Lo prometido es deuda, aquí el capítulo 95, en el que espero que me comentéis mucho mucho, porque he subido dos capítulos hoy y bueno, me gusta mucho que me comentéis porque me animáis y esas cosillas :')
Enjoy it! :3
-----------------
Narra Harry.
Enjoy it! :3
-----------------
Narra Harry.
--Hazza...-oigo una voz medio adormilada que me llama.
Giro mi cabeza para encontrarme con los ojos de Marta, mirándome entrecerrados por el sueño, con un brazo rodeándome y su torso apenas cubierto con una sábana, al igual que está el mío, aunque después de lo de esta noche no estábamos para vestirnos, lo admito, yo también estoy machacado después de toda la gira, pero estoy feliz de lo que hemos hecho; hemos acabado nuestra primera gira, y hemos llegado hasta Estados Unidos y encima triunfar, creo haber escuchado que somos la primera banda británica (En realidad británico-irlandesa, que a muchos se les olvida ese detalle) que llega a los Estados Unidos y triunfa y nosotros... lo hemos conseguido, me siento realmente orgulloso de ello y también de haber triunfado en nuestro propio continente, pero ahora lo que quiero es descansar, vacaciones, encima empieza el verano, con el calorcito y será total e increíblemente genial.
--Dime cielo-susurro acariciando su mejilla.
--¿Dónde crees que está Alejandra?
La pregunta me pilla más que de sopetón; hace ya un mes que Ale se fue, dejando esa carta de despedida y dejando a Liam hecho completamente polvo, pero por esa misma razón no lo mencionamos, no queremos recordárselo y que se hunda más y más, aunque parece que se va encontrando mejor, eso o que cada vez sabe mentir mejor, que también puede ser.
--No sé, quizás haya vuelto a sus orígenes y esté por ahí atracando a ancianitas-digo con algo de humor.
--Harry...-dice en tono quejica-estoy hablando en serio.
--¡Yo también lo digo en serio!-me excuso, pero aún con diversión-Realmente no sé dónde puede estar-admito en un suspiro-Quizás... no sé, se haya ido muy lejos, o por el contrario esté aquí al lado y no nos demos cuenta de que está caminando por la misma calle que nosotros, no lo sé realmente... ¿Por qué me lo preguntas?-pregunto algo confundido.
--Oh, nada, solo... acabo de soñar con ella-responde el ceño fruncido apoyando su cara en mi pecho con cuidado-¿Crees que estará bien?-pregunta con tono bajo, pero claramente preocupado.
--Seguro que sí-susurro pasando mi mano por su pelo con lentitud-seguro que sí...
Apenas caigo dormido, oigo que suena mi teléfono móvil, haciendo que me levante sobresaltado y por lo tanto que Marta se queje, ya que estaba acomodada encima de mí y ahora gruñe malhumorada, dándose media vuelta en la cama y acurrucándose con apenas una sábana rodeando su cuerpo.
Cojo mi móvil, que sigue y sigue sonando, no sé quién podrá ser a las tres de la mañana.
--¿Si?-pregunto dejando caer mi cabeza en la almohada, con los ojos cerrados por el sueño y luchando por no quedar dormido.
--¿Harold?-oigo que pregunta una voz femenina y muy conocida para mí-¿Ocurre algo malo?
--¿Tía Martha?-pregunto extrañado restregando uno de mis ojos-No, nada va mal, ¿por qué me llamas a estas horas?
--Es que perdí mi teléfono y estuve buscándolo por meses, lo acabo de encontrar y he visto un montón de llamadas tuyas, por eso me he preocupado, pero como tu padre no me ha dicho nada, supuse que era algo sobre ti, personal-explica tranquilamente.
--No, yo no te he llamado-respondo confundido.
--Que sí, lo pone aquí, unas veinte llamadas y varios mensajes preguntándome dónde estoy y por qué no te contesto.
En ese momento una bombilla imaginaria se enciende sobre mi cabeza y me levanto de golpe quedado sentado en la cama y mirando con los ojos como platos a la pared de enfrente.
--No... no era nada, tranquila, no te preocupes tía, era una bobada-me trato de explicar nervioso y saliendo de entre las sábanas con algo de torpeza-A ver cuando quedamos y nos vemos ¿vale?
--Claro pequeño, cuando quieras-responde ella feliz-Ahora me vuelvo a dormir, que tu tío Steve está ya refunfuñando-dice divertida.
--Vale tía, descansa, buenas noches-digo poniéndome mis calzoncillos, los cuales andaban por el suelo al haber sido quitados con velocidad y necesidad.
--Buenas noches, Harold.
Cuelgo el teléfono y lo lanzo a la cama antes de lanzarme a por unos vaqueros y enfundarme en ellos a una velocidad de vértigo, al igual que hago con una camiseta.
Mierda, mierda, mierda. El tal Andrew o como quiera llamarse no tuvo nada que ver con las llamadas que no llegaron a Marta, fui yo el que se equivocó de número y en vez de llamarla a ella llamé a mi tía Martha, la cual vive en Canadá y pierde su teléfono con facilidad, bueno, su teléfono, los zapatos, las gafas, el gato, una vez perdió hasta la televisión y que nadie me pregunte como perdió algo tan grande porque realmente no sé cómo lo hizo, pero así fue, en resumidas cuentas, amenacé y estampé contra un árbol a un chico que no tenía culpa de nada y ahora me siento culpable, por lo que necesito ir a disculparme, aunque sean las tres de la mañana, más vale tarde que nunca.
Cojo las llaves del coche de la mesilla y las meto en el bolsillo de mis vaqueros al igual que hago con mi móvil.
--¿Qué pasa?-murmura Marta malhumorada.
--¿Sabes dónde vive tu amigo Andrew o como se llame?-pregunto dando un rodeo a la cama para quedarme frente a ella.
Ella abre los ojos como platos ante esa pregunta y se levanta de la cama, rodeando su cuerpo con una sábana y dejando sus pies tocando la moqueta, justo enfrente de mí. Me mira extrañada, inspeccionándome con la mirada antes de agachar la cabeza. Pasa su mano derecha por su pelo, colocándolo y con la izquierda sujeta la sábana antes de soltar un suspiro pesado y algo triste.
--Hey, ¿qué ocurre?-pregunto clavando una de mis rodillas en el suelo para quedar a una altura en la que pueda ver claramente sus ojos pese a la oscuridad de la habitación-¿Ya nos sois amigos? ¿Acaso te ha hecho daño?-pregunto molesto, ya que si la ha hecho cualquier clase de daño mando a tomar por culo mis buenas intenciones de disculpa y le meto un puñetazo.
--No, no me ha hecho... daño-responde ella-solo que ya... no hablamos tanto, solo eso.
--¿Habéis dejado de ser amigos?-pregunto confundido, ya que parecían llevarse muy bien.
--No, seguimos siendo amigos... o algo así-murmura.
--Marta, ¿me quieres decir qué ha pasado entre vosotros dos?-pregunto acariciando su mandíbula y haciendo que me mire a los ojos-¿Acaso...os habéis liado?-pregunto asustado.
--¡No!-exclama molesta-¡Por supuesto que no! ¡Oh, Harry!-gruñe algo enfadada levantándose de la cama y alejándose de mí-¿¡Cómo puedes pensar tal cosa?!-exclama cabreada.
--No lo sé-respondo confundido por su actitud-¿Entonces qué ocurre?-pregunto levantándome del suelo.
--Pues que ya no somos tan amigos y punto ¿vale?-dice sin más, aún con tono molesto.
Me acerco a ella hasta que mi pecho encaja en su pequeña espalda y dejo un beso en su hombro con cuidado, esperando a que se tranquilice del berrinche que ella sola se ha cogido, cosa que hace pasados unos segundos, suspirando y apoyando su cabeza en mi hombro con cuidado.
--¿Para qué quieres saber donde vive?-pregunta con voz pausada.
--Necesito disculparme con él-admito.
Ella se da media vuelta y me mira con lo ojos muy abiertos casi sin poder creerse que haya dicho tal cosa, aunque sea la verdad.
--¿Tú? ¿Disculparte? ¿Con él?-pregunta sorprendida-¿Por qué?
--Recuerdas cuando... bueno, cuando estaba mal, con el bajón y te llamé para ver cómo estabas y no me lo cogiste y cuando por fin te encontré estabas con él y te dije que te llamé, pero tú decías que no, y yo decía que era su culpa, y antes de eso pues le... zarandeé un poco, ¿lo recuerdas?
--Sí claro, ¿cómo olvidar tal espectáculo?-dice rodando los ojos.
--Pues en realidad... él no hizo nada, no fue su culpa y por eso... me quiero disculpar con él-admito en voz baja.
Ella me mira sorprendida, pero acto seguido sus ojos parecen tiernos y me abraza con fuerza, escondiendo su cara en mi cuello y dejando un pequeño beso que hace que me recorra un escalofrío.
Se separa de mí y camina hacia su bolso, del cual saca una pequeña agenda, se sienta en la cama y empieza a pasar hojas hasta que se detiene en una en concreto.
--Vive en la calle Carlton Avenue West-me informa-está en el barrio de Harrow, número 10, es una vivienda unifamiliar-dice mirándome sonriente-¿Quieres que te acompañe?-pregunta cerrando la agenda y dejándola en su sitio de nuevo.
--Tranquila, estaré de vuelta en poco más de una hora-digo antes de besar su mejillas-duerme mientras tanto-digo sonriente.
Ella me responde a la sonrisa antes de acurrucarse en la cama y mirarme desde ahí divertida.
--Aquí te espero-dice con una sonrisa pícara.
Yo suelto una pequeña carcajada antes de salir del cuarto. Bajo los escalones de dos en dos, olvidando por completo que Louis está aquí, ya que oigo el chirrido de una puerta abrirse y cómo aparece Lou medio zombie quejándose.
--¿Qué son esos ruidos?-pregunta adormilado.
--Ve a dormir, Tomlinson-respondo encaminándome a la puerta.
--¿A dónde vas?-pregunta algo más despierto.
--A comprar tabaco-digo divertido.
--Primero, ¿va a ser como cuando un padre de familia dice que va a comprar tabaco y luego no vuelve? y segundo; tú no fumas-dice divertido.
--Oh, vete a reposar el culazo que tienes y punto-digo riendo entre dientes abriendo la puerta de salida.
--¿Qué problema tendrá con mi culo? ¡Si es perfecto!-le oigo murmurar antes de cerrar la puerta.
Cojo el coche y salgo en la dirección que ha dicho Marta, repitiéndome a mí mismo la dirección que es para no olvidarla y tener que llamarla, con riesgo de despertarla.
Creo que esto se debe de pensar con más detenimiento, ¿qué pasa si vive con alguien? ¿si no está en casa? aunque claro, ¿dónde va a estar a estas horas? Supongo que estudiará en la universidad, por la edad digo, o quizás trabaje, aunque pensemos en que estará en casa y no se molestará porque le despierte para pedirle perdón. Quizás suene de locos lo que estoy haciendo, pero me siento culpable, ya que al fin y al cabo apenas rozó a Marta y yo casi lo mato contra un árbol y desde ese momento no me he disculpado, y ¿cuánto ha pasado de eso? ¿dos meses? ¿tres? oh Dios, ahora me siento mal por el pobre chico, en el fondo era inocente y yo lo traté horrible, aunque sé que desea a Marta, pero de igual manera no interfiere en nuestra relación, es más, ya ni le veo por nuestro barrio, cosa que agradezco.
Apenas media hora después ya estoy en frente de la casa que me ha dicho Marta, es bastante grande para vivir alguien solo, y más alguien joven que esté estudiando.
Me bajo del coche y con velocidad me acerco a la puerta, a la cual llamo con el puño cerrado, esperando que eso sea suficiente para que lo oiga, cosa que así es, ya que la puerta se abre y aparece el tal Andrew; con el pelo desordenado y rascándose la cabeza, los ojos a medio abrir y un pijama bastante infantil para su edad.
--Mira, si me vas a amenazar espérate a mañana por la mañana ¿vale? si quieres hasta te dejo dormir aquí hasta que lleguen las... no sé, ¿las once te parece una buena idea para que me quieras amenazar?-pregunta como si tal cosa.
--No vengo a eso-digo muy seguro-Solo... quería pedirte disculpas.
Eso hace que el chaval abra los ojos de golpe sorprendido y me mire extrañado, de arriba abajo, como si no creyera lo que le digo.
--¿Eres un extraterrestre con el cuerpo de Harry o algo así?-pregunta pellizcando mi mejilla, esperando a que mi piel se despegue y aparezca un alien, seguro con lo rarito que espera algo así.
--No, soy yo, y solo he venido para eso. Lo siento, no debí empujarte ni insultarte, ni amenazarte ni...
--Insinuar que cogí el móvil de Marta y borré tus llamadas y mensajes-confirma él, riendo por lo bajo.
--Sí, por eso también-admito en un suspiro-Bueno, solo eso-añado.
--Bien-dice él sin más.
--¿Entonces no más peleas, ni discusiones? ¿Hacemos... una tregua?-pregunto extendiendo mi mano.
--Tregua-responde estrechando mi mano-Pero en cuanto Marta y tú rompáis, adiós pacto-dice divertido.
--En ese caso te dejaría encerrado en algún lugar-digo divertido.
--Touché -responde siguiendo mi alegre humor-¿Quieres pasar o... te quedas en la entrada, te vas o... lo que suelas hacer a las casi cuatro de la madrugada en la casa de un chico al que has amenazado recientemente?-pregunta metiéndose en casa, dejando la puerta abierta para que yo pase si es lo que quiero.
Miro algo desconfiado la entrada, me giro hacia atrás viendo la calle vacía y simplemente entro a la casa de este chico desconocido, cerrando la puerta tras de mí.
Entro en el hall de una casa que parece bastante cara, demasiado para que la pague solo una persona.
Parece que se le ha comido la casa, ya que no le veo por ninguna parte, cosa que me obliga a explorar la casa, buscándole, ya que no sé dónde puede haberse metido, y si me ha ofrecido pasar sería porque quería hablar conmigo ¿no?
--¿Andrew?-pregunto extrañado entrando en lo que parece que es la cocina.
--¡BU!-exclama alguien poniendo sus manos sobre mis hombros.
Pego un grito asustado antes de darme media vuelta de un brinco y chocar mi espalda contra un armario, pero no me quejo por eso, ya que solo miro asustado a mi atacante, para ver al moreno reírse.
--¿Te he asustado?-pregunta con una ceja alzada.
--¿¡Pero qué clase de problema mental tienes?!-exclamo enfadado.
¿Qué chico, mayor de edad (bastante mayor de edad, yo le pongo la edad de Louis), se esconde en su propia casa para asustar a un chico que apenas conoce? Este chico no es normal, quizás esté pirado como una chota o está loco, así simplificando, porque no es muy normal que haga esas cosas, al menos a mí no me lo parece.
--No tengo ningún problema mental-responde frunciendo la nariz extrañado-Solo quería gastarte una broma-añade con diversión.
--Tú... tú estás completamente chiflado-digo mirándole alucinado.
--Quizás, pero las mejores personas lo están, que no se te olvide-dice sonriente-Venga, no me guardes rencor y no grites más si no quieres despertar a La Bestia-dice caminando fuera de la cocina.
Salgo tras él, preguntándome en qué estoy realmente haciendo, ya que ahora que me siento más despierto empiezo a darme cuenta de que esto es de idiotas, pero supongo que cuando lo decidí me sentía más culpable, y estaba más dormido, por lo que ahora no hay vuelta atrás y solo me queda charlar con este chico, esperando que no esté como una cabra realmente.
Le sigo hasta una sala de estar en la que hay una televisión de plasma bastante grande y dos sofás de color negro, acorde con la casa de estilo moderno. Él se sienta con las piernas cruzadas, como un niño pequeño, básicamente, en el sofá y me mira sonriente desde allí, esperando a que me siente con él, cosa que hago algo extrañado por su extraña forma de ser.
--Bueno...-dice tratando de sacar un tema de conversación.
--Bueno...-respondo sin saber qué decir, echando un vistazo al salón en el que me encuentro-¿Quién es La Bestia?-pregunto recordando sus anteriores palabras.
--Oh-dice con algo de sorpresa, antes de sonreír con diversión-Es mi compañero de piso, es un gruñón, odia que lo despierten, así que mejor que no grites como una chica otra vez-dice riendo entre dientes.
Ruedo los ojos ante su pequeño insulto y de nuevo mi vista gira entorno a la habitación. Aunque sean dos los que viven aquí, sigue siendo demasiado dinero para mantener la casa, por lo que me veo obligado a preguntar.
--¿Estudias?-pregunto mirándole con algo de recelo, ya que no veo a alguien tan cabeza hueca estudiando.
--Primer año en Periodismo-dice orgulloso-también trabajo-añade-Hago fotos para algunas revistas, para pagar mi parte de alquiler, ya sabes... O bueno, quizás no sabes-dice divertido.
--También tengo que pagar mi casa-digo muy seguro.
--Pero yo no gano en un día lo que muchos tardan toda una vida-responde con humor.
Este chico es de lo que no hay, ¿no ha dicho que una tregua? ¿Por qué me está forzando a que lo mande a la mierda? Arg, juro que me desespera, pero profundamente, y mucho más su actitud de niño de cinco años, por Dios, si está en la universidad debe de tener diecinueve al menos, no es que yo sea muy maduro, pero... él podría no ser tan infantil, digo yo.
--¿Sabe Marta que estás aquí?-pregunta esta vez él.
--Sí-respondo simplemente-Ella me dio la dirección-añado sin más.
--Sabes que ya no me habla ¿verdad?
Abro los ojos de par en par ante esa afirmación, mirándole con asombro, pero asombro es el que muestra él en su cara, al mismo tiempo que algo de extrañeza y confusión.
--¿Ella no te habla?-pregunto sorprendido.
--No, al menos desde hace... como dos meses-responde extrañado-¿No te lo ha contado?
--¿Contar el qué?-pregunto confundido.
--Oh, nada, da lo mismo-dice en voz baja, apartando su mirada de mí y mirando hacia cualquier parte.
--No la harías daño ¿verdad?-pregunto molesto.
--¿Yo? ¿Daño? ¿A ella?-pregunta alucinado-¿Tú te pinchas Nutella?-pregunta como si estuviera loco-Antes de hacerla daño me lo hago a mí mismo-dice muy seguro.
--¿Entonces?-pregunto ya curioso por saber qué es lo que pasó entre ellos.
--Eh... bueno, eh...-dice algo nervioso, podría jurar que se está poniendo colorado-Yo... la dije que bueno, que la quería y ella.... me... mandó un poco a la mierda-dice sonando divertido-Supongo que te quiere demasiado-comenta algo molesto.
Me quedo mirándole sorprendido, ya que apenas me creo que él... bueno, sabía que él la quería, pero no que fuera capaz de decírselo y mucho menos de suponer que me dejaría por él, no es que sea feo, pero... bueno, antes que él estoy yo, al menos eso parece y espero que dure durante mucho tiempo.
Él me sonríe divertido por la cara que debo de estar poniendo antes de simplemente echar su cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo del sofá y mirando al techo con algo de frustración. Entonces caigo en su muñeca izquierda; lleva una pulsera, pero no una pulsera cualquiera, no, es una pulsera que yo había visto antes, es... es igual a la que tiene Marta, solo que la de ella es rosa y la de él, azul. Es algo muy simple, una cuerdecita azul atada con un nudo corredizo y de ella colgando lo que parece una pieza de puzzle, también de color azul, solo que algo más oscuro, la cual supongo que complementa a la que tiene Marta.
Ahora me... duele que le amenazara, el pobre chico no tenía culpa de nada, la sigue sin tener, es simplemente lo que siente y... no puede hacer nada por cambiarlo, no puede... no sé, arrancarse el corazón para dejar de quererla y parece que está demasiado dolido solo por el hecho de recordar que ella y él no tienen ya nada, parece que ni siquiera amistad, porque ni se hablan.
Aparto mi mirada de su pulsera y la alzo hasta chocar con la suya, quien me mira confundido porque le esté observando de esta manera, pero antes de que pueda decir nada él se percata de lo que veo y su mirada viaja a su muñeca. Mira la pulsera con dolor, sabiendo que es posiblemente lo único que le recuerda que en algún momento ellos tuvieron algo real y no fue simplemente algo que él inventó en su imaginación.
Suspira con la respiración entrecortada antes de mover el nudo corredizo de su pulsera y sacarla de su muñeca. Puedo notar como está al borde del llanto, pero simplemente no deja caer ni media lágrima. La coge en la mano y me la tiende, algo confuso la cojo, al tiempo que él suspira.
--¿Por qué me la das?-pregunto extrañado-Puedes tenerla, me da igual, sé que es importante para ti, ella tiene la otra parte.
Sacude la cabeza en una negativa, con una sonrisa en la cara llena de dolor antes de responderme.
--Antes estábamos juntos, ella me complementaba y yo pensé que la complementaba, eramos uno, pero ahora estamos separados y no tenemos nada. No debería guardar algo que me recuerda que soy la mitad de nada.
>>Tú ganas, ella es tuya y yo nunca podré tan siquiera conseguir que me ame la mitad de lo que te ama a ti.
--Seguro que sí-susurro pasando mi mano por su pelo con lentitud-seguro que sí...
Apenas caigo dormido, oigo que suena mi teléfono móvil, haciendo que me levante sobresaltado y por lo tanto que Marta se queje, ya que estaba acomodada encima de mí y ahora gruñe malhumorada, dándose media vuelta en la cama y acurrucándose con apenas una sábana rodeando su cuerpo.
Cojo mi móvil, que sigue y sigue sonando, no sé quién podrá ser a las tres de la mañana.
--¿Si?-pregunto dejando caer mi cabeza en la almohada, con los ojos cerrados por el sueño y luchando por no quedar dormido.
--¿Harold?-oigo que pregunta una voz femenina y muy conocida para mí-¿Ocurre algo malo?
--¿Tía Martha?-pregunto extrañado restregando uno de mis ojos-No, nada va mal, ¿por qué me llamas a estas horas?
--Es que perdí mi teléfono y estuve buscándolo por meses, lo acabo de encontrar y he visto un montón de llamadas tuyas, por eso me he preocupado, pero como tu padre no me ha dicho nada, supuse que era algo sobre ti, personal-explica tranquilamente.
--No, yo no te he llamado-respondo confundido.
--Que sí, lo pone aquí, unas veinte llamadas y varios mensajes preguntándome dónde estoy y por qué no te contesto.
En ese momento una bombilla imaginaria se enciende sobre mi cabeza y me levanto de golpe quedado sentado en la cama y mirando con los ojos como platos a la pared de enfrente.
--No... no era nada, tranquila, no te preocupes tía, era una bobada-me trato de explicar nervioso y saliendo de entre las sábanas con algo de torpeza-A ver cuando quedamos y nos vemos ¿vale?
--Claro pequeño, cuando quieras-responde ella feliz-Ahora me vuelvo a dormir, que tu tío Steve está ya refunfuñando-dice divertida.
--Vale tía, descansa, buenas noches-digo poniéndome mis calzoncillos, los cuales andaban por el suelo al haber sido quitados con velocidad y necesidad.
--Buenas noches, Harold.
Cuelgo el teléfono y lo lanzo a la cama antes de lanzarme a por unos vaqueros y enfundarme en ellos a una velocidad de vértigo, al igual que hago con una camiseta.
Mierda, mierda, mierda. El tal Andrew o como quiera llamarse no tuvo nada que ver con las llamadas que no llegaron a Marta, fui yo el que se equivocó de número y en vez de llamarla a ella llamé a mi tía Martha, la cual vive en Canadá y pierde su teléfono con facilidad, bueno, su teléfono, los zapatos, las gafas, el gato, una vez perdió hasta la televisión y que nadie me pregunte como perdió algo tan grande porque realmente no sé cómo lo hizo, pero así fue, en resumidas cuentas, amenacé y estampé contra un árbol a un chico que no tenía culpa de nada y ahora me siento culpable, por lo que necesito ir a disculparme, aunque sean las tres de la mañana, más vale tarde que nunca.
Cojo las llaves del coche de la mesilla y las meto en el bolsillo de mis vaqueros al igual que hago con mi móvil.
--¿Qué pasa?-murmura Marta malhumorada.
--¿Sabes dónde vive tu amigo Andrew o como se llame?-pregunto dando un rodeo a la cama para quedarme frente a ella.
Ella abre los ojos como platos ante esa pregunta y se levanta de la cama, rodeando su cuerpo con una sábana y dejando sus pies tocando la moqueta, justo enfrente de mí. Me mira extrañada, inspeccionándome con la mirada antes de agachar la cabeza. Pasa su mano derecha por su pelo, colocándolo y con la izquierda sujeta la sábana antes de soltar un suspiro pesado y algo triste.
--Hey, ¿qué ocurre?-pregunto clavando una de mis rodillas en el suelo para quedar a una altura en la que pueda ver claramente sus ojos pese a la oscuridad de la habitación-¿Ya nos sois amigos? ¿Acaso te ha hecho daño?-pregunto molesto, ya que si la ha hecho cualquier clase de daño mando a tomar por culo mis buenas intenciones de disculpa y le meto un puñetazo.
--No, no me ha hecho... daño-responde ella-solo que ya... no hablamos tanto, solo eso.
--¿Habéis dejado de ser amigos?-pregunto confundido, ya que parecían llevarse muy bien.
--No, seguimos siendo amigos... o algo así-murmura.
--Marta, ¿me quieres decir qué ha pasado entre vosotros dos?-pregunto acariciando su mandíbula y haciendo que me mire a los ojos-¿Acaso...os habéis liado?-pregunto asustado.
--¡No!-exclama molesta-¡Por supuesto que no! ¡Oh, Harry!-gruñe algo enfadada levantándose de la cama y alejándose de mí-¿¡Cómo puedes pensar tal cosa?!-exclama cabreada.
--No lo sé-respondo confundido por su actitud-¿Entonces qué ocurre?-pregunto levantándome del suelo.
--Pues que ya no somos tan amigos y punto ¿vale?-dice sin más, aún con tono molesto.
Me acerco a ella hasta que mi pecho encaja en su pequeña espalda y dejo un beso en su hombro con cuidado, esperando a que se tranquilice del berrinche que ella sola se ha cogido, cosa que hace pasados unos segundos, suspirando y apoyando su cabeza en mi hombro con cuidado.
--¿Para qué quieres saber donde vive?-pregunta con voz pausada.
--Necesito disculparme con él-admito.
Ella se da media vuelta y me mira con lo ojos muy abiertos casi sin poder creerse que haya dicho tal cosa, aunque sea la verdad.
--¿Tú? ¿Disculparte? ¿Con él?-pregunta sorprendida-¿Por qué?
--Recuerdas cuando... bueno, cuando estaba mal, con el bajón y te llamé para ver cómo estabas y no me lo cogiste y cuando por fin te encontré estabas con él y te dije que te llamé, pero tú decías que no, y yo decía que era su culpa, y antes de eso pues le... zarandeé un poco, ¿lo recuerdas?
--Sí claro, ¿cómo olvidar tal espectáculo?-dice rodando los ojos.
--Pues en realidad... él no hizo nada, no fue su culpa y por eso... me quiero disculpar con él-admito en voz baja.
Ella me mira sorprendida, pero acto seguido sus ojos parecen tiernos y me abraza con fuerza, escondiendo su cara en mi cuello y dejando un pequeño beso que hace que me recorra un escalofrío.
Se separa de mí y camina hacia su bolso, del cual saca una pequeña agenda, se sienta en la cama y empieza a pasar hojas hasta que se detiene en una en concreto.
--Vive en la calle Carlton Avenue West-me informa-está en el barrio de Harrow, número 10, es una vivienda unifamiliar-dice mirándome sonriente-¿Quieres que te acompañe?-pregunta cerrando la agenda y dejándola en su sitio de nuevo.
--Tranquila, estaré de vuelta en poco más de una hora-digo antes de besar su mejillas-duerme mientras tanto-digo sonriente.
Ella me responde a la sonrisa antes de acurrucarse en la cama y mirarme desde ahí divertida.
--Aquí te espero-dice con una sonrisa pícara.
Yo suelto una pequeña carcajada antes de salir del cuarto. Bajo los escalones de dos en dos, olvidando por completo que Louis está aquí, ya que oigo el chirrido de una puerta abrirse y cómo aparece Lou medio zombie quejándose.
--¿Qué son esos ruidos?-pregunta adormilado.
--Ve a dormir, Tomlinson-respondo encaminándome a la puerta.
--¿A dónde vas?-pregunta algo más despierto.
--A comprar tabaco-digo divertido.
--Primero, ¿va a ser como cuando un padre de familia dice que va a comprar tabaco y luego no vuelve? y segundo; tú no fumas-dice divertido.
--Oh, vete a reposar el culazo que tienes y punto-digo riendo entre dientes abriendo la puerta de salida.
--¿Qué problema tendrá con mi culo? ¡Si es perfecto!-le oigo murmurar antes de cerrar la puerta.
Cojo el coche y salgo en la dirección que ha dicho Marta, repitiéndome a mí mismo la dirección que es para no olvidarla y tener que llamarla, con riesgo de despertarla.
Creo que esto se debe de pensar con más detenimiento, ¿qué pasa si vive con alguien? ¿si no está en casa? aunque claro, ¿dónde va a estar a estas horas? Supongo que estudiará en la universidad, por la edad digo, o quizás trabaje, aunque pensemos en que estará en casa y no se molestará porque le despierte para pedirle perdón. Quizás suene de locos lo que estoy haciendo, pero me siento culpable, ya que al fin y al cabo apenas rozó a Marta y yo casi lo mato contra un árbol y desde ese momento no me he disculpado, y ¿cuánto ha pasado de eso? ¿dos meses? ¿tres? oh Dios, ahora me siento mal por el pobre chico, en el fondo era inocente y yo lo traté horrible, aunque sé que desea a Marta, pero de igual manera no interfiere en nuestra relación, es más, ya ni le veo por nuestro barrio, cosa que agradezco.
Apenas media hora después ya estoy en frente de la casa que me ha dicho Marta, es bastante grande para vivir alguien solo, y más alguien joven que esté estudiando.
Me bajo del coche y con velocidad me acerco a la puerta, a la cual llamo con el puño cerrado, esperando que eso sea suficiente para que lo oiga, cosa que así es, ya que la puerta se abre y aparece el tal Andrew; con el pelo desordenado y rascándose la cabeza, los ojos a medio abrir y un pijama bastante infantil para su edad.
--Mira, si me vas a amenazar espérate a mañana por la mañana ¿vale? si quieres hasta te dejo dormir aquí hasta que lleguen las... no sé, ¿las once te parece una buena idea para que me quieras amenazar?-pregunta como si tal cosa.
--No vengo a eso-digo muy seguro-Solo... quería pedirte disculpas.
Eso hace que el chaval abra los ojos de golpe sorprendido y me mire extrañado, de arriba abajo, como si no creyera lo que le digo.
--¿Eres un extraterrestre con el cuerpo de Harry o algo así?-pregunta pellizcando mi mejilla, esperando a que mi piel se despegue y aparezca un alien, seguro con lo rarito que espera algo así.
--No, soy yo, y solo he venido para eso. Lo siento, no debí empujarte ni insultarte, ni amenazarte ni...
--Insinuar que cogí el móvil de Marta y borré tus llamadas y mensajes-confirma él, riendo por lo bajo.
--Sí, por eso también-admito en un suspiro-Bueno, solo eso-añado.
--Bien-dice él sin más.
--¿Entonces no más peleas, ni discusiones? ¿Hacemos... una tregua?-pregunto extendiendo mi mano.
--Tregua-responde estrechando mi mano-Pero en cuanto Marta y tú rompáis, adiós pacto-dice divertido.
--En ese caso te dejaría encerrado en algún lugar-digo divertido.
--Touché -responde siguiendo mi alegre humor-¿Quieres pasar o... te quedas en la entrada, te vas o... lo que suelas hacer a las casi cuatro de la madrugada en la casa de un chico al que has amenazado recientemente?-pregunta metiéndose en casa, dejando la puerta abierta para que yo pase si es lo que quiero.
Miro algo desconfiado la entrada, me giro hacia atrás viendo la calle vacía y simplemente entro a la casa de este chico desconocido, cerrando la puerta tras de mí.
Entro en el hall de una casa que parece bastante cara, demasiado para que la pague solo una persona.
Parece que se le ha comido la casa, ya que no le veo por ninguna parte, cosa que me obliga a explorar la casa, buscándole, ya que no sé dónde puede haberse metido, y si me ha ofrecido pasar sería porque quería hablar conmigo ¿no?
--¿Andrew?-pregunto extrañado entrando en lo que parece que es la cocina.
--¡BU!-exclama alguien poniendo sus manos sobre mis hombros.
Pego un grito asustado antes de darme media vuelta de un brinco y chocar mi espalda contra un armario, pero no me quejo por eso, ya que solo miro asustado a mi atacante, para ver al moreno reírse.
--¿Te he asustado?-pregunta con una ceja alzada.
--¿¡Pero qué clase de problema mental tienes?!-exclamo enfadado.
¿Qué chico, mayor de edad (bastante mayor de edad, yo le pongo la edad de Louis), se esconde en su propia casa para asustar a un chico que apenas conoce? Este chico no es normal, quizás esté pirado como una chota o está loco, así simplificando, porque no es muy normal que haga esas cosas, al menos a mí no me lo parece.
--No tengo ningún problema mental-responde frunciendo la nariz extrañado-Solo quería gastarte una broma-añade con diversión.
--Tú... tú estás completamente chiflado-digo mirándole alucinado.
--Quizás, pero las mejores personas lo están, que no se te olvide-dice sonriente-Venga, no me guardes rencor y no grites más si no quieres despertar a La Bestia-dice caminando fuera de la cocina.
Salgo tras él, preguntándome en qué estoy realmente haciendo, ya que ahora que me siento más despierto empiezo a darme cuenta de que esto es de idiotas, pero supongo que cuando lo decidí me sentía más culpable, y estaba más dormido, por lo que ahora no hay vuelta atrás y solo me queda charlar con este chico, esperando que no esté como una cabra realmente.
Le sigo hasta una sala de estar en la que hay una televisión de plasma bastante grande y dos sofás de color negro, acorde con la casa de estilo moderno. Él se sienta con las piernas cruzadas, como un niño pequeño, básicamente, en el sofá y me mira sonriente desde allí, esperando a que me siente con él, cosa que hago algo extrañado por su extraña forma de ser.
--Bueno...-dice tratando de sacar un tema de conversación.
--Bueno...-respondo sin saber qué decir, echando un vistazo al salón en el que me encuentro-¿Quién es La Bestia?-pregunto recordando sus anteriores palabras.
--Oh-dice con algo de sorpresa, antes de sonreír con diversión-Es mi compañero de piso, es un gruñón, odia que lo despierten, así que mejor que no grites como una chica otra vez-dice riendo entre dientes.
Ruedo los ojos ante su pequeño insulto y de nuevo mi vista gira entorno a la habitación. Aunque sean dos los que viven aquí, sigue siendo demasiado dinero para mantener la casa, por lo que me veo obligado a preguntar.
--¿Estudias?-pregunto mirándole con algo de recelo, ya que no veo a alguien tan cabeza hueca estudiando.
--Primer año en Periodismo-dice orgulloso-también trabajo-añade-Hago fotos para algunas revistas, para pagar mi parte de alquiler, ya sabes... O bueno, quizás no sabes-dice divertido.
--También tengo que pagar mi casa-digo muy seguro.
--Pero yo no gano en un día lo que muchos tardan toda una vida-responde con humor.
Este chico es de lo que no hay, ¿no ha dicho que una tregua? ¿Por qué me está forzando a que lo mande a la mierda? Arg, juro que me desespera, pero profundamente, y mucho más su actitud de niño de cinco años, por Dios, si está en la universidad debe de tener diecinueve al menos, no es que yo sea muy maduro, pero... él podría no ser tan infantil, digo yo.
--¿Sabe Marta que estás aquí?-pregunta esta vez él.
--Sí-respondo simplemente-Ella me dio la dirección-añado sin más.
--Sabes que ya no me habla ¿verdad?
Abro los ojos de par en par ante esa afirmación, mirándole con asombro, pero asombro es el que muestra él en su cara, al mismo tiempo que algo de extrañeza y confusión.
--¿Ella no te habla?-pregunto sorprendido.
--No, al menos desde hace... como dos meses-responde extrañado-¿No te lo ha contado?
--¿Contar el qué?-pregunto confundido.
--Oh, nada, da lo mismo-dice en voz baja, apartando su mirada de mí y mirando hacia cualquier parte.
--No la harías daño ¿verdad?-pregunto molesto.
--¿Yo? ¿Daño? ¿A ella?-pregunta alucinado-¿Tú te pinchas Nutella?-pregunta como si estuviera loco-Antes de hacerla daño me lo hago a mí mismo-dice muy seguro.
--¿Entonces?-pregunto ya curioso por saber qué es lo que pasó entre ellos.
--Eh... bueno, eh...-dice algo nervioso, podría jurar que se está poniendo colorado-Yo... la dije que bueno, que la quería y ella.... me... mandó un poco a la mierda-dice sonando divertido-Supongo que te quiere demasiado-comenta algo molesto.
Me quedo mirándole sorprendido, ya que apenas me creo que él... bueno, sabía que él la quería, pero no que fuera capaz de decírselo y mucho menos de suponer que me dejaría por él, no es que sea feo, pero... bueno, antes que él estoy yo, al menos eso parece y espero que dure durante mucho tiempo.
Él me sonríe divertido por la cara que debo de estar poniendo antes de simplemente echar su cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo del sofá y mirando al techo con algo de frustración. Entonces caigo en su muñeca izquierda; lleva una pulsera, pero no una pulsera cualquiera, no, es una pulsera que yo había visto antes, es... es igual a la que tiene Marta, solo que la de ella es rosa y la de él, azul. Es algo muy simple, una cuerdecita azul atada con un nudo corredizo y de ella colgando lo que parece una pieza de puzzle, también de color azul, solo que algo más oscuro, la cual supongo que complementa a la que tiene Marta.
Ahora me... duele que le amenazara, el pobre chico no tenía culpa de nada, la sigue sin tener, es simplemente lo que siente y... no puede hacer nada por cambiarlo, no puede... no sé, arrancarse el corazón para dejar de quererla y parece que está demasiado dolido solo por el hecho de recordar que ella y él no tienen ya nada, parece que ni siquiera amistad, porque ni se hablan.
Aparto mi mirada de su pulsera y la alzo hasta chocar con la suya, quien me mira confundido porque le esté observando de esta manera, pero antes de que pueda decir nada él se percata de lo que veo y su mirada viaja a su muñeca. Mira la pulsera con dolor, sabiendo que es posiblemente lo único que le recuerda que en algún momento ellos tuvieron algo real y no fue simplemente algo que él inventó en su imaginación.
Suspira con la respiración entrecortada antes de mover el nudo corredizo de su pulsera y sacarla de su muñeca. Puedo notar como está al borde del llanto, pero simplemente no deja caer ni media lágrima. La coge en la mano y me la tiende, algo confuso la cojo, al tiempo que él suspira.
--¿Por qué me la das?-pregunto extrañado-Puedes tenerla, me da igual, sé que es importante para ti, ella tiene la otra parte.
Sacude la cabeza en una negativa, con una sonrisa en la cara llena de dolor antes de responderme.
--Antes estábamos juntos, ella me complementaba y yo pensé que la complementaba, eramos uno, pero ahora estamos separados y no tenemos nada. No debería guardar algo que me recuerda que soy la mitad de nada.
>>Tú ganas, ella es tuya y yo nunca podré tan siquiera conseguir que me ame la mitad de lo que te ama a ti.
Narra Zayn.
Una patada en mi estómago hace que me queje despertándome de mi tranquilo sueño. Trato de ignorarlo, pero es entonces cuando oigo pequeños gritos ahogados en lágrimas, hacía mucho que no los oía y tenerlos de vuelta hace que abra los ojos de golpe alarmado y me quede sentado en la cama, viendo como Mary llora desconsolada en sueños, dando patadas a todo lo que está en su camino; es decir, a mí, pero eso realmente no me importa, lo que me importa es que está sufriendo y no sé cómo remediarlo.
--María-la llamo tratando de frenar sus golpes con mis manos, pero eso solo agrava su llanto-¡María!-exclamo asustado, sacudiéndola ligeramente para que despierte.
Parece despertar, pero eso no ayuda, ya que las luces están apagadas y no me ve, no ve quién la toca, no ve que soy yo quien la está tocando y eso hace que ya no pueda distinguir realmente sus sueños de la realidad y con ello que se asuste más aún.
--¡NO! ¡DÉJAME!-me suplica sacudiéndose.
--¡MARÍA! ¡SOY YO!-respondo alzando la voz y tratando de tenerla entre mis brazos para que se dé cuenta de que soy yo y no el terror de sus sueños, pero ella tan solo se revuelve entre mis brazos y da golpes contra todo, llorando y gritando como si realmente la estuviera haciendo daño.
--¡Por favor!-me suplica-¡Ayuda! ¡Zayn! ¡Zayn!-grita mi nombre asustada, esperando que la salve de mí mismo.
Trato de salir de la cama, sintiendo como me golpea sin querer solo por tratar de huir, hasta que doy con la lamparita de noche que hay en mi cómoda, iluminando algo la estancia y que pueda ver algo de sangre en la sábana. Alarmado miro sin tocarla si es que se ha hecho daño al golpear todo lo que pillaba, pero entonces caigo en que es un arañazo que me ha hecho en el pecho, extrañamente profundo para haberse hecho solo con uñas.
Ella tan solo se acurruca en la cama, entre las sábanas, murmurando mi nombre aún entre lágrimas.
--Mary-susurro pasando mi mano izquierda por su pelo-Tranquila, no pasa nada, estoy aquí. Soy yo, Zayn...-digo con voz pausada para que no se altere más.
--Zayn-susurra ella con la respiración cortada, aún sin mirarme, tan solo tumbada en la cama-Zayn...
--Sí mi vida, soy yo-susurro acercándome a ella con cautela-Solo fue una pesadilla, tranquila, no pasa nada, ya pasó todo...
Ella gimotea antes de levantarse lentamente y mirarme a los ojos, increíblemente llenos de lágrimas, con su pecho subiendo y bajando con dificultad por su llantina, antes de acercarse a mí, apoyando su cara en mi pecho arañado. Respira a trompicones, con su mejilla apoyada en mi pecho y su mano derecha apoyada al lado de su húmeda carita de ángel, tratando de calmarse. Paso mi mano derecha por su pelo, desenredándolo lentamente mientras que con la izquierda rodeo su cuerpo con dulzura.
--Lo siento-susurra con voz ahogada.
--No te disculpes, no es tu culpa-digo antes de posar mis labios en su cabeza-es normal que de vez en cuando te sigan viniendo pesadillas, fue algo grave, cariño...
--Esta vez fue distinto-murmura poco convencida y algo confusa-no fue... como mis pesadillas de siempre...
--¿Entonces qué pasaba?-pregunto extrañado.
Esos gritos, esas lágrimas, las patadas, que me llame... siempre han sido porque el mismo sueño repetitivo de Jason forzándola, por lo que me resulta raro que pueda soñar por algo que la hace sufrir tanto como ese imbécil dañándola. Solo de pensar que la tocó me sube la ira desde el estómago a la boca, pero me la trago para no tener que ir a matar a nadie a las... cuatro o cinco de la mañana que deben de ser.
--Era...yo... estaba... estaba con Alejandra-admite confundida, tratando de recrear su sueño-y... Jason nos hacía daño, a las dos y... ella perdía el bebé y...-noto como comienza a temblar al tiempo que su voz se quiebra.
--Ya, da igual, olvídalo, ella está bien, no te preocupes.
--¿Y cómo lo sabes?-pregunta clavando sus azulados ojos en los míos.
--Solo lo sé, confío en que estará bien y de vuelta con nosotros en muy poco tiempo, ya lo verás-digo antes de besar su cabeza con cuidado.
El silencio se hace entre nosotros, ella acomodada en mi pecho mientras yo estoy sentado, cogiéndola como puedo, con la lamparita de noche aún encendida y sin hacer realmente nada, tan solo pensamos, o al menos yo pienso.
Pienso en dónde podrá estar ella, en si se encontrará bien tal y como la he dicho a Mary, en si Matt estará también bien y en cómo debe de estar Liam sintiéndose, ya que yo no sé que haría si María se fuera de mi lado, o peor, qué haría Louis conmigo por lo que le hubiera pasado a ella. En realidad sentiría peor que la pasara algo a ella que el que me lo pasara a mí.
De pronto y sin ton ni son noto el cuerpo de Mary tensarse bajo mis brazos antes de separarme y mirarme con angustia, angustia que me contagia de inmediato.
--¿Qué va mal?-pregunto asustado.
--¿Y si es un sueño premonitorio?-pregunta con un hilo de voz-¿Y si es una señal y le está ocurriendo algo a Ale en este momento? ¿Y si pasa algo malo con el bebé?-pregunta llena de temor.
--No... no lo creo-respondo nervioso-Tranquilízate ¿vale? no va a pasar nada malo, seguro que ellos dos están bien, sanos y felices, esperando a volver en cualquier momento con nosotros.
--¿Y Liam?-pregunta asustada-¿Y si le está pasando algo malo a él?
--¿Por qué iba a pasarle algo malo a él?-pregunto confundido.
--Pues... pues no sé, quizás... quizás es algún tipo de señal, quizás le esté pasando algo a él y por eso sueño con Ale, porque eran como uña y carne y estaban relacionados.
--Deja de decir bobadas, Mary, vamos a dormir-digo con intenciones de apagar la luz.
Noto como ella se levanta de la cama, obligándome a mirarla y ver qué es lo que hace ahora. Lo único que hace es coger su móvil y parece que llamar a alguien.
--No lo coge-dice alarmada-Liam siempre lo coge.
--Estará durmiendo, es tarde-respondo tranquilo-Ven aquí y durmamos, mañana es la fiesta de fin de gira y hay que estar descansados-digo divertido.
--No Zayn, yo me voy a ver si Liam está bien-dice sin más mientras se enfunda en unos vaqueros con rapidez-Si tú quieres saber qué es de tu amigo puedes venir conmigo-dice seria colocándose una camiseta.
Me quedaría en la cama durmiendo de no ser porque es muy tarde, o muy temprano, depende de como lo veas, y no quiero que ella vaya sola por la calle, cuando apenas está amaneciendo y no se sabe qué o quién puede estar en la vuelta de la esquina, por lo que, refunfuñando, salgo de la cama. Sin ni siquiera mirar con los ojos completamente abiertos me pongo unos pantalones y una camiseta cualquieras, me pongo unas deportivas y camino desperezándome mientras camino por la casa, siguiendo a María, quién camina bastante más rápido que yo.
--Vamos, vamos-me dice nerviosa bajando las escaleras de dos en dos-¿Por qué no estás preocupado por él?
--Porque seguro que no le pasa nada y son las cinco de la mañana-digo quejica.
Ella resopla saliendo de casa, ¿desde cuándo le importa tanto Liam? ni que fueran amigos del alma o lo que sea, no es que me moleste, pero... ¿Por qué se preocupa tanto? Solo es un sueño, una pesadilla, que la ha desvelado, aunque supongo que por ella se hace cualquier cosa, hasta irse de madrugada a levantar a Payne de la cama por una corazonada.
Me subo al coche restregando mis ojos para despabilarme y nos ponemos en marcha a casa de Liam. María parlotea todo el camino sobre lo mal amigo que soy por no preocuparme y no sé qué más, hasta que llegamos allí. Ella sale corriendo y llama al timbre como veinte veces seguidas, acto seguido golpea la puerta varias veces, mientras yo la observo desde el asiento del coche, luchando por no quedarme sopa y vigilar que María esté bien, pero parece que no lo está, ya que está de los nervios al no abrirla nadie en casa, cosa realmente extraña, ya que puede que el teléfono no lo oiga, pero esos golpes... difícil lo veo.
Cojo el móvil y lo llamo ya con algo de preocupación mientras oigo a Mary llamar unas cincuenta veces más al telefonillo; se lo va a fundir.
Da un toque, da dos, da tres, da cuatro, da cinco, da seis y así hasta que me salta el buzón de voz, por lo que no me ha colgado, pero tampoco me lo ha cogido, cosa que indica que puede estar ocupado, ¿pero qué, dónde y con quién estará haciendo a estas horas?
--María-la llamo tratando de frenar sus golpes con mis manos, pero eso solo agrava su llanto-¡María!-exclamo asustado, sacudiéndola ligeramente para que despierte.
Parece despertar, pero eso no ayuda, ya que las luces están apagadas y no me ve, no ve quién la toca, no ve que soy yo quien la está tocando y eso hace que ya no pueda distinguir realmente sus sueños de la realidad y con ello que se asuste más aún.
--¡NO! ¡DÉJAME!-me suplica sacudiéndose.
--¡MARÍA! ¡SOY YO!-respondo alzando la voz y tratando de tenerla entre mis brazos para que se dé cuenta de que soy yo y no el terror de sus sueños, pero ella tan solo se revuelve entre mis brazos y da golpes contra todo, llorando y gritando como si realmente la estuviera haciendo daño.
--¡Por favor!-me suplica-¡Ayuda! ¡Zayn! ¡Zayn!-grita mi nombre asustada, esperando que la salve de mí mismo.
Trato de salir de la cama, sintiendo como me golpea sin querer solo por tratar de huir, hasta que doy con la lamparita de noche que hay en mi cómoda, iluminando algo la estancia y que pueda ver algo de sangre en la sábana. Alarmado miro sin tocarla si es que se ha hecho daño al golpear todo lo que pillaba, pero entonces caigo en que es un arañazo que me ha hecho en el pecho, extrañamente profundo para haberse hecho solo con uñas.
Ella tan solo se acurruca en la cama, entre las sábanas, murmurando mi nombre aún entre lágrimas.
--Mary-susurro pasando mi mano izquierda por su pelo-Tranquila, no pasa nada, estoy aquí. Soy yo, Zayn...-digo con voz pausada para que no se altere más.
--Zayn-susurra ella con la respiración cortada, aún sin mirarme, tan solo tumbada en la cama-Zayn...
--Sí mi vida, soy yo-susurro acercándome a ella con cautela-Solo fue una pesadilla, tranquila, no pasa nada, ya pasó todo...
Ella gimotea antes de levantarse lentamente y mirarme a los ojos, increíblemente llenos de lágrimas, con su pecho subiendo y bajando con dificultad por su llantina, antes de acercarse a mí, apoyando su cara en mi pecho arañado. Respira a trompicones, con su mejilla apoyada en mi pecho y su mano derecha apoyada al lado de su húmeda carita de ángel, tratando de calmarse. Paso mi mano derecha por su pelo, desenredándolo lentamente mientras que con la izquierda rodeo su cuerpo con dulzura.
--Lo siento-susurra con voz ahogada.
--No te disculpes, no es tu culpa-digo antes de posar mis labios en su cabeza-es normal que de vez en cuando te sigan viniendo pesadillas, fue algo grave, cariño...
--Esta vez fue distinto-murmura poco convencida y algo confusa-no fue... como mis pesadillas de siempre...
--¿Entonces qué pasaba?-pregunto extrañado.
Esos gritos, esas lágrimas, las patadas, que me llame... siempre han sido porque el mismo sueño repetitivo de Jason forzándola, por lo que me resulta raro que pueda soñar por algo que la hace sufrir tanto como ese imbécil dañándola. Solo de pensar que la tocó me sube la ira desde el estómago a la boca, pero me la trago para no tener que ir a matar a nadie a las... cuatro o cinco de la mañana que deben de ser.
--Era...yo... estaba... estaba con Alejandra-admite confundida, tratando de recrear su sueño-y... Jason nos hacía daño, a las dos y... ella perdía el bebé y...-noto como comienza a temblar al tiempo que su voz se quiebra.
--Ya, da igual, olvídalo, ella está bien, no te preocupes.
--¿Y cómo lo sabes?-pregunta clavando sus azulados ojos en los míos.
--Solo lo sé, confío en que estará bien y de vuelta con nosotros en muy poco tiempo, ya lo verás-digo antes de besar su cabeza con cuidado.
El silencio se hace entre nosotros, ella acomodada en mi pecho mientras yo estoy sentado, cogiéndola como puedo, con la lamparita de noche aún encendida y sin hacer realmente nada, tan solo pensamos, o al menos yo pienso.
Pienso en dónde podrá estar ella, en si se encontrará bien tal y como la he dicho a Mary, en si Matt estará también bien y en cómo debe de estar Liam sintiéndose, ya que yo no sé que haría si María se fuera de mi lado, o peor, qué haría Louis conmigo por lo que le hubiera pasado a ella. En realidad sentiría peor que la pasara algo a ella que el que me lo pasara a mí.
De pronto y sin ton ni son noto el cuerpo de Mary tensarse bajo mis brazos antes de separarme y mirarme con angustia, angustia que me contagia de inmediato.
--¿Qué va mal?-pregunto asustado.
--¿Y si es un sueño premonitorio?-pregunta con un hilo de voz-¿Y si es una señal y le está ocurriendo algo a Ale en este momento? ¿Y si pasa algo malo con el bebé?-pregunta llena de temor.
--No... no lo creo-respondo nervioso-Tranquilízate ¿vale? no va a pasar nada malo, seguro que ellos dos están bien, sanos y felices, esperando a volver en cualquier momento con nosotros.
--¿Y Liam?-pregunta asustada-¿Y si le está pasando algo malo a él?
--¿Por qué iba a pasarle algo malo a él?-pregunto confundido.
--Pues... pues no sé, quizás... quizás es algún tipo de señal, quizás le esté pasando algo a él y por eso sueño con Ale, porque eran como uña y carne y estaban relacionados.
--Deja de decir bobadas, Mary, vamos a dormir-digo con intenciones de apagar la luz.
Noto como ella se levanta de la cama, obligándome a mirarla y ver qué es lo que hace ahora. Lo único que hace es coger su móvil y parece que llamar a alguien.
--No lo coge-dice alarmada-Liam siempre lo coge.
--Estará durmiendo, es tarde-respondo tranquilo-Ven aquí y durmamos, mañana es la fiesta de fin de gira y hay que estar descansados-digo divertido.
--No Zayn, yo me voy a ver si Liam está bien-dice sin más mientras se enfunda en unos vaqueros con rapidez-Si tú quieres saber qué es de tu amigo puedes venir conmigo-dice seria colocándose una camiseta.
Me quedaría en la cama durmiendo de no ser porque es muy tarde, o muy temprano, depende de como lo veas, y no quiero que ella vaya sola por la calle, cuando apenas está amaneciendo y no se sabe qué o quién puede estar en la vuelta de la esquina, por lo que, refunfuñando, salgo de la cama. Sin ni siquiera mirar con los ojos completamente abiertos me pongo unos pantalones y una camiseta cualquieras, me pongo unas deportivas y camino desperezándome mientras camino por la casa, siguiendo a María, quién camina bastante más rápido que yo.
--Vamos, vamos-me dice nerviosa bajando las escaleras de dos en dos-¿Por qué no estás preocupado por él?
--Porque seguro que no le pasa nada y son las cinco de la mañana-digo quejica.
Ella resopla saliendo de casa, ¿desde cuándo le importa tanto Liam? ni que fueran amigos del alma o lo que sea, no es que me moleste, pero... ¿Por qué se preocupa tanto? Solo es un sueño, una pesadilla, que la ha desvelado, aunque supongo que por ella se hace cualquier cosa, hasta irse de madrugada a levantar a Payne de la cama por una corazonada.
Me subo al coche restregando mis ojos para despabilarme y nos ponemos en marcha a casa de Liam. María parlotea todo el camino sobre lo mal amigo que soy por no preocuparme y no sé qué más, hasta que llegamos allí. Ella sale corriendo y llama al timbre como veinte veces seguidas, acto seguido golpea la puerta varias veces, mientras yo la observo desde el asiento del coche, luchando por no quedarme sopa y vigilar que María esté bien, pero parece que no lo está, ya que está de los nervios al no abrirla nadie en casa, cosa realmente extraña, ya que puede que el teléfono no lo oiga, pero esos golpes... difícil lo veo.
Cojo el móvil y lo llamo ya con algo de preocupación mientras oigo a Mary llamar unas cincuenta veces más al telefonillo; se lo va a fundir.
Da un toque, da dos, da tres, da cuatro, da cinco, da seis y así hasta que me salta el buzón de voz, por lo que no me ha colgado, pero tampoco me lo ha cogido, cosa que indica que puede estar ocupado, ¿pero qué, dónde y con quién estará haciendo a estas horas?