcas-responde con algo de humor-sino porque sé que no lo querías hacer con mala intención y porque bueno... veo que te importa cómo esté y si se encuentra bien, así que... no te grito-confirma sonriente-Ese motivo o porque aún estoy flipando por lo que me acaba de pasar, o porque hayas sido tú quien haya querido hacerlo, no sé, alguna de las tres opciones-comenta divertido.
--¿Qué te acaba de pasar?-pregunto curioso.
--Eso después, ahora hay tengo que hablar con ella-responde refiriéndose a su hermana.
Asiento con la cabeza y me levanto del sofá, casi al mismo tiempo que él.
Camino despacio, subiendo estos malditos escalones, ya no sé cuántas veces lo habré hecho en el día de hoy, solo por tratar de hablar con ella e intentar calmar mis nervios.
Me quedo de pie frente a esa maldita y estúpida puerta cerrada de nuevo. Creo que ya me conozco todas y cada una de las rayas de colores claros que hay en este tablón de madera oscura, debido al tiempo que he pasado mirándola; para mí, quizás años con ella cerrada, para una persona normal, ni siquiera llega a doce horas.
Suspiro antes de mirar a Louis, sin demasiada esperanza de que ella vaya a abrir solo por el hecho de que sea su hermano quien quiere verla, pero de todas maneras, creo que deberíamos intentarlo.
Me aparto de la puerta, dejando pista libre a Louis para tratar de traspasarla, a lo que él responde con un pequeño asentimiento de cabeza y un ligero suspiro antes de acercarse hasta quedarse pegada a ella.
No se oye nada más que nuestras respiraciones algo agitadas por los nervios de saber si ella querrá o no abrir la puerta a Louis, pese a que deba hacerlo, ya que es su hermano, pero el hecho de que sea hombre es un fuerte contra en mis cuentas mentales para tratar de hallar la probabilidad de que la puerta sea abierta por mi frágil y asustada Mary.
Dos pequeños golpes se producen a la puerta gracias al puño cerrado de Louis. Ninguna respuesta ni nada fuera de lo normal a este inquietante silencio que lleva torturándome desde esta mañana.
--¿Desde cuándo está así?-pregunta Louis en voz muy baja, mirándome de manera afligida y preocupada.
--Desde esta mañana, a eso de las diez-confirmo correspondiendo a su mirada con el mismo dolor que él debe sentir.
Asiente con la cabeza antes de mirar de nuevo hacia la puerta. Frunce su ceño ligeramente, supongo que pensando formas de tratar que ella le abra; forzando la cerradura, trepando por la ventana... esas son varias de las que han pasado por mi mente, pero que simplemente no he hecho, por no querer invadir su intimidad, o porque simplemente no he tenido la suficiente fuerza de hacerlo, ya que me duele más el hecho de que no quiera hablar conmigo por ser tan idiota al que esté en mi cuarto sin abrir la puerta.
Es obvio que Louis tratará la opción que ya he tratado varias veces desde esta mañana; hablar con ella.
--Mary-dice en voz realmente baja, no estoy seguro ni de que ella lo oigo-soy yo, Louis, abre, por favor-pide con la frente pegada a la puerta.
Y de forma inesperada se oye el cerrojo de la habitación abrirse, lo que hace que mi corazón se agite feliz de que vaya a poder verla, de que pueda hablar con ella y pedirla disculpas de nuevo, solo que esta vez a la cara y no con esa barrera.
No sé cómo, no sé porqué, pero Louis ha conseguido que ella abra la puerta.
Muevo un pie hacia delante, esperanzado con poder hablar con ella pese a que aún no pueda verla, ya que solo hay un dedo abierto de la puerta, pero antes de que pueda empujarla la mano de Louis se pone en mi pecho, haciendo que le mire confuso y que su respuesta sea una mirada algo fría y dura, o quizás suplicante. De cualquier manera me indica que no me mueva, que no me precipite y la asuste de nuevo, por lo retrocedo el paso que había dado, dejando mi cabeza gacha, esperando a que le dé la más mínima lástima a María y pueda hablar con ella.
Louis tan solo se queda en esa posición un segundo, antes de que oiga el chirrido de la puerta al abrirse, lo que acelera más aún mi pulso, ansioso por verla pese a que esta misma mañana he podido estar con ella; antes de haberla cagado.
La puerta se cierra con un sonido apenas audible y mucho menos molesto, lo que indica que Louis está dentro, con ella, y yo mientras aquí, tratando de saber qué dicen o cómo ella reacciona ante él, ya que quizás siga sintiendo algo de miedo... bueno, quizás no, seguro que siente miedo, pero no sé si Louis será la excepción que confirma la regla.
Muerdo mi labio inferior, nervioso por saber de lo que hablan o lo que hacen, aunque a la vez asustado por esos mismo motivos. Sé que poner la oreja en la puerta es de chismoso y maleducado, pero... necesito saberlo, solo saberlo, saber que ella está aquí, que sigue aquí conmigo, que no me ha abandonado y se ha ido con otro, por lo que sin pensármelo más pongo mi oreja izquierda pegada a la puerta, lo que me permite oír medianamente bien.
--Sé que no lo hizo con mala intención...
Su preciosa voz, distorsionada por el miedo, la desesperación y obviamente las lágrimas, hace que sienta mi corazón hundirse en mi pecho con fuerza debido a la culpabilidad.
--Y también sé... que no me hará daño, nunca-confirma ella.
--¿Entonces qué haces aquí metida? Le estás asustado de verdad, está muy preocupado por ti, María-habla Louis con tono tierno y fraternal.
--Yo... no lo sé... tan solo... tengo miedo de salir-explica ella completamente rota.
Se hace un pequeño silencio en el que solo se oye su pequeño y asustado llanto, mientras supongo que está abrazada a Louis y yo me siento cada vez más culpable, y entristecido por hacerla llorar.
--¿Y si él entrara aquí?-pregunta Louis.
Eso hace que una pequeña llama de esperanza se encienda en mí de golpe, aunque se apaga con rapidez, debido a que no creo que María quiera estar conmigo, mucho menos en una cama, y menos después de lo que la hice esta mañana.
--Tal...tal vez...-admite ella en voz baja.
Mi corazón se detiene por un segundo, antes de comenzar a latir con más fuerza que antes, debido a la felicidad de que ella aún quiere verme, estar conmigo, aunque se sienta insegura y asustada.
--Pero...no ahora-termina la frase, haciendo que mi ilusión se apague ligeramente.
--¿Quieres que me quede contigo esta noche?-pregunta Louis, con ese cariño y esa ternura que de vez en cuando deja relucir.
--Por favor...-responde ella en apenas un hilo de voz.
Es entonces cuando me separo de la puerta y la miro por un segundo antes de alejarme de ella lentamente y sentarme en el suelo junto a la puerta, ya que necesito dormir en algún lugar esta noche... bueno, dormir... lo digo como si estuviera convencido de que realmente dormiré, sabiendo que la chica a la que amo está en la habitación de enfrente, asustada por mi culpa, o al menos por parte de mi culpa, llorando junto a su hermano, pese a que me quiera ver, aunque no ahora.
Los brazos de Louis, algo dudosos, me rodean con cuidado, a lo que yo solo respondo escondiendo mi cara en mi cuello mientras dejo que las lágrimas salgan lentamente.
--Zayn, me estás empezando a asustar de verdad-me informa en voz baja mi amigo, sonando más tranquilo de lo que creo que se siente-¿Me quieres decir dónde está mi hermana y qué la pasa para que te pongas así?
Salgo de su abrazo, limpiándome las lágrimas con las mangas de mi chaqueta, aunque por mucho que quite una y otra, parecen salir dos más por cada una que limpio.
Miro su cara, preocupada por lo que la pueda ocurrir a su hermana y extrañada por mi reacción, mientras noto como mi cuerpo tiembla asustado, pensando en que María nunca saldrá de ahí y mucho menos querrá hablarme de nuevo.
--Ella...yo...-trato de explicarme, con la respiración tan sumamente entrecortada que apenas puedo decir dos palabras seguidas.
--¡¿Ella y tú qué?!-exclama nervioso-Dime que no es cierto o te puedo matar-me advierte asustado.
Pese a mi miedo por mi novia y a que no quiera verme de muevo, me extraño ante lo que dice Louis y por lo tanto alzo una ceja extrañado, mirándole como si se le acabara de ir la pinza.
--¿Qué no es cierto?-pregunto confuso.
--Oh no... oh no...- murmura más pálido de lo que normalmente es-oh no, no, no, por favor, no...
--¿Qué hablas?
Los papeles cambian por completo, ahora es él el asustado y yo el confundido que trata de entenderlo, mientras parece que Louis palidece más y más a cada segundo, murmurando un "oh, no" continuamente que hace que me empiece a poner más que nervioso.
--¿¡Oh no, qué?!-exclamo.
--T...tú...y...y... ella-dice con un nudo en la garganta-o sea... ella ¿en...enserio?-pregunta asustado.
--¿Enserio...qué?
--Pero ella...entonces ella es...está...
--Encerrada-confirmo.
--¿Encerrada?-pregunta volviendo a su cara de confusión-¿Cómo que encerrada?
--Sí... está en su cuarto y no me abre-admito aún confundido de que casi le haya dado un desmayo así por las buenas.
--¿Entonces no está embarazada?
--¿¡Qué está cómo?!-exclamo notando como los ojos están a punto de salirseme de las cuencas-¿¡Cómo que embarazada?!-exijo saber.
--Oh...¿no lo está?-pregunta con algo de humor.
--¡Eres idiota Louis!-grito dándole un ligero empujón en los hombros-¿¡Quieres que muera de un infarto o qué?!
--¿¡Quieres que muera yo por tu estúpida forma de hablarme en sílabas?!-me responde de la misma manera-Ahora ¿me explicas el porqué de que esté encerrada?
De nuevo la presión tan fuerte que siento sobre mi pecho vuelve a mí, haciendo que quiera llorar y que por algún motivo hago sin apenas darme cuenta, a lo que suspiro y restriego mis ojos. No por tratar de parecer duro y esas cosas frente a Louis, ya que es obvio que no lo soy, no al menos si María está de por medio, es por el simple hecho de que si dejo que salgan las primeras lágrimas el resto vendrán de golpe y no acabaré de llorar hasta que pueda hablar con ella y disculparme todas las veces que sean necesarias para que me perdone por haber sido tan brusco e idiota con ella, solo por hacerla ver que siente miedo, pero no quería que sintiera miedo de mí, yo solo...traté de ayudarla.
--Soy un mal novio-susurro pasando mi mano derecha por el ojo del mismo lado, esperando que las lágrimas se queden quietas y no salgan más.
--¿Por qué dices eso? En mi vida había visto a mi hermana tan contenta-responde confundido.
--Es que... ella...-comienzo a decir pero mi amigo me interrumpe.
--Como digas otra vez "Ella.. yo.." te mato-me advierte.
Resoplo antes de apartarme hacia un lado, dejando paso para que Louis entre en casa y no se quede en la puerta toda la noche, helándose de frío. Se lee la confusión en sus ojos antes de caminar hacia dentro, a lo que yo cierro la puerta despacio, mientras pienso qué palabras escoger para contarle a Louis lo ocurrido.
Me muevo despacio hacia el salón, tratando de ganar más tiempo y esperando a que Louis me siga, cosa que hace de inmediato, y a bastante velocidad, ansioso por mi explicación al porqué su hermana está en su cuarto, encerrada, sin salir, solo por mi culpa.
Jugueteo con mis dedos, nervioso, sentado en el sofá con mi... ¿cuñado? Sí, supongo que podría llamarle de alguna manera cuñado.
--¿Y bien?-pregunta con los nervios a flor de piel.
--Sabes... que... bueno... que ella... después de lo que... él-comienzo a hablar, en un tono algo bajo, mirando mis manos sin querer levantar la mirada solo por no querer encontrar la de Louis-pues... no ha querido... eh... querido... bueno.. ya sabes-comento algo nervioso, notando como la sangre sube a mis mejillas de golpe al tener que comentarle a mi amigo que su hermana, es decir, mi novia, no ha querido hacerlo conmigo.
--Follar, comprendo-corta de forma tajante y bestia tan solo como puede hacer él-¿puedes ir más rápido antes de que mi corazón se pare de nervios?-pide.
--Sí... eso...-confirmo aún sin mirarle-pues... yo...yo... supuse que era porque tenía... miedo, de que yo la hiciera algo parecido.
--Ajá-responde él, tratando de forzarme a que me explique de forma más clara y directa o al menos más rápida.
--Entonces.. pues... no sabía si era una buena idea... tan solo lo dije y...-comienzo a decir de nuevo, pero soy interrumpido por Louis por enésima vez.
--¿Qué mierdas te pasa, Zayn? ¿Quieres que te mate por no ir al grano?-pregunta algo duro, pero solo por el miedo que siente hacia que su hermana se encuentre mal.
Tomo una gran bocanada de aire, ya sin jugar con mis dedos para tratar de tranquilizarme, tan solo mirando la moqueta de color azul marino que hay colocada en el salón de mi casa.
Cojo fuerzas de donde no las hay y valentía de donde pensé que no tenía, antes de soltar una frase que resuma todo de la manera más directa y resumida que pueda ser para no tener que repetirla.
--Traté de hacerlo con ella, solo para demostrarla que sentía miedo, ya que no quería admitirlo, ella se asustó, lloró, me gritó que me alejara y después subió a su cuarto. No la he visto desde entonces.
Mi voz ha sonado lo suficientemente alto como para que mi amigo me haya escuchado, pero él no parece responder, no sé si porque no me ha oído, no se lo cree o no quiere creérselo, pero no habla, lo que me obliga a alzar mi mirada para ver su cara, con la boca ligeramente abierta por la sorpresa y mirándome con ojos expectantes.
Supongo que ahora verá el momento en el que me grite y me diga que soy un imbécil por hacerle algo así a su hermana, por lo que vuelvo mi cabeza a mirar a la moqueta azul marino y cierro mis ojos, esperando a los gritos histéricos de Louis, pero de manera extraña, no llegan, tan solo se oye un suspiro que parecía haber tenido retenido por años.
Antes de que pueda tan si quiera mirarlo a los ojos de nuevo siento su mano apretar mi hombro con cariño, como si me apoyara en esto, como... como si no estuviera enfadado conmigo.
Levanto mi cabeza algo asustado de lo que me vaya a hacer o decir Louis, cuando tan solo veo su cara, ya con un color más normal, ya que supongo que su palidez ha sido obra tan solo de los nervios. Sus ojos celeste me miran algo dolidos y afligidos, pero en sus labios se curva una pequeña sonrisa de cariño.
--Está bien-dice como en un suspiro-no... no es algo tan malo-dice por tratar de animarme.
--¿Por qué... no me estás gritando?-pregunto algo confundido.
--No porque no lo merezcas-responde con algo de humor-sino porque sé que no lo querías hacer con mala intención y porque bueno... veo que te importa cómo esté y si se encuentra bien, así que... no te grito-confirma sonriente-Ese motivo o porque aún estoy flipando por lo que me acaba de pasar, o porque hayas sido tú quien haya querido hacerlo, no sé, alguna de las tres opciones-comenta divertido.
--¿Qué te acaba de pasar?-pregunto curioso.
--Eso después, ahora hay tengo que hablar con ella-responde refiriéndose a su hermana.
Asiento con la cabeza y me levanto del sofá, casi al mismo tiempo que él.
Camino despacio, subiendo estos malditos escalones, ya no sé cuántas veces lo habré hecho en el día de hoy, solo por tratar de hablar con ella e intentar calmar mis nervios.
Me quedo de pie frente a esa maldita y estúpida puerta cerrada de nuevo. Creo que ya me conozco todas y cada una de las rayas de colores claros que hay en este tablón de madera oscura, debido al tiempo que he pasado mirándola; para mí, quizás años con ella cerrada, para una persona normal, ni siquiera llega a doce horas.
Suspiro antes de mirar a Louis, sin demasiada esperanza de que ella vaya a abrir solo por el hecho de que sea su hermano quien quiere verla, pero de todas maneras, creo que deberíamos intentarlo.
Me aparto de la puerta, dejando pista libre a Louis para tratar de traspasarla, a lo que él responde con un pequeño asentimiento de cabeza y un ligero suspiro antes de acercarse hasta quedarse pegada a ella.
No se oye nada más que nuestras respiraciones algo agitadas por los nervios de saber si ella querrá o no abrir la puerta a Louis, pese a que deba hacerlo, ya que es su hermano, pero el hecho de que sea hombre es un fuerte contra en mis cuentas mentales para tratar de hallar la probabilidad de que la puerta sea abierta por mi frágil y asustada Mary.
Dos pequeños golpes se producen a la puerta gracias al puño cerrado de Louis. Ninguna respuesta ni nada fuera de lo normal a este inquietante silencio que lleva torturándome desde esta mañana.
--¿Desde cuándo está así?-pregunta Louis en voz muy baja, mirándome de manera afligida y preocupada.
--Desde esta mañana, a eso de las diez-confirmo correspondiendo a su mirada con el mismo dolor que él debe sentir.
Asiente con la cabeza antes de mirar de nuevo hacia la puerta. Frunce su ceño ligeramente, supongo que pensando formas de tratar que ella le abra; forzando la cerradura, trepando por la ventana... esas son varias de las que han pasado por mi mente, pero que simplemente no he hecho, por no querer invadir su intimidad, o porque simplemente no he tenido la suficiente fuerza de hacerlo, ya que me duele más el hecho de que no quiera hablar conmigo por ser tan idiota al que esté en mi cuarto sin abrir la puerta.
Es obvio que Louis tratará la opción que ya he tratado varias veces desde esta mañana; hablar con ella.
--Mary-dice en voz realmente baja, no estoy seguro ni de que ella lo oigo-soy yo, Louis, abre, por favor-pide con la frente pegada a la puerta.
Y de forma inesperada se oye el cerrojo de la habitación abrirse, lo que hace que mi corazón se agite feliz de que vaya a poder verla, de que pueda hablar con ella y pedirla disculpas de nuevo, solo que esta vez a la cara y no con esa barrera.
No sé cómo, no sé porqué, pero Louis ha conseguido que ella abra la puerta.
Muevo un pie hacia delante, esperanzado con poder hablar con ella pese a que aún no pueda verla, ya que solo hay un dedo abierto de la puerta, pero antes de que pueda empujarla la mano de Louis se pone en mi pecho, haciendo que le mire confuso y que su respuesta sea una mirada algo fría y dura, o quizás suplicante. De cualquier manera me indica que no me mueva, que no me precipite y la asuste de nuevo, por lo retrocedo el paso que había dado, dejando mi cabeza gacha, esperando a que le dé la más mínima lástima a María y pueda hablar con ella.
Louis tan solo se queda en esa posición un segundo, antes de que oiga el chirrido de la puerta al abrirse, lo que acelera más aún mi pulso, ansioso por verla pese a que esta misma mañana he podido estar con ella; antes de haberla cagado.
La puerta se cierra con un sonido apenas audible y mucho menos molesto, lo que indica que Louis está dentro, con ella, y yo mientras aquí, tratando de saber qué dicen o cómo ella reacciona ante él, ya que quizás siga sintiendo algo de miedo... bueno, quizás no, seguro que siente miedo, pero no sé si Louis será la excepción que confirma la regla.
Muerdo mi labio inferior, nervioso por saber de lo que hablan o lo que hacen, aunque a la vez asustado por esos mismo motivos. Sé que poner la oreja en la puerta es de chismoso y maleducado, pero... necesito saberlo, solo saberlo, saber que ella está aquí, que sigue aquí conmigo, que no me ha abandonado y se ha ido con otro, por lo que sin pensármelo más pongo mi oreja izquierda pegada a la puerta, lo que me permite oír medianamente bien.
--Sé que no lo hizo con mala intención...
Su preciosa voz, distorsionada por el miedo, la desesperación y obviamente las lágrimas, hace que sienta mi corazón hundirse en mi pecho con fuerza debido a la culpabilidad.
--Y también sé... que no me hará daño, nunca-confirma ella.
--¿Entonces qué haces aquí metida? Le estás asustado de verdad, está muy preocupado por ti, María-habla Louis con tono tierno y fraternal.
--Yo... no lo sé... tan solo... tengo miedo de salir-explica ella completamente rota.
Se hace un pequeño silencio en el que solo se oye su pequeño y asustado llanto, mientras supongo que está abrazada a Louis y yo me siento cada vez más culpable, y entristecido por hacerla llorar.
--¿Y si él entrara aquí?-pregunta Louis.
Eso hace que una pequeña llama de esperanza se encienda en mí de golpe, aunque se apaga con rapidez, debido a que no creo que María quiera estar conmigo, mucho menos en una cama, y menos después de lo que la hice esta mañana.
--Tal...tal vez...-admite ella en voz baja.
Mi corazón se detiene por un segundo, antes de comenzar a latir con más fuerza que antes, debido a la felicidad de que ella aún quiere verme, estar conmigo, aunque se sienta insegura y asustada.
--Pero...no ahora-termina la frase, haciendo que mi ilusión se apague ligeramente.
--¿Quieres que me quede contigo esta noche?-pregunta Louis, con ese cariño y esa ternura que de vez en cuando deja relucir.
--Por favor...-responde ella en apenas un hilo de voz.
Es entonces cuando me separo de la puerta y la miro por un segundo antes de alejarme de ella lentamente y sentarme en el suelo junto a la puerta, ya que necesito dormir en algún lugar esta noche... bueno, dormir... lo digo como si estuviera convencido de que realmente dormiré, sabiendo que la chica a la que amo está en la habitación de enfrente, asustada por mi culpa, o al menos por parte de mi culpa, llorando junto a su hermano, pese a que me quiera ver, aunque no ahora.
Narra Alejandra.
--¿Seguro que estaréis bien aquí?-pregunta Liam algo preocupado.
--¿Quieres dejar de ser tan pesado?-pregunta con humor Niall-sí, estaremos bien, ve con Ale a casa, nosotros nos quedamos para ver si Harry está bien. Te llamaré si pasa cualquier cosa, lo prometo-le asegura.
--Está... está bien-admite finalmente Liam antes de salir por la puerta de casa de Harry y Louis.
Él coge mi mano con cuidado, entrelazando nuestros dedos con cariño, mientras tan solo mira al frente con una sonrisa que no le cabe en la cara, lo que provoca que yo también lo haga.
--¿Qué es gracioso?-pregunto algo extrañada por su sonrisa aparentemente sin sentido.
--Nada-responde él muy seguro, bajando la mirada hacia el frío y oscuro suelo, manteniendo esa sonrisa.
--¿Entonces?-pregunto con humor.
--Soy feliz-responde mirándome a los ojos-por eso sonrío, simplemente.
--¿Y por qué estás feliz?-pregunto de nuevo.
--Estás muy preguntona-comenta él divertido.
--Soy curiosa, ya lo sabes-respondo sin más.
Se hace el silencio de nuevo entre nosotros mientras lo único que se oye por la calle son nuestros pasos caminar lentos por la solitaria calle, ya que es casi media noche y estamos en un barrio residencial y no en uno universitario o algo por el estilo.
No sé ni por qué volvemos a casa, le he dicho a Liam como cien veces que puedo ir sola, pero me parece que lo que realmente quiere es estar conmigo, simplemente eso, aparte, claro está, de que le preocupe el que vaya sola por las calles a estas horas, algo un poco tonto si te paras a pensarlo; yo le podría proteger a él mucho mejor, llevo un arma en el bolso, pero igualmente, él quiere protegerme, y yo gustosa, dejo que lo haga.
--Me quieres-dice en voz muy baja.
Le miro confundida por sus palabras, por su murmullo, ha dicho... que le quiero.
--Claro que te quiero-le aseguro-¿a qué viene eso?-pregunto algo confundida.
--Me... me has preguntado porqué estoy feliz-dice sin apartar la mirada del suelo-por eso estoy feliz, porque me quieres y yo te quiero a ti-dice alzando la mirada hasta encontrarse con la mía, aún con esa sonrisa que parece imborrable de su cara.
Mi boca se abre algo alucinada por sus palabras. ¿De verdad está feliz porque le quiera? no soy más que... una cualquiera, una chica cualquiera, ¿por qué debería sentirse feliz con tan solo mi presencia cuando hay gente que me esquiva o huye de mí por miedo o asco? bueno, al menos eso hacían cuando iba con mi antiguo aspecto.
Había decidido volver a usarlo, pero creo que no queda muy bien un corsé negro y rojo con una barriga de embarazada, así que supongo que me lo pondré ya más tarde, dentro de meses, justo cuando pueda volver a fumar.
Me detengo de golpe en la calle, haciendo que Liam lo haga conmigo y su cara cambie a completo terror, un segundo antes de acercarse a mí y rodear mi cintura con uno de sus brazos, temiendo que me vaya a caer o algo así.
--¿Qué pasa? ¿Qué va mal?-pregunta asustado posando su mano izquierda en mi tripa, suponiendo que pasa algo al pequeño.
--No, no, tranquilo, nada va mal-le aseguro-solo... te quiero-digo mirándole a los ojos.
Él suelta un suspiro aliviado antes de sonreír en profundidad y abrazarme con fuerza con cariño, dejando mi cabeza en su pecho con ternura y acariciando mi espalda de arriba abajo.
--Yo a ti también-me asegura aún en el abrazo.
Se separa del abrazo con cuidado, manteniendo sus brazos en mi cintura y mirándome muy de cerca. Sonríe sin mostrar sus dientes y se acerca lo suficiente para que nuestros labios se unan de esa forma tan especial en la que solo nosotros podemos hacerlo.
Seguimos nuestro paseo de vuelta a casa, pasando por algunas tiendas... para qué mentir, tiendas caras y pijas, es lo que tiene vivir justo al otro lado de la zona comercial, que tienes que atravesar todas las tiendas y eso a veces es un problema, ya que me gusta pararme a mirar absolutamente todo.
La mayoría de ellas están cerradas, aún así, parecen majestuosas y mantienen el encanto tan maravilloso que tratan de darle, con bastante éxito la verdad.
Todas ellas están cerradas, todas... menos una, es una joyería, espectacular, qué duda cabe, por lo que me detengo a observar el escaparate lleno de piedras preciosas y colgantes, supongo que deben de tener mucha seguridad y unos cristales bien blindados para dejar abierto el escaparate a estas horas.
La antigua Alejandra no hubiera dudado mucho en... coger prestado de manera inocente alguna de estas piezas, sin embargo, ahora solo las observo maravillada por tanta belleza, junto a Liam, quien se detiene a mi lado y noto como sonríe al verme tan alucinada con tan solo un escaparate.
--Guau.
Es lo único que sale de mis labios mientras recorro la mirada por todas esas piezas brillantes; pendientes, pulseras, cadenas, colgantes, collares y... anillos. No puedo evitar quedarme mirando uno realmente bonito, parece realmente caro, aunque no sé de qué me sorprendo, ya que es una joyería de lujo, pero de igual manera me quedo mirándolo como una tonta, el anillo en sí, el aro que debe ser de oro blanco, está recubierto por pequeños diamantes, que en cualquier caso resultaría excesivo, pero en estos momentos, a mí me maravilla por completo. En el centro, el adorno de este anillo, es un diamante... peculiar, ya que está pulido en forma de rosa, sí de rosa, de flor, haciéndolo realmente espectacular, en mi vida había visto un anillo como ese, y mucho menos poseído.
Noto la cara de Liam cerca de la mía, mirando lo mismo que miro yo, o al menos intentarlo. No dice nada, tan solo observa con el ceño algo fruncido, no como si estuviera enfadado, tan solo parece pensar en algo, hasta que se percata de que lo estoy observando y sonríe de esa forma tan espectacular y pura que tiene, haciendo que sus castaños ojos se estrechen y formen pequeñas arrugas a ambos lados de éstos, haciéndole más adorable y apuesto que de costumbre.
--Venga, vamos a casa, hace frío-comenta manteniendo esa sonrisa, pasando su brazo izquierdo por mis hombros, pegándome a su costado.
Caminamos a casa en ese pequeño silencio, no incómodo, sino tal vez... agradable, sí, agradable, tan solo paseamos tranquilamente de vuelta a casa, a casa de Liam, pero que según él, es nuestra casa, nuestro hogar.
Apoyo mi cabeza en su hombro mientras seguimos caminando, con su brazo sobre mis hombros, por lo que yo alzo mi mano hasta que se unan y con la otra, acaricio despacio mi pequeña tripa, acariciando a mi pequeño, que pronto estará aquí con nosotros y podremos achucharle y darle todos los mimos que quiera. Deseo que cuando vayamos al médico me diga que no quedan muchos meses de embarazo, así la espera se me hará más corta, aunque haciendo las cuentas... si más o menos me quedé embarazada en la última semana de diciembre y estamos en la primera de marzo... estoy de diez semanas, o sea, de unos tres meses, guau, tres meses hace que llevo a un pequeño ser dentro de mí... y yo sin darme cuenta, por lo que... aún me quedan seis meses... joder, tanto tiempo para poder verlo, para poder ver su preciosa carita y abrazarlo, pero supongo que solo me queda esperar.
--¿Qué pasa?-pregunta Liam haciendo que salga de mis pensamientos.
--Nada, ¿qué debería pasar?-respondo sonriente.
--No sé, como solo estás acariciando tu tripa una y otra vez pensé que pasaba algo malo-dice preocupado-¿Va todo bien?
--Sí, sí, va todo... bien, es solo que... pensaba-respondo sin más.
--¿En qué pensabas?-pregunta con curiosidad.
--Nada importante, tranquilo-le aseguro con una gran sonrisa.
Él me corresponde a la sonrisa antes de besar mi frente con cariño.
Caminamos hasta que llegamos a casa, a nuestro hogar, cálido al dejar la calefacción baja para que no pasemos frío, espero que llegue pronto el calorcito, aunque hasta dentro de dos meses al menos no confío en que pueda llevar mis pantalones cortos, con mis camisetas de tirantes y... ¿Cómo voy a llevar todo eso con la tripa que me va a crecer? Va a ser imposible, aunque... si hace calor... no estaría mal poder enseñar a todo el mundo mi tripa, pero el miedo de que las fans celosas puedan hacerme daño solo por el hecho de que Liam y yo vamos a tener un bebé... me asusta más de lo que debería, pero... bueno, son solos chicas ¿no? nunca dañarían a una vida inocente por miedo... ¿o sí?
--Ale...-oigo la voz baja de Liam, a modo de súplica.
Me giro para mirarle, mientras me quito el abrigo y él me mira preocupado, supongo que de nuevo me he puesto a pensar y he dejado de hacerle caso. Ups, fallo mío.
--Solo pensaba-le repito antes de que me pregunte de nuevo si está todo bien.
Él solo resopla mientras deja su abrigo colgado en la percha y se acerca a mí, para coger el mío y dejarlo junto al suyo.
Siento como su mirada se posa en mi barriga, aún pequeña y casi insignificante, al menos con todas las capas que llevo, pero él de igual manera sonríe antes de acercarse a mí y rodearme con sus brazos, dejando su pecho pegado a mi espalda, y poniendo sus manos en mi vientre, acariciándolo con cariño, cuidándolo. De verdad creo que Liam será un fantástico padre.
--¿Quieres comer algo antes de ir a la cama?-pregunta en mi oído en voz muy baja.
Niego con la cabeza, antes de girarme aún dentro de sus brazos, para quedarme mirándolo y ver su ceño algo fruncido, molesto o preocupado por algo... otra vez.
--¿Qué pasa ahora?-pregunto rodando mis ojos.
--Creo que deberías comer algo-me recomienda-el bebé también necesita comer, ahora tiene que comer por dos, más o menos como hace Niall-dice con humor.
--No me apetece nada-admito antes de acercarme a él despacio hasta que nuestros labios se juntas cortamente.
--¿Y una tostada?-pregunta interrumpiendo el beso, con su brillante sonrisa.
Niego con la cabeza divertida, antes de besarle de nuevo, pasando mis brazos por su cuello despacio, acariciándolo y provocando que él se estremezca ligeramente por mi roce tan cariñoso.
--¿Qué tal algo de fruta?-susurra en mis labios.
Resoplo apoyando mi frente en su hombro, dándome cuenta de que tiene razón y que debería comer algo, de repente me ha entrado hambre, creo que el pequeño está comunicado con su padre y se conectan para sacarme de los nervios y ambos salirse con la suya.
--Está bien, una pieza de fruta, solo una-admito finalmente.
Él sonríe vencedor antes de abrazarme con fuerza. Me coloca debajo de su hombro de nuevo mientras caminamos a la cocina, donde me hace sentarme en una de las sillas altas que tiene pegadas a una pequeña barra, parece un pequeño bar, y me encanta, aún no he explorado lo suficiente esta parte, pero aún me queda tiempo.
--¿Qué te apetece?-pregunta rebuscando en el frigorífico-¿Una naranja?-pregunta sacando una bastante grande.
--Mancha mucho y me deja pegajosa-respondo con humor, apoyando mi codo en la barra, viendo que queda un rato largo hasta que decida qué comer.
--Está bien-responde en bajo mientras sigue con más frutas-¿Una pera?
--No me gustan-digo divertida.
--Pues... ¿Manzana?
--Me recuerda a Blancanieves, ¿y si me atraganto con ella?-pregunto chistosa.
--Me lo estás poniendo difícil ¿eh?-responde él divertido mientras sigue probando-¿Qué hay de un plátano? No mancha, no deja pegajoso, es difícil atragantarse con él, ¿alguna objeción?-pregunta sacándolo de la nevera.
--No, ninguna, un plátano está bien-respondo sonriente.
Él me lo tiende mientras se sienta enfrente de mí con una manzana roja a la que hinca el diente sin pensarlo un segundo.
Me parece... que puedo divertirme un rato con esto.
Abro despacio el plátano, observando la expresión de Liam, que no parece percatarse de mis intenciones perversas para reírme un rato, por lo que empiezo a comerla de manera lenta y tratando de parecer lo más sensual posible, cosa que parece que consigo, ya que Liam se pone rojo como un pavo y empieza a toser, se debe de haber atragantado con la manzana.
--¿Ves? las manzanas son peligrosas-digo con humor.
--Quizás si no hicieras esas cosas yo no me atragantaría-dice dando otro mordisco.
--¿Qué cosas hago?-pregunto antes de pasar mi lengua por mi fruta, provocando más la vergüenza de Liam y que yo no pueda evitar reír-hombres, siempre pensando en lo mismo, qué mentes más sumamente sucias-digo divertida e inocente antes de empezar a comer enserio.
--Sí claro, tus intenciones eran ingenuas-dice rodando los ojos pero sonriente, divertido.
--¡Por supuesto que sí!-respondo fingiendo indignación-¿Por qué iba yo a querer que pensaras mal?-pregunto con una ceja alzada y una sonrisa pícara.
--Para hacerme enloquecer, está claro-responde en voz baja, encorvándose hacia mí, quedándose más cerca de mí, con una pequeña sonrisa.
--¿Y qué ganaría yo con eso?-pregunto imitando su gesto y quedándome más cerca de él.
--No lo sé, tú sabrás que es lo que buscas-dice con una sonrisa picarona.
--Vaya, vaya, ¿quién eres tú y qué has hecho con el modosito, adorable de mi novio?-pregunto con humor.
--Oh, no sé, quizás... se haya ido un rato a comprar cosas de bebés-responde divertido-así que... tenemos tiempo aún-dice prácticamente en mis labios.
Sonrío antes de hacer que nuestros labios se junten. Su lengua entra en batalla con la mía con rapidez. Enserio ¿quién es este chico y dónde está Liam? Nunca se había comportado de esta forma, ¿qué le ocurrirá?
No me da tiempo a pensar ya que él se levanta con velocidad de la silla y me coge en brazos, haciendo que deje lo que queda de plátano en la mesa y emplee mis manos para rodear su cuello, mientras las suyas están en mis piernas, acariciándolas con cuidado mientras las sostiene y camina conmigo en sus brazos subiendo a la habitación, mientras nuestros besos tan calientes siguen sin apenas descanso.
Es él quien cierra la puerta con uno de sus pies antes de dirigirnos a la cama, donde me tumba con cuidado y él se coloca despacio sobre mí, sin aplastarme ni mucho menos, supongo que tendrá miedo de hacer daño al pequeño, pese a que no creo posible que por tumbarse junto a mí le dañaría.
Sus manos acarician despacio mi cara mientras las mías pasan por su nuca y nuestros besos siguen su ritmo lento pero apasionado. Noto como sus caricias bajan por mi cuello, creándome escalofríos, sonrío de forma involuntaria sobre sus labios que produce que sus labios también se curven mientras sus caricias siguen bajando hasta llegar a mis pechos, en los cuales se detiene más que en mi cuello y acaricia con más fuerza.
--Au-digo frenando su mano.
--¿Qué?-pregunta extrañado.
--¿No crees que lo haces un poco fuerte?
--Eh... no, siempre lo hago así-responde confundido-¿Por qué? ¿Te he hecho daño?
--No... daño no, es solo... molesto.
El sonríe de forma amplia antes de hablar de nuevo.
--Eso es porque tu cuerpo se está preparando para el bebé-dice antes de besar mi mandíbula con cuidado-iré con más cuidado-murmura bajando los besos por mi cuello, haciendo que muerda mi labio inferior.
Sus besos siguen y siguen bajando hasta llegar a mi cintura, por lo que aprovecha para quitar mi jersey y mis dos camisetas, dejando mi cuerpo medio desnudo, incluido mi pequeña tripa.
--Vaya-murmura él algo alucinado.
--¿Qué?-pregunto extrañada
--Que... bueno... no me había fijado en que... se empieza a notar tu tripita-dice adorable acariciándola.
--¡No es cierto!-me quejo-¿Me acabas de llamar gorda?-pregunto fingiendo enfado.
--No, gorda no, embarazada-responde con humor.
--No sé qué es peor-admito en un murmullo.
--Pues que sepas que eres la embarazada más sexy que he visto-responde antes de lanzarse a mis labios de nuevo.
Me lo han cambiado, me han cambiado a Liam, nunca ha sido tan apasionado, ni de coña, no es que sea soso ni aburrido, sino solo... más dulce y adorable, no tan... así, pero de igual manera he de admitir que me encanta y me vuelve loca hasta la última de las células más recónditas y escondidas de mis ser.
Mi cuello es invadido por sus labios, tan suaves como siempre, haciéndome sentir en una nube, cuando la nube parece desaparecer de golpe, ya que siento mi estómago dar un vuelco y tengo que apartar a Liam con algo de brusquedad, antes de sentarme en la cama como puedo.
--¿Qué? ¿Qué ocurre?-pregunta preocupado poniendo una mano en mi tripa.
--Nada, nada, tranquilo, el bebé está bien-digo doblando mis piernas y poniendo mi cabeza apoyada en las rodillas.
--¿Entonces qué pasa?-pregunta sentándose junto a mí, sin apartar su mirada llena de preocupación de mí.
--Sabes que me vienen mareos, y náuseas-murmuro tratando de no echar hasta la primera papilla-ahora se supone que están justificados, pero igualmente...-resoplo alzando mi cara y tratando de hacer que mi estómago se tranquilice y deje la comida en su sitio.
--¿Deberíamos ir al médico?-pregunta algo asustado.
--No, no, claro que no, estoy... bien, más o menos-admito sonriente-pero me parece que hoy no va a poder ser-respondo con algo de humor y aún algo mareada-lo siento.
--No, tranquila, no importa, eso es lo de menos-responde muy seguro con su brillante sonrisa-igualmente es tarde, deberíamos dormir-comenta acariciando mi mejilla con dulzura.
--Sí, será lo mejor-admito.
Me tumbo en la cama despacio, tratando de no alborotar a mi estómago, notando como Liam me observa en silencio, para comprobar que estoy bien. Esto es estúpido, parece que tengo una tripa de nueve meses y es enorme por lo lento que me muevo, cuando apenas es una pequeña tripa de ni siquiera tres meses.
Me acurruco en la cama, vestida solamente en ropa interior, pero cómoda de igual manera, arropada hasta el cuello con la manta y suspirando, sintiéndome relajada como en mi vida, dispuesta a dormir de un tirón, sabiendo que mi pequeño está aquí, conmigo, que nada malo le va a ocurrir, no lo permitiré y ahora sé que Liam tampoco dejará que le pase nada malo.
--Ale-oigo la voz en bajo de Liam, como si no quisiera despertarme si estuviera dormida.
Abro los ojos despacio, dispuesta a responderle, dándome cuenta de la poca distancia entre nuestros labios, entre nosotros en general, por lo que no es necesario hablar demasiado alto.
--Dime-respondo en un susurro con una gran sonrisa.
--¿Crees que lo haré bien?-pregunta con una marcada preocupación.
--¿Hacer bien qué?-pregunto extrañada.
--Todo esto-responde llevando una de sus manos a mi vientre-ser... padre ¿crees que lo haré bien?-pregunta asustado.
--Por supuesto que sí, Liam-respondo antes de abrazarle con fuerza-¿Cómo no lo vas a hacer bien? si seguro que serás el padre más tierno de este planeta.
--¿Y cuando llore? ¿Y cuando haya que regañarle? yo no puedo regañarle, no voy a poder, le quiero demasiado.
--¿Y si es chica?-pregunto cuestionándole con una ceja alzada y una sonrisa.
--¿Cómo?-pregunta extrañado.
--Estás hablando todo el tiempo como si fuera un chico, ¿qué pasaría su fuera chica?-pregunto divertida.
--Peor me lo pones, ¿qué pasará cuando me hable de chicos? ¿y cuando me hable de esas cosas de chicas? yo no voy a poder entenderla.
--No creo que ningún hombre entienda un dolor de ovarios-respondo con humor-pero no te preocupes, deja de preocuparte, aún queda mucho tiempo, ni siquiera sabemos si es chico o chica-respondo acariciando mi tripa con cuidado-todo va a ir bien, Liam, te lo prometo-le aseguro.
--¿Y crees que será feliz aunque sea un desastre de padre?-pregunta uniendo su mano a la mía sobre mi estómago.
--No vas a ser un desastre de padre, pero aunque lo fueras, sería igualmente feliz, porque lo vamos a querer mucho.
--¿Y...?-trata de preguntar de nuevo, pero pongo mi mano libre sobre su boca.
--Y nada más por hoy-digo divertida-no te preocupes más, saldremos adelante, los tres juntos, como... como...
--¿Una familia?-pregunta él apartando mi mano de su boca.
--Sí... como una familia-confirmo con una pequeña sonrisa.
Él sonríe satisfecho por mi respuesta antes de abrazarme con fuerza, haciendo que esconda mi cara en su pecho. Noto caricias en mi cabeza y mi espalda gracias a él, mientras yo pienso en lo que acabo de decir, ¿familia? ¿seremos... seremos una familia? ¿se puede considerar familia? Liam y yo no estamos casados pero...seremos un padre, una madre y un bebé, eso... eso se supone que es una familia, ¿verdad?
--¿Quieres dejar de ser tan pesado?-pregunta con humor Niall-sí, estaremos bien, ve con Ale a casa, nosotros nos quedamos para ver si Harry está bien. Te llamaré si pasa cualquier cosa, lo prometo-le asegura.
--Está... está bien-admite finalmente Liam antes de salir por la puerta de casa de Harry y Louis.
Él coge mi mano con cuidado, entrelazando nuestros dedos con cariño, mientras tan solo mira al frente con una sonrisa que no le cabe en la cara, lo que provoca que yo también lo haga.
--¿Qué es gracioso?-pregunto algo extrañada por su sonrisa aparentemente sin sentido.
--Nada-responde él muy seguro, bajando la mirada hacia el frío y oscuro suelo, manteniendo esa sonrisa.
--¿Entonces?-pregunto con humor.
--Soy feliz-responde mirándome a los ojos-por eso sonrío, simplemente.
--¿Y por qué estás feliz?-pregunto de nuevo.
--Estás muy preguntona-comenta él divertido.
--Soy curiosa, ya lo sabes-respondo sin más.
Se hace el silencio de nuevo entre nosotros mientras lo único que se oye por la calle son nuestros pasos caminar lentos por la solitaria calle, ya que es casi media noche y estamos en un barrio residencial y no en uno universitario o algo por el estilo.
No sé ni por qué volvemos a casa, le he dicho a Liam como cien veces que puedo ir sola, pero me parece que lo que realmente quiere es estar conmigo, simplemente eso, aparte, claro está, de que le preocupe el que vaya sola por las calles a estas horas, algo un poco tonto si te paras a pensarlo; yo le podría proteger a él mucho mejor, llevo un arma en el bolso, pero igualmente, él quiere protegerme, y yo gustosa, dejo que lo haga.
--Me quieres-dice en voz muy baja.
Le miro confundida por sus palabras, por su murmullo, ha dicho... que le quiero.
--Claro que te quiero-le aseguro-¿a qué viene eso?-pregunto algo confundida.
--Me... me has preguntado porqué estoy feliz-dice sin apartar la mirada del suelo-por eso estoy feliz, porque me quieres y yo te quiero a ti-dice alzando la mirada hasta encontrarse con la mía, aún con esa sonrisa que parece imborrable de su cara.
Mi boca se abre algo alucinada por sus palabras. ¿De verdad está feliz porque le quiera? no soy más que... una cualquiera, una chica cualquiera, ¿por qué debería sentirse feliz con tan solo mi presencia cuando hay gente que me esquiva o huye de mí por miedo o asco? bueno, al menos eso hacían cuando iba con mi antiguo aspecto.
Había decidido volver a usarlo, pero creo que no queda muy bien un corsé negro y rojo con una barriga de embarazada, así que supongo que me lo pondré ya más tarde, dentro de meses, justo cuando pueda volver a fumar.
Me detengo de golpe en la calle, haciendo que Liam lo haga conmigo y su cara cambie a completo terror, un segundo antes de acercarse a mí y rodear mi cintura con uno de sus brazos, temiendo que me vaya a caer o algo así.
--¿Qué pasa? ¿Qué va mal?-pregunta asustado posando su mano izquierda en mi tripa, suponiendo que pasa algo al pequeño.
--No, no, tranquilo, nada va mal-le aseguro-solo... te quiero-digo mirándole a los ojos.
Él suelta un suspiro aliviado antes de sonreír en profundidad y abrazarme con fuerza con cariño, dejando mi cabeza en su pecho con ternura y acariciando mi espalda de arriba abajo.
--Yo a ti también-me asegura aún en el abrazo.
Se separa del abrazo con cuidado, manteniendo sus brazos en mi cintura y mirándome muy de cerca. Sonríe sin mostrar sus dientes y se acerca lo suficiente para que nuestros labios se unan de esa forma tan especial en la que solo nosotros podemos hacerlo.
Seguimos nuestro paseo de vuelta a casa, pasando por algunas tiendas... para qué mentir, tiendas caras y pijas, es lo que tiene vivir justo al otro lado de la zona comercial, que tienes que atravesar todas las tiendas y eso a veces es un problema, ya que me gusta pararme a mirar absolutamente todo.
La mayoría de ellas están cerradas, aún así, parecen majestuosas y mantienen el encanto tan maravilloso que tratan de darle, con bastante éxito la verdad.
Todas ellas están cerradas, todas... menos una, es una joyería, espectacular, qué duda cabe, por lo que me detengo a observar el escaparate lleno de piedras preciosas y colgantes, supongo que deben de tener mucha seguridad y unos cristales bien blindados para dejar abierto el escaparate a estas horas.
La antigua Alejandra no hubiera dudado mucho en... coger prestado de manera inocente alguna de estas piezas, sin embargo, ahora solo las observo maravillada por tanta belleza, junto a Liam, quien se detiene a mi lado y noto como sonríe al verme tan alucinada con tan solo un escaparate.
--Guau.
Es lo único que sale de mis labios mientras recorro la mirada por todas esas piezas brillantes; pendientes, pulseras, cadenas, colgantes, collares y... anillos. No puedo evitar quedarme mirando uno realmente bonito, parece realmente caro, aunque no sé de qué me sorprendo, ya que es una joyería de lujo, pero de igual manera me quedo mirándolo como una tonta, el anillo en sí, el aro que debe ser de oro blanco, está recubierto por pequeños diamantes, que en cualquier caso resultaría excesivo, pero en estos momentos, a mí me maravilla por completo. En el centro, el adorno de este anillo, es un diamante... peculiar, ya que está pulido en forma de rosa, sí de rosa, de flor, haciéndolo realmente espectacular, en mi vida había visto un anillo como ese, y mucho menos poseído.
Noto la cara de Liam cerca de la mía, mirando lo mismo que miro yo, o al menos intentarlo. No dice nada, tan solo observa con el ceño algo fruncido, no como si estuviera enfadado, tan solo parece pensar en algo, hasta que se percata de que lo estoy observando y sonríe de esa forma tan espectacular y pura que tiene, haciendo que sus castaños ojos se estrechen y formen pequeñas arrugas a ambos lados de éstos, haciéndole más adorable y apuesto que de costumbre.
--Venga, vamos a casa, hace frío-comenta manteniendo esa sonrisa, pasando su brazo izquierdo por mis hombros, pegándome a su costado.
Caminamos a casa en ese pequeño silencio, no incómodo, sino tal vez... agradable, sí, agradable, tan solo paseamos tranquilamente de vuelta a casa, a casa de Liam, pero que según él, es nuestra casa, nuestro hogar.
Apoyo mi cabeza en su hombro mientras seguimos caminando, con su brazo sobre mis hombros, por lo que yo alzo mi mano hasta que se unan y con la otra, acaricio despacio mi pequeña tripa, acariciando a mi pequeño, que pronto estará aquí con nosotros y podremos achucharle y darle todos los mimos que quiera. Deseo que cuando vayamos al médico me diga que no quedan muchos meses de embarazo, así la espera se me hará más corta, aunque haciendo las cuentas... si más o menos me quedé embarazada en la última semana de diciembre y estamos en la primera de marzo... estoy de diez semanas, o sea, de unos tres meses, guau, tres meses hace que llevo a un pequeño ser dentro de mí... y yo sin darme cuenta, por lo que... aún me quedan seis meses... joder, tanto tiempo para poder verlo, para poder ver su preciosa carita y abrazarlo, pero supongo que solo me queda esperar.
--¿Qué pasa?-pregunta Liam haciendo que salga de mis pensamientos.
--Nada, ¿qué debería pasar?-respondo sonriente.
--No sé, como solo estás acariciando tu tripa una y otra vez pensé que pasaba algo malo-dice preocupado-¿Va todo bien?
--Sí, sí, va todo... bien, es solo que... pensaba-respondo sin más.
--¿En qué pensabas?-pregunta con curiosidad.
--Nada importante, tranquilo-le aseguro con una gran sonrisa.
Él me corresponde a la sonrisa antes de besar mi frente con cariño.
Caminamos hasta que llegamos a casa, a nuestro hogar, cálido al dejar la calefacción baja para que no pasemos frío, espero que llegue pronto el calorcito, aunque hasta dentro de dos meses al menos no confío en que pueda llevar mis pantalones cortos, con mis camisetas de tirantes y... ¿Cómo voy a llevar todo eso con la tripa que me va a crecer? Va a ser imposible, aunque... si hace calor... no estaría mal poder enseñar a todo el mundo mi tripa, pero el miedo de que las fans celosas puedan hacerme daño solo por el hecho de que Liam y yo vamos a tener un bebé... me asusta más de lo que debería, pero... bueno, son solos chicas ¿no? nunca dañarían a una vida inocente por miedo... ¿o sí?
--Ale...-oigo la voz baja de Liam, a modo de súplica.
Me giro para mirarle, mientras me quito el abrigo y él me mira preocupado, supongo que de nuevo me he puesto a pensar y he dejado de hacerle caso. Ups, fallo mío.
--Solo pensaba-le repito antes de que me pregunte de nuevo si está todo bien.
Él solo resopla mientras deja su abrigo colgado en la percha y se acerca a mí, para coger el mío y dejarlo junto al suyo.
Siento como su mirada se posa en mi barriga, aún pequeña y casi insignificante, al menos con todas las capas que llevo, pero él de igual manera sonríe antes de acercarse a mí y rodearme con sus brazos, dejando su pecho pegado a mi espalda, y poniendo sus manos en mi vientre, acariciándolo con cariño, cuidándolo. De verdad creo que Liam será un fantástico padre.
--¿Quieres comer algo antes de ir a la cama?-pregunta en mi oído en voz muy baja.
Niego con la cabeza, antes de girarme aún dentro de sus brazos, para quedarme mirándolo y ver su ceño algo fruncido, molesto o preocupado por algo... otra vez.
--¿Qué pasa ahora?-pregunto rodando mis ojos.
--Creo que deberías comer algo-me recomienda-el bebé también necesita comer, ahora tiene que comer por dos, más o menos como hace Niall-dice con humor.
--No me apetece nada-admito antes de acercarme a él despacio hasta que nuestros labios se juntas cortamente.
--¿Y una tostada?-pregunta interrumpiendo el beso, con su brillante sonrisa.
Niego con la cabeza divertida, antes de besarle de nuevo, pasando mis brazos por su cuello despacio, acariciándolo y provocando que él se estremezca ligeramente por mi roce tan cariñoso.
--¿Qué tal algo de fruta?-susurra en mis labios.
Resoplo apoyando mi frente en su hombro, dándome cuenta de que tiene razón y que debería comer algo, de repente me ha entrado hambre, creo que el pequeño está comunicado con su padre y se conectan para sacarme de los nervios y ambos salirse con la suya.
--Está bien, una pieza de fruta, solo una-admito finalmente.
Él sonríe vencedor antes de abrazarme con fuerza. Me coloca debajo de su hombro de nuevo mientras caminamos a la cocina, donde me hace sentarme en una de las sillas altas que tiene pegadas a una pequeña barra, parece un pequeño bar, y me encanta, aún no he explorado lo suficiente esta parte, pero aún me queda tiempo.
--¿Qué te apetece?-pregunta rebuscando en el frigorífico-¿Una naranja?-pregunta sacando una bastante grande.
--Mancha mucho y me deja pegajosa-respondo con humor, apoyando mi codo en la barra, viendo que queda un rato largo hasta que decida qué comer.
--Está bien-responde en bajo mientras sigue con más frutas-¿Una pera?
--No me gustan-digo divertida.
--Pues... ¿Manzana?
--Me recuerda a Blancanieves, ¿y si me atraganto con ella?-pregunto chistosa.
--Me lo estás poniendo difícil ¿eh?-responde él divertido mientras sigue probando-¿Qué hay de un plátano? No mancha, no deja pegajoso, es difícil atragantarse con él, ¿alguna objeción?-pregunta sacándolo de la nevera.
--No, ninguna, un plátano está bien-respondo sonriente.
Él me lo tiende mientras se sienta enfrente de mí con una manzana roja a la que hinca el diente sin pensarlo un segundo.
Me parece... que puedo divertirme un rato con esto.
Abro despacio el plátano, observando la expresión de Liam, que no parece percatarse de mis intenciones perversas para reírme un rato, por lo que empiezo a comerla de manera lenta y tratando de parecer lo más sensual posible, cosa que parece que consigo, ya que Liam se pone rojo como un pavo y empieza a toser, se debe de haber atragantado con la manzana.
--¿Ves? las manzanas son peligrosas-digo con humor.
--Quizás si no hicieras esas cosas yo no me atragantaría-dice dando otro mordisco.
--¿Qué cosas hago?-pregunto antes de pasar mi lengua por mi fruta, provocando más la vergüenza de Liam y que yo no pueda evitar reír-hombres, siempre pensando en lo mismo, qué mentes más sumamente sucias-digo divertida e inocente antes de empezar a comer enserio.
--Sí claro, tus intenciones eran ingenuas-dice rodando los ojos pero sonriente, divertido.
--¡Por supuesto que sí!-respondo fingiendo indignación-¿Por qué iba yo a querer que pensaras mal?-pregunto con una ceja alzada y una sonrisa pícara.
--Para hacerme enloquecer, está claro-responde en voz baja, encorvándose hacia mí, quedándose más cerca de mí, con una pequeña sonrisa.
--¿Y qué ganaría yo con eso?-pregunto imitando su gesto y quedándome más cerca de él.
--No lo sé, tú sabrás que es lo que buscas-dice con una sonrisa picarona.
--Vaya, vaya, ¿quién eres tú y qué has hecho con el modosito, adorable de mi novio?-pregunto con humor.
--Oh, no sé, quizás... se haya ido un rato a comprar cosas de bebés-responde divertido-así que... tenemos tiempo aún-dice prácticamente en mis labios.
Sonrío antes de hacer que nuestros labios se junten. Su lengua entra en batalla con la mía con rapidez. Enserio ¿quién es este chico y dónde está Liam? Nunca se había comportado de esta forma, ¿qué le ocurrirá?
No me da tiempo a pensar ya que él se levanta con velocidad de la silla y me coge en brazos, haciendo que deje lo que queda de plátano en la mesa y emplee mis manos para rodear su cuello, mientras las suyas están en mis piernas, acariciándolas con cuidado mientras las sostiene y camina conmigo en sus brazos subiendo a la habitación, mientras nuestros besos tan calientes siguen sin apenas descanso.
Es él quien cierra la puerta con uno de sus pies antes de dirigirnos a la cama, donde me tumba con cuidado y él se coloca despacio sobre mí, sin aplastarme ni mucho menos, supongo que tendrá miedo de hacer daño al pequeño, pese a que no creo posible que por tumbarse junto a mí le dañaría.
Sus manos acarician despacio mi cara mientras las mías pasan por su nuca y nuestros besos siguen su ritmo lento pero apasionado. Noto como sus caricias bajan por mi cuello, creándome escalofríos, sonrío de forma involuntaria sobre sus labios que produce que sus labios también se curven mientras sus caricias siguen bajando hasta llegar a mis pechos, en los cuales se detiene más que en mi cuello y acaricia con más fuerza.
--Au-digo frenando su mano.
--¿Qué?-pregunta extrañado.
--¿No crees que lo haces un poco fuerte?
--Eh... no, siempre lo hago así-responde confundido-¿Por qué? ¿Te he hecho daño?
--No... daño no, es solo... molesto.
El sonríe de forma amplia antes de hablar de nuevo.
--Eso es porque tu cuerpo se está preparando para el bebé-dice antes de besar mi mandíbula con cuidado-iré con más cuidado-murmura bajando los besos por mi cuello, haciendo que muerda mi labio inferior.
Sus besos siguen y siguen bajando hasta llegar a mi cintura, por lo que aprovecha para quitar mi jersey y mis dos camisetas, dejando mi cuerpo medio desnudo, incluido mi pequeña tripa.
--Vaya-murmura él algo alucinado.
--¿Qué?-pregunto extrañada
--Que... bueno... no me había fijado en que... se empieza a notar tu tripita-dice adorable acariciándola.
--¡No es cierto!-me quejo-¿Me acabas de llamar gorda?-pregunto fingiendo enfado.
--No, gorda no, embarazada-responde con humor.
--No sé qué es peor-admito en un murmullo.
--Pues que sepas que eres la embarazada más sexy que he visto-responde antes de lanzarse a mis labios de nuevo.
Me lo han cambiado, me han cambiado a Liam, nunca ha sido tan apasionado, ni de coña, no es que sea soso ni aburrido, sino solo... más dulce y adorable, no tan... así, pero de igual manera he de admitir que me encanta y me vuelve loca hasta la última de las células más recónditas y escondidas de mis ser.
Mi cuello es invadido por sus labios, tan suaves como siempre, haciéndome sentir en una nube, cuando la nube parece desaparecer de golpe, ya que siento mi estómago dar un vuelco y tengo que apartar a Liam con algo de brusquedad, antes de sentarme en la cama como puedo.
--¿Qué? ¿Qué ocurre?-pregunta preocupado poniendo una mano en mi tripa.
--Nada, nada, tranquilo, el bebé está bien-digo doblando mis piernas y poniendo mi cabeza apoyada en las rodillas.
--¿Entonces qué pasa?-pregunta sentándose junto a mí, sin apartar su mirada llena de preocupación de mí.
--Sabes que me vienen mareos, y náuseas-murmuro tratando de no echar hasta la primera papilla-ahora se supone que están justificados, pero igualmente...-resoplo alzando mi cara y tratando de hacer que mi estómago se tranquilice y deje la comida en su sitio.
--¿Deberíamos ir al médico?-pregunta algo asustado.
--No, no, claro que no, estoy... bien, más o menos-admito sonriente-pero me parece que hoy no va a poder ser-respondo con algo de humor y aún algo mareada-lo siento.
--No, tranquila, no importa, eso es lo de menos-responde muy seguro con su brillante sonrisa-igualmente es tarde, deberíamos dormir-comenta acariciando mi mejilla con dulzura.
--Sí, será lo mejor-admito.
Me tumbo en la cama despacio, tratando de no alborotar a mi estómago, notando como Liam me observa en silencio, para comprobar que estoy bien. Esto es estúpido, parece que tengo una tripa de nueve meses y es enorme por lo lento que me muevo, cuando apenas es una pequeña tripa de ni siquiera tres meses.
Me acurruco en la cama, vestida solamente en ropa interior, pero cómoda de igual manera, arropada hasta el cuello con la manta y suspirando, sintiéndome relajada como en mi vida, dispuesta a dormir de un tirón, sabiendo que mi pequeño está aquí, conmigo, que nada malo le va a ocurrir, no lo permitiré y ahora sé que Liam tampoco dejará que le pase nada malo.
--Ale-oigo la voz en bajo de Liam, como si no quisiera despertarme si estuviera dormida.
Abro los ojos despacio, dispuesta a responderle, dándome cuenta de la poca distancia entre nuestros labios, entre nosotros en general, por lo que no es necesario hablar demasiado alto.
--Dime-respondo en un susurro con una gran sonrisa.
--¿Crees que lo haré bien?-pregunta con una marcada preocupación.
--¿Hacer bien qué?-pregunto extrañada.
--Todo esto-responde llevando una de sus manos a mi vientre-ser... padre ¿crees que lo haré bien?-pregunta asustado.
--Por supuesto que sí, Liam-respondo antes de abrazarle con fuerza-¿Cómo no lo vas a hacer bien? si seguro que serás el padre más tierno de este planeta.
--¿Y cuando llore? ¿Y cuando haya que regañarle? yo no puedo regañarle, no voy a poder, le quiero demasiado.
--¿Y si es chica?-pregunto cuestionándole con una ceja alzada y una sonrisa.
--¿Cómo?-pregunta extrañado.
--Estás hablando todo el tiempo como si fuera un chico, ¿qué pasaría su fuera chica?-pregunto divertida.
--Peor me lo pones, ¿qué pasará cuando me hable de chicos? ¿y cuando me hable de esas cosas de chicas? yo no voy a poder entenderla.
--No creo que ningún hombre entienda un dolor de ovarios-respondo con humor-pero no te preocupes, deja de preocuparte, aún queda mucho tiempo, ni siquiera sabemos si es chico o chica-respondo acariciando mi tripa con cuidado-todo va a ir bien, Liam, te lo prometo-le aseguro.
--¿Y crees que será feliz aunque sea un desastre de padre?-pregunta uniendo su mano a la mía sobre mi estómago.
--No vas a ser un desastre de padre, pero aunque lo fueras, sería igualmente feliz, porque lo vamos a querer mucho.
--¿Y...?-trata de preguntar de nuevo, pero pongo mi mano libre sobre su boca.
--Y nada más por hoy-digo divertida-no te preocupes más, saldremos adelante, los tres juntos, como... como...
--¿Una familia?-pregunta él apartando mi mano de su boca.
--Sí... como una familia-confirmo con una pequeña sonrisa.
Él sonríe satisfecho por mi respuesta antes de abrazarme con fuerza, haciendo que esconda mi cara en su pecho. Noto caricias en mi cabeza y mi espalda gracias a él, mientras yo pienso en lo que acabo de decir, ¿familia? ¿seremos... seremos una familia? ¿se puede considerar familia? Liam y yo no estamos casados pero...seremos un padre, una madre y un bebé, eso... eso se supone que es una familia, ¿verdad?
----------------------------
A ver, yo no sé ya cuántas millones de veces lo he dicho, pero parece que aún no os queda del todo claro, y no quiero sonar borde, pero es que parece que me ignoráis cuando escribo las cosas para que las leáis, pero en fin, yo os lo repito (otra vez):
Si queréis que ponga un link vuestro al final del capítulo, en la foto donde aviso por tuenti o en cualquier lugar que me concierne a mí o a mi novela PEDIDME PERMISO, porque si no lo hacéis, borro vuestro comentario de forma automática, y en estos últimos 82 capítulos os lo he ido diciendo, lo habéis seguido haciendo y he tenido que coger vuestro comentario, copiarlo, borrar el spam (que son vuestros links) y pegarlo de nuevo, y aun así, lo he contado como un comentario más para poder subir rápido. A partir de ahora, comentario que vaya con link sin mi permiso, comentario que se borra y que no cuento.
Y si queréis que ponga un link al final de la novela o que la recomiende, me lo pedís y yo lo hago encantada, porque al principio siempre se necesita ayuda para conseguir lectores, pero no me lo pongáis sin permiso porque jode y jode un huevo.
Eso es todo, espero que no os enfadéis conmigo por lo que he dicho, pero es que en tres de cada cinco comentarios hay un link puesto sin permiso y me molesta muchísimo.
Besitos de koala for everybody :*.